Por Cohen Gary Reckart
I. Salvación
Hebreo=Yesha; ser hecho libre o seguro, ser rescatado en el sentido de ser liberado de la destrucción, maldad, daño, o eterna condenación.
Griego=Sozo; estar protegido bajo divina seguridad, en el sentido de exención de la futura ira de Dios sobre pecadores e impíos.
#1. La salvación es a través de Jesús solamente (Juan 8:24, Hechos 2:21).
#2. La salvación añade a una persona en la Iglesia del Nuevo Testamento (Hechos 2:47).
#3. La salvación es por gracia por medio de la fe (Efesios 2:8, Hechos 2:38). No es por las obras de la Ley (Gá. 2:16).
#4. La salvación es un sello de invisible protección que marca la exención de su alma del lago de fuego, el cual es la futura ira venidera de Dios (Ro. 5:9, Ef. 1:13).
#5. La salvación es la presente promesa de una futura recompensa eterna (Ap. 21:24).
#6. La salvación es el acto inicial de la redención, llamando al creyente a una nueva vida de santificación y santidad para cumplir la gracia y propósito de Dios (Ro. 10:9, 2 Ti. 1:9).
#7. El plan de salvación que es por gracia por medio de la fe para todas las naciones, se encuentra en Hechos 2:38.
II. Algunos consejos
¡Alabe al Señor! Usted cree que Jesús murió por sus pecados en el Calvario, fue sepultado, y resucitó por el dominio todopoderoso de Dios. Después que oyó el Evangelio de salvación fue remordido en su corazón y se arrepintió de su rechazo a Jesús y de su vida de pecado. En una profesión de su fe y deseante de la gracia de Dios, fue bautizado en el maravilloso nombre de Jesús Mesías para el perdón o el lavamiento de sus pecados por la sangre de Jesús. En evidencia que se convirtió de su vida de pecado, Dios le dio como testimonio personal, el sello y bautismo del Espíritu Santo según Hechos 2:4. Usted ahora es un miembro fiel de la Iglesia que enseña el pleno Evangelio de salvación por gracia por medio de la fe según Hechos 2:38. ¡Bienvenido a la familia de Dios!
Usted ahora ha comenzado a vivir la más grande vida que alguna vez se pudiera vivir. Posee la garantía de que su nombre está inscrito en el cielo en el Libro de la Vida del Cordero. El santo Espíritu de Dios ahora habita en usted. Su cuerpo es ahora templo de la Divina Presencia. El diablo ha sido derrotado en su vida. Su pasado ha sido colocado bajo la sangre de Jesús por toda la eternidad. Está en pie ante el mundo y ante los santos ángeles de Dios sin condena. Ha recibido el perdón. Ha sido salvado de toda la futura ira de Dios que viene súbitamente sobre el impío en el juicio final. Dios ha hecho grandes cosas por usted e INCLUSO PUEDE SER MEJOR.
Su nueva mente de fe le asegurará futuras bendiciones sobre usted, su familia, sus amigos, y aquellos a quien ama. Se ha convertido en una nueva creación en Jesucristo. ¡Qué persona maravillosa y bella llegará a ser! Ha renunciado al reino de las tinieblas para ser trasladado por la sangre de Jesús al Reino de la Luz. Usted se convertirá en un Cristiano, no en palabra o en nombre, ¡sino en VIDA! Vivirá como Cristiano. Será el ejemplo de un Cristiano. Usted ha decidido tomar su cruz y sufrir cualquier prueba que venga en su camino, para seguir a Jesús. Se ha convertido en un hijo o una hija de Dios.
Ahora es tiempo de aprender las verdades de la Palabra de Dios para que así su fe permanezca fuerte. Necesita colocar tanto de la Palabra de Dios en su corazón como pueda, y así no pecará contra el Señor. Usted anhela crecer en su nueva vida de fe y así no quiere ser desencaminado por falsos maestros o por alguien que no esté predicando las correctas doctrinas de fe y prácticas del Nuevo Testamento. El Señor Jesús no quiere que un nuevo convertido sea engañado por el error o por falsas enseñanzas. Estos males iniciaron en el tiempo de vida de los Apóstoles y continúan hoy. Cada año alguien trata de convencer al mundo de sus errores y falsas doctrinas. Una regla de fe es, que si los Apóstoles no lo predicaron y no está registrado como una enseñanza específica en las escrituras del Nuevo Testamento, no lo crea.
Los nuevos convertidos y aquellos que son salvos, enfrentan grandes peligros para su fe en los primeros días y meses de su nueva vida. El diablo atacó a Jesús inmediatamente después de su bautismo y el diablo está justo allí después del bautismo y salvación de una persona, para hacerle renunciar o llevarla por el mal camino. Esa es la razón del por qué Jesús inspiró a los apóstoles y a otros cristianos primitivos a escribir el Nuevo Testamento. Cuando no sabemos sobre algo, nos volvemos a Jesús y a los apóstoles. Si no lo podemos hallar en el Nuevo Testamento no lo aceptamos. El Señor Jesús sabía que el diablo atacaría a los nuevos convertidos para engañarles si fuese posible (Mateo 24:24). Él sabía que falsos cristos y falsos profetas se levantarían e intentarían apartar a muchos llevándoles hacia la condenación engañándoles con mentiras, algunos usando milagros como si estos fueran alguna prueba de que ellos son válidos mensajeros de Dios. Estos guían a las multitudes para que sigan erróneas prácticas religiosas o para que crean o confíen en un falso evangelio para su salvación.
Ahora que usted es salvo los únicos peligros de perderse eternamente son: 1.) Caer y renunciar a su salvación y exención de estar protegido de la futura ira del juicio venidero de Dios; 2.) Ser engañado por sus propias falsas interpretaciones y teorías de fe y práctica contrarias a la fe original y práctica de los apóstoles; 3.) Ser llevado por mal camino siguiendo los ingeniosos estratagemas y falsas enseñanzas de alguien más en quien usted deposita su confianza pensando que está diciéndole la verdad pero que en realidad le está engañando.
Jesús conocía estas tres amenazas que enfrentarían los nuevos creyentes. Los apóstoles sabían de estas tres amenazas. Y estas tres áreas de peligros son advertidas a lo largo de las Escrituras del Nuevo Testamento. El Señor no quiere que usted vuelva a la vida de pecado y condenación eterna. Él no quiere que usted renuncie a la salvación de su futura ira sobre el pecador y el impío. Jesús le ama y quiere que continúe en su salvación de fe, andando por el camino hacia las puertas de la Nueva Jerusalén. Ese es el por qué, yo estoy escribiendo este estudio bíblico para usted. ¡Anhelo verle en el cielo!
Desde el día de su salvación en adelante, el Señor Jesús ha preparado el camino para que su vida sea llena con bendición, victoria, paz, poder, amor, gozo, y prosperidad financiera. Usted es un vaso de honra y un templo de bendición. Usted ahora está en Cristo Jesús. Ahora desea vivir una vida agradable para su Señor y Rey. Desea glorificarle en todo lo que hace de palabra y de hecho. Su salvación de fe le ha dado una nueva vida y con esta nueva vida quiere honrar al Señor y a su Iglesia.
Voy a escribirle algunos pensamientos y consejos básicos que le ayudarán a permanecer fuerte en su nueva fe. Si sigue mi consejo y amonestaciones, no fallará. Alcanzará el cielo. Escapará del lago de fuego. Estas grandes verdades Bíblicas no pueden ser ignoradas o rechazadas. La misma salvación de su alma depende de cómo usted estructure su vida de fe y lo que cree como el Evangelio. Tengo dieciocho consejos para hacer fuerte su fe, y su llamamiento y elección seguros.
III. Verdades Bíblicas Que Usted Necesita Conocer
1. La Biblia es la Palabra de Dios.
Fue escrita por hombres inspirados por Dios. No es simplemente un libro escrito por hombres, sino un libro escrito por hombres santos. La Biblia contiene las Escrituras que contienen la misma Palabra de Dios. Las palabras que Dios realmente ha hablado al hombre están registradas en estas páginas. Es a través de estas reales palabras habladas por Dios y a través de las palabras que Dios habló, que nosotros conocemos la mente y la voluntad de Dios para el mundo. Estas palabras fueron escritas en pergaminos y preservadas a través de los siglos hasta nosotros. Pueden haber sutiles variaciones en la redacción de estas antiguas palabras habladas por Dios, pero mientras el propósito de su palabra hablada permanezca en el texto, no estamos para argüir sobre cuales palabras son escogidas para expresar el propósito en los varios idiomas del mundo. Estos escritos se convirtieron en los libros de la Biblia. Los libros de la Biblia contienen la Escritura. La Escritura es enumerada en las versiones modernas para ayudar en referencia y estudio. Lo que está escrito en la Biblia es nuestra ÚNICA autoridad para la fe y la doctrina. Lo que debemos conocer sobre Dios y enseñar a otros sobre Dios, DEBE proceder de estas escrituras.
Si está en la Biblia, está allí porque Dios quiso que lo conociéramos, porque eso o algo similar puede aplicarse a usted, y por eso usted debe aceptarlas como las ÚNICAS Sagradas Escrituras presentes en el mundo. Todos los demás supuestos libros religiosos deben ser considerados profanos y no son dignos de ser comparados con la Biblia o ser usados igual a la Biblia. Por consiguiente, cualquier libro o escrito, cualquier decreto o tradición, cualquier ley de concilios o sínodos, y cualquier tradición de ancianos judíos, sabios, o rabinos, son totalmente rechazadas. Si debemos seguir al Dios de la Biblia, entonces debemos seguir a la Biblia de este Dios. Si la Biblia lo enseña, usted debe creerlo como fue interpretado por Jesús y los Apóstoles, y la Palabra de Dios debe estar sobre todas las demás opiniones, teorías, y enseñanzas de hombres.
El Señor quiere que todo creyente lea y estudie la Biblia. Memorice tanto de la escritura como le sea posible. Cada día usted necesita comer su porción diaria del pan de Dios. Por ser un nuevo convertido, no es necesario que usted se convierta en una autoridad en la doctrina y fe de la Iglesia. En cambio, lo que usted necesita es alcanzar una fe mayor en Dios, que viene por el leer y estudiar las Escrituras. Usted no está para probarle a alguien más que está errado o siguiendo un falso evangelio o religión. Usted está leyendo y aprendiendo para que así usted y su Dios se vuelvan lo mejores amigos a través de la Palabra. La Biblia le enseñará como venir ante Dios con acción de gracias y adoración. Ésta le enseñará a usted las riquezas ocultas que usted no conoce. El hombre interior tomará control sobre el hombre exterior, y en la medida que lo carnal muera el alma alcanzará un nuevo nivel en el Espíritu. Usted obtendrá sabiduría y entendimiento sobre sí mismo y sobre los demás. Usted será capaz de elegir lo bueno y lo santo y rechazar lo malo y lo profano. Ésta le dirá cómo comportarse y cómo ser una bendición a otros. Usted encontrará mucha guía y liderazgo para su adoración leyendo los Salmos de David. Cada día, cuando sea victorioso o esté en medio de una prueba de fe, LEA SU BIBLIA. La victoria viene por medio de la oración y por leer la Biblia hasta que el Señor le hable a través de la Palabra. Usted debe perseverar en la fe, que lo pasará por medio del valle y sombra de muerte, hasta ponerlo sobre un monte de alabanza. La Biblia es el mapa de su camino y su guía de la tierra al cielo. No permita que nadie trastorne su mapa del camino. ¡Usted podría finalizar en el destino equivocado!
2. ¡Hay un Dios, solamente UN DIOS!
El primer mandamiento nos prohibe a todos que NO tengamos la creencia en más de UN DIOS. Como un nuevo convertido, usted debe dirigir toda su fe hacia este ÚNICO DIOS. Esta es la gran verdad de la Biblia con la que otras religiones del mundo discrepan. Pero usted DEBE adherirse a la Biblia. Marcos 12:32 dice: "Que uno es Dios, y no hay otro fuera de Él." Deuteronomio 6:4 declara:"El Señor nuestro Dios, el Señor UNO es." Hay solamente un Dios verdadero viviente. No hay dos dioses, ni tres dioses, ni dos o tres personas actuando como un Dios. Dios es uno, un uno singular, una unidad de su propia divina esencia; según sus propias palabras habladas al Profeta Isaías: "No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno" (Isaías 44:8). Si el Dios de la Biblia no conoce a otro dios, ¿por qué nosotros le conoceríamos? ¿Sabemos nosotros más que Dios?
Usted debe convertirse en un creyente de UN DIOS. En los antiguos días de la Iglesia, los creyentes que creían en un Dios fueron llamados "Monarquianos" o "Monarquianistas". Esto quiere decir que ellos creían en un trono, en un Dios y en un Reino de Dios. No se avergüence de declarar su fe en el único Dios de la Biblia. No tema en rechazar todos los dioses del mundo. No dude en decir a otros que no cree en ninguna enseñanza, doctrina, o credo que enseña que hay más de una personalidad como Dios. ¡La Biblia dice en Gálatas 3:20 que Dios es uno! Eso lo resuelve. Cuando usted ora, ora al único Dios. Cuando usted adora, adora al único Dios. No se avergüence en decir a otros que cree en un único Dios. CADA PROFETA Y SANTO DE LA BIBLIA CREÍA SOLAMENTE EN UN ÚNICO DIOS.
El único Dios de la Biblia se ha manifestado por medio de su encarnación en Jesús Mesías (Mateo 1:23). ¡El Señor Jesús Mesías es más que un hombre, Él es Dios y hombre! Dios mismo vino a la tierra para visitar a la humanidad a fin de salvarnos. Nuestra salvación depende de que esto es una verdad de la Biblia. Las Escrituras prueban que Jesús es Dios el Señor que vino a salvarnos: "Y se dirá en aquel día; He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es el SEÑOR a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación" (Isaías 25:9). Cuando usted ora a Dios, está orando al Señor Jesucristo. Jesús es Dios en su Deidad y Él es hombre por su herencia de la simiente o carne de David (Salmos 132:11). Como Dios Él es el Padre, el cuerpo de su carne es llamado el Hijo de Dios. No dos dioses, no dos personalidades en Dios, sino un Dios y una personalidad que es Jesús Mesías. La Biblia enseña que Jesús es el Dios Fuerte, el Padre eterno (Isaías 9:6). La Biblia enseña que el Hijo de Dios es Jesús, y que Él es Dios manifestado en carne. La Biblia enseña que Jesús vive dentro de nosotros ahora como el Espíritu de Dios o como el Santo Espíritu (Juan 14:17-18). En Hechos 9:5, el único Dios habló a Saulo desde el cielo cuando este gritó: "¿Quien eres tú Señor?" Ese único Dios respondió "Yo soy Jesús a quien tú persigues." Si Saulo lo llamó SEÑOR, reconociéndolo como el Dios del cielo, y si Jesús respondió a esa oración de Saulo, ¿quién es entonces el verdadero Dios del cielo sino Jesús? Este es el Dios al que usted debe adorar. Este es el Dios al que usted debe servir. Usted debe convertirse en su hijo o su hija. Él es su gran Dios y Salvador (1 Timoteo 3:16, Tito 2:13, Apocalipsis 1:8, y Juan 10:30).
Guárdese de Iglesias de 2 y 3 dioses
Desde el momento en que Dios se reveló como el ÚNICO DIOS, la humanidad por cualquier razón, ha sido fascinada por una fuerza malévola a creer que debe haber más de un Dios. Por supuesto que sabemos cuál es esa fuerza, es el diablo. Si la serpiente puede engañar a la humanidad haciéndole creer que hay más de un Dios, entonces la humanidad no puede creer 100% solamente en un Dios. Este único acto de traición hacia Dios, motivado por el diablo, trae la ira eterna de Dios. ¿Quién sino el diablo quería convertirse en un dios para que así hubiera dos dioses? ¿Quién sino el diablo quería hacer al mundo creer que Dios el Padre es un Dios y que hay otro dios o dioses además de Él? ¿Quién sino el diablo desearía hacer creer a la humanidad que Dios el Padre es un Dios y que Jesús es otro Dios, siendo dos Dioses? ¿Quién sino el diablo anhelaría robarle a Jesús ser el Dios del Antiguo Testamento? ¿Quién sino el diablo desearía empañar a Jesús su completa deidad como Dios manifestado en carne? Cualquier religión con cualquier nombre, que enseñe que Jesús no es Dios, o que Jesús es un Dios distinto del Padre, es una falsa religión. El Dios de la Biblia dijo que Él no conoce a otro Dios. Este Dios de la Biblia es el mismo ayer, hoy y por los siglos, dando a entender claramente que cuando Dios recorrió con su mirada a través de la eternidad, Él no vio la existencia de otro Dios en ningún tiempo. Por consiguiente, no debemos recibir ninguna enseñanza o doctrina de que hay dos dioses (o personas divinas) en el cielo.
¿Qué sobre tres dioses? ¿No enseñan algunos que hay tres Dioses? Sí, ellos enseñan que hay tres personalidades, cada una teniendo la naturaleza de Dios, pero que son tres actuando como un Dios en unidad. Ellos dicen que Dios no es un uno singular sino una unidad de tres, teniendo cada uno una naturaleza de Dios eterno, hablando en definitiva de tres Dioses. Ellos dicen que la palabra *Dios* no describe a un Dios singular sino que es una palabra que describe la naturaleza espiritual de tres personalidades como deidad. ¿Pero concuerda el Dios de la Biblia con esta filosofía? ¿Nos dice el Dios de la Biblia que hay otros dos dioses en el cielo con Él? ¡No! El único Dios de la Biblia nunca nos dice que hay otros dioses en el cielo además del SEÑOR (Éxodo 31:14).
Cuando usted siga a Jesús Mesías su Salvador, tarde o temprano se encontrará con un filósofo de 2 0 3 dioses (o personas). Ellos tratarán de convertirle a sus teorías hechas por hombres. Incluso ellos intentarán usar la Biblia del único Dios para seducirle a creer que hay otro dios o dos dioses más. No permita que le engañen o desvíen del camino. Usted debe permanecer en la verdadera fe bíblica de un Dios. Usted tiene el mensaje que ellos necesitan. Un binitario (alguien que cree en dos dioses), y un trinitario (alguien que cree en tres dioses) no están siguiendo la Biblia. Los binitarios creen que Jesús es solamente la mitad de los dioses en el cielo. Los trinitarios creen que Jesús es solamente un tercio de los dioses en el cielo. La verdad Bíblica es que Jesús es el ÚNICO DIOS en el cielo. Jesús es el Padre eterno, el Hijo que nos redimió, y el Espíritu Santo que habita dentro de nosotros. Por consiguiente confesamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo pero no según las tradiciones y los credos de hombres. Nuestra fe está en la Biblia y en el Dios de la Biblia.
Jesús no es una mitad de dioses presentes en el cielo. Él no es uno de tres dioses en el cielo. Cuando alguien trate de enseñarle esto o de convertirle a estos errores de la filosofía humana, recuérdele que el primer mandamiento prohibe a cualquiera, que tenga una creencia o idea de múltiples Dioses. Dígales que la Biblia enseña que hay solamente Un Dios. Si ellos no le creen, lo mejor es no juzgarlos, sino orar por ellos para que sus ojos sean abiertos a la revelación de un Dios. Dígales que si ellos realmente aman a Dios y están llamados a ser salvos, un día también confesarán y creerán en solamente un Dios. Siempre exalte a Jesús como su Señor y Dios (Juan 20:28). Esta verdad ha sido revelada a muchos binitarios y trinitarios que estaban siguiendo doctrinas y filosofías de hombres, y se han convertido al único Dios de la Biblia que se les reveló como el Señor Jesús Mesías ¡Gloria a Dios por esas conversiones!
Confiese su fe de que hay un Dios y no hay otro. Confiese su fe de que Jesús es el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo: un Dios que se ha revelado en diferentes manifestaciones. Crea en su corazón que Jesús es el Dios Creador venido en carne (Juan 1:10). Usted no está equivocado y tiene la Biblia para probarlo. Usted no tiene ninguna obligación de probar a los binitarios y trinitarios que ellos están errados. Ellos son los que tienen la obligación de probarle que el UNICO DIOS EN EL CIELO es una pluralidad de personas, pero ellos no pueden hacerlo. Hasta que lo hagan, no hay obligación para nosotros de probar que los binitarios y trinitarios están errados. Permanezca en la verdad del único Dios de la Biblia y adórele en espíritu y en verdad.
Su fe no está solamente esperanzada en milagros, sino en las mismas cosas que usted cree como verdad de Dios. Si alguien le ataca sobre lo que usted cree acerca de la Unicidad de Dios, ellos no solo están atacando a una doctrina, están atacando a su fe en la revelación del primer mandamiento. Comparta su fe en un Dios con otros, explique como su fe está fundamentada sobre el primer mandamiento y sustentada con muchas otras Escrituras bíblicas donde Dios mismo dijo que no había otro Dios (Isaías 43:10-12). Si éstos difaman de usted como maligno o catalogan su fe bíblica como herejía o error, no permita que esta INTIMIDACIÓN le cause retraerse bajo la calumnia personal o el abuso a su fe. Si éstos no pueden engañarle entonces intentarán destruirle. Pero usted es salvo ahora, y su fe no está en los palos o piedras que los hombres lancen contra usted, pues su fe está en el único Dios de la Biblia.
3. La Salvación por gracia por medio de la fe, fue predicada primero en Hechos 2:38.
Usted oirá mucho sobre Hechos 2:38 como el plan de salvación. Se podrá imaginar por qué es tan importante. Es importante porque lo que dijo el Apóstol Pedro en Hechos 2:38, le fue dado palabra por palabra por parte de Jesús Mesías solo diez días antes del día de Pentecostés. Las Escrituras del Nuevo Testamento que registran la historia de la Iglesia después del evento del día de Pentecostés, revelan que los Apóstoles hicieron conversos a la Iglesia a judíos y a gentiles, en consonancia con las instrucciones de Jesucristo. Ya que ningún hombre puede cambiar las palabras de este Rey, las palabras dichas por Jesús al apóstol Pedro y a los demás apóstoles, permanecen en completa vigencia y efecto en el Reino de Dios hasta la segunda venida de Jesús. Si algo es cambiado, Jesús hará el cambio. Él no ha dado a ningún hombre la autoridad de cambiar lo que Él ha hablado y decretado como mandamientos de la Nueva Torá. Hechos 2:38 dice: "Arrepentios, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo." La salvación por gracia por medio de la fe viene a través de:
a.) Arrepentimiento: esto es cuando una persona se acerca a la gracia de Dios buscando misericordia por haber vivido una vida de pecado. El objeto del arrepentimiento es obtener exención de la ira venidera de Dios, a través de la salvación. Este corazón impactado, debe producir fe para creer que la salvación viene solamente a través del Señor Jesús. La gracia dada a un pecador arrepentido es el perdón. Una persona que desea ser perdonada de sus pecados debe ser lavada por la sangre de Jesús. A continuación viene el
b.) Bautismo en agua en el nombre de Jesús Mesías: el bautismo es el acto público de fe, confesando que Jesús es el Mesías y que por medio de su sangre derramada en el calvario usted desea remisión (o expiación) de todos sus pecados. La expiación es el sacrificio de Jesús y la santificación de su sangre que limpia todo pecado y hace a una persona justa (o justificada), que no posee más algún castigo contra ella por causa del pecado. Somos justificados por la sangre de Jesús (Romanos 5:9). El bautismo en agua por fe en el nombre de Jesús Mesías produce la gracia de la expiación. El momento en que una persona es bautizada, es el momento en que todos sus pecados son lavados por la sangre de Jesús. Ese es el momento en que la persona es justificada por fe y ya no está más bajo ninguna futura amenaza de juicio o condenación como un pecador;
c.) Recibir el bautismo del Espíritu Santo: Todos los actos anteriores de fe son motivados desde el corazón, y la confesión del corazón es hecha con la boca por medio de la oración para salvación (Romanos 10:9). La misericordia y gracia de Dios nos han traído a la cruz. Hemos obtenido los meritos del calvario. Ahora debemos por fe, experimentar el testimonio personal de Dios sobre nuestra conversión. Cualquier persona puede afirmar la salvación con su boca por aceptar cualquier religión que él o ella escoja creer, pero es Dios mismo quien certifica a aquellos que son salvos con su propio MILAGRO del bautismo del Espíritu. El bautismo del Espíritu Santo no es hecho por el hombre. No es galimatías (palabras sin sentido), ni es de demonios o del diablo. Éste es el habitad interior de la Divina Presencia en nosotros. La misma Divina Presencia que una vez llenó el templo, ahora llena a todo convertido, cuyo cuerpo se convierte en un templo del Señor (1 Corintios 3:16).
El bautismo del Espíritu Santo es la propia señal de Dios de que una persona es salva y nacida de nuevo de arriba. De hecho, Jesús dijo que una persona no podía ver o entrar al Reino de Dios sin el Bautismo del Espíritu Santo (Juan 3:3-5). El bautismo del Espíritu Santo con la evidencia de hablar en lenguas según el Espíritu les dé que hablen, es el milagro personal de Dios, que señala al convertido que ha recibido la completa salvación del Nuevo Testamento por gracia por medio de la fe. Usted pudo haber oído un mensaje predicado de la Biblia que le trajo al arrepentimiento y a la plena salvación, pero fue su fe en el cumplimiento de la profecía de Hechos 2:38 la que le salvó por Jesús Mesías.
Ahora que usted es salvo, debe vivir una vida halagadora como un hijo o una hija de Dios. Si usted desprecia esto, cayendo nuevamente en el pecado y la inmoralidad, está al mismo tiempo diciendo al Señor Jesús que quite su gracia y su misericordia de su vida. Si usted niega Hechos 2:38 y la gracia de esta salvación y se una a otra religión que se oponga a esta conversión, está diciendo al mismo tiempo que ya no desea vivir más una vida justificada bajo la protección y expiación de la sangre de Jesús que fue derramada en el calvario. Cualquiera que se aparta del plan de salvación de Hechos 2:38, blasfema contra el mismo testimonio del Espíritu Santo. Ahora que usted es salvo, no permita que ningún hombre o mujer le arrastre al error o herejía, diciendo que la gracia, expiación y justificación de Hechos 2:38 es falsa. Que ningún hombre o mujer destruya su fe, pues por ésta obtuvo la gracia de Dios para su salvación.
4. La Biblia enseña santidad interior y exterior.
Santidad interior es la santificación del alma por la sangre de Jesús. La santidad del corazón es manifiesta en frutos exteriores del Espíritu. Si una persona no tiene el fruto exterior de la santidad interior, entonces ella no posee santidad en su alma, sin importar de lo que ella se jacte. El Espíritu Santo produce su propia santidad dentro de nosotros. En Dios no hay pecado y no hay impiedad. El Señor no habitará en un templo sucio o impuro. Lo que el templo es por dentro y por fuera, determina si la Divina Presencia habita allí. Que ningún hombre o mujer le engañe con que Dios está solamente interesado en lo interior y no en lo exterior. Aquellos que enseñan esta doctrina son libertinos que profesan una nueva doctrina llamada la santidad del pecado. Básicamente, esa herejía enseña que los pecados que usted hace con su corazón son impuros, pero cualquier pecado que usted cometa con su cuerpo material exterior no es impuro. Así que, éstos creen que cualquier santidad exterior es legalismo y esclavitud. Ellos enseñan que cualquier cosa que sea más que esto, es obra de hombres y no tiene efecto sobre la salvación de una persona. Esta herejía es probada falsa por muchas escrituras del Nuevo Testamento (por ejemplo 1. Corintios 6:20), que nos enseñan que debemos glorificar a Dios en nuestro cuerpo exterior y en nuestro espíritu interior. Pablo dijo que el cuerpo exterior y nuestro espíritu, son ambos posesiones de Dios.
Todos los libertinos están en contra del atavío de santidad, el cual es evidencia externa de santificación interior. Como nuevo convertido, su fe no se basa en las doctrinas de hombres, sino en la Palabra de Dios. Hebreos 12:14 dice: "Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor." Ahora usted es salvo. Ahora usted deseará vivir una vida santa. Usted es un hijo o una hija del Señor y desea vivir en el mundo como hijo del Rey. Su nuevo nacimiento fue de arriba y se rehúsa a volver a vivir los estilos de vida del mundo de oscuridad. Usted vivirá como santo con su dedicación para vivir por la Palabra de Dios. La Iglesia a donde usted asista, determinará la medida de su fe. Si usted desea vivir la vida de un libertino, buscará una Iglesia libertina. Si desea vivir una vida santa, buscará una Iglesia santa. Usted llegará a ser lo que predique el ministro de la Iglesia a donde asista. Usted puede medir a cualquier pastor de una Iglesia, observando lo que él está haciendo de su congregación. No sea arrastrado al libertinaje. Si ya lo ha hecho, entonces confiese a Jesús que usted fue seducido y engañado y que desea la reconciliación de su cuerpo y de su espíritu. El Señor Jesús le renovará un corazón limpio. Él le dará fuerza para vivir una vida santa, bella y agradable delante de su Dios.
No se desanime si cayó en tentación y por la debilidad de la carne ha pecado. Entre por sus puertas con acción de gracias, entre por sus atrios con alabanza. Diga: ¡este es el día que el Señor ha hecho, me regocijaré porque Él me ha hecho complacer! Regrese de donde haya caído. Hágalo en la casa del Señor. Traiga una dulce ofrenda de santidad interior y exterior. Llegar a ser como Jesús es un proceso de crecimiento. Es un caminar de fe y de gracia en todo el camino hacia las puertas de la Nueva Jerusalén. Para llegar a ese destino usted debe ser santo y piadoso. Esto lo puede hacer si lo desea de corazón y alma. No haga algo que no le agrade al Señor. No vaya a ningún lugar donde tengan asociaciones malvadas. No lea, escuche o vea algo que sea malo o impuro. No partícipe en ninguna actividad pecaminosa o de placer impío. Examine su música, sus libros, su literatura, su ropa, su actitud, y deshágase de todo lo que sea impío. Si hay algo que le estorbe para ir al cielo, quítelo de su vida. La santidad de adentro y de afuera, es remover todo lo que es impío y profano de nuestro corazón y nuestra alma. Realce su nueva vida salva con cosas que agraden al Señor. Escuche música piadosa e inspirada. Lea libros que sean piadosos y que incrementen o realcen su fe. Sobre todo, exalte al Señor Jesús Mesías a lo más alto, como resultado de haber sido salvo. Esto le mantendrá santo delante del Señor. Ahora que usted es salvo, deseará ser un ejemplo de santidad para el mundo.
5. La Biblia enseña que el Señor Jesús tiene una Iglesia (Mateo 16:18).
La Iglesia es ambos, el cuerpo colectivo de creyentes en Jesús por todo el mundo, y es también el lugar de una congregación local donde estos creyentes mesiánicos se reúnen como una asamblea en adoración. Hay sólo una Iglesia, y esta Iglesia es el Israel de Dios. Es el Reino de Dios, porque Jesús le transfirió a ésta el Reino Davídico. Cada asamblea cristiana apostólica, es una representación de este trono y de este reino. Cada una de éstas que tiene el protocolo apostólico mediante la ordenación, tiene la autoridad de hacer conversos al Reino de Dios por el uso de Hechos 2:38. ¡Los que están dentro de este cuerpo, pueden todos llamar a Jesús Señor, pues Él es de hecho su REY!
Los primeros convertidos a la Iglesia del Nuevo Testamento, fueron judíos de todas las doce tribus. Pablo, en Romanos 9:27, llama a estos judíos conversos, el remanente, como fue profetizado por Isaías. La palabra Iglesia, cuando es llevada a su raíz en la versión griega de la Septuaginta del Antiguo Testamento, quiere decir: “Israel reuniéndose como asamblea de adoradores delante de Dios”. Así, la palabra Iglesia, es una palabra griega que en su primer nivel significa asamblea, pero en su raíz hebrea designa a esta asamblea como la reunión del Israel de Dios. Lo que está reunido es Israel. Traduzca esto al griego y lo que está reunido es la Iglesia. La Iglesia entonces es el Israel de Dios reuniéndose en asamblea. Así, las doce tribus que se convirtieron en el Reino de Dios, se convirtieron en el reemplazo del antiguo Israel que se negó a unirse al remanente en conversión. Los gentiles fueron injertados en este Israel a través de Hechos 2:38. Toda Iglesia judía o gentil que continua este legado, es una representación de este Israel de Dios, cuando se reúnen en comunión y adoración.
La Iglesia es identificada por medio de otras tres formas adicionales: 1.) La interpretación de las escrituras del Antiguo Testamento y las profecías de los profetas deben venir mediante Jesús y sus apóstoles. La verdadera Iglesia rechaza toda autoridad de cualquier religión judía para interpretar las Escrituras en asuntos de fe, doctrina, y práctica. 2.) Los creyentes de esta Iglesia deben ser apostólicos en asuntos de fe, doctrina, y práctica. Esto quiere decir que la Iglesia sigue SOLAMENTE la Doctrina de los apóstoles como está registrada en las Escrituras del Nuevo Testamento. El efecto de esta condición de exclusividad, es que ningún hombre o grupo de hombres puede anular algo que los apóstoles practicaron como fe del Reino de Dios. Concilios, credos, leyes de iglesias, decretos papales, teólogos, filósofos, sacerdotes, ministros, obispos, organizaciones religiosas, colaboradores, NO PUEDEN en absoluto, traer otro evangelio u otro sistema de fe religiosa para reemplazar lo que fue primero entregado a los Santos (Judas 1:3). 3.) La primera Iglesia creía en Jesús como el Mesías; ellos creían en la salvación por la expiación y la santificación mediante la sangre de Jesús por gracia, por medio de la fe que está unida a Hechos 2:38 como el plan de salvación; ellos creían en el bautismo del Espíritu con el milagro sobrenatural de hablar en lenguas (otros idiomas) según el Espíritu les daba que hablasen; ellos creían en vivir como Cristo en una vida de santidad y de justicia. Si una Iglesia no encaja en estos protocolos, no es una verdadera Iglesia de las Escrituras del Nuevo Testamento.
Cada creyente debe buscar una Iglesia Cristiana Apostólica ceñida a Hechos 2:38, a fin de unirse al Reino de Dios. Cada creyente debe unirse por membresía a una Iglesia, donde un hombre de Dios vigile la predicación de la Palabra de Dios en sinceridad y en verdad. Estos hombres de Dios, son los profetas de Dios de los días postreros. Ellos le guiarán a la perfección en verdadera santidad y justicia. Sígales así como ellos siguen a Jesús Mesías, considerando que aquellos que están siguiendo a Jesús, se han crucificado para el mundo, para poder conducirle a toda la verdad necesaria para que usted llegue al cielo. No salte de Iglesia en Iglesia para ver donde encaja. Deje que el Espíritu de Dios le encaje en su gloriosa edificación como una piedra viva (1 Pedro 2:5). Usted ahora es salvo y debe permanecer en la Iglesia. No debe descuidar el congregarse junto con el Israel de Dios, como es la mala costumbre de algunos. Procure estar en la Iglesia todas las veces que se programe una reunión.
Hay algunas otras grandes verdades bíblicas en las que quiero animarle, para que hagan parte de su fe y de su código de conducta. Cuando continúe en su nueva vida de salvación de fe, aprenderá más y más sobre la Palabra de Dios y de cómo ésta gobierna su espíritu y su vida. Tengo trece ítems para concluir este estudio, que son para su edificación y su bendición espiritual.
IV. Algunos Puntos Para Vivir en Salvación
1. Nunca olvide lo que Jesús hizo por usted cuando recibió su salvación por gracia por medio de la fe, como se encuentra en Hechos 2:38.
Su nombre está escrito en el Libro de la Vida del Cordero, por eso si usted permanece en la viña, nunca debe tener temor de estar perdido. Solamente si se separa de la vid para vivir en pecado, estará en peligro de perderse (Juan 15:6). Todos sus pecados están lavados. ¡Si el diablo viene a recordarle su pasado, RECUERDELE SU FUTURO! El diablo no puede condenarle por sus pecados si usted se encuentra bajo la sangre de Jesús. Nadie puede condenarle por sus pecados si usted se encuentra bajo la sangre de Jesús. El diablo ha sido derrotado y ha sido expulsado de su vida. La vergüenza del pecado ha sido conquistada por la sangre de Jesús. El Espíritu de Dios ha venido para habitar dentro de usted, como testimonio de que usted es un hijo o una hija de Dios.
Usted es una nueva creación en Jesús Mesías. Usted posee un nuevo corazón y mente. Usted ama las cosas de Dios y su mente ha sido renovada según las cosas de Dios. Usted tiene derecho a regocijarse, a danzar y a gritar en su adoración. Usted es libre, le ha sido dada libertad y ahora su corazón puede cantar cánticos de alabanza. Nunca pierda su primer amor o su primer gozo de salvación. Cuando usted quiera hallar una razón para adorar o para alabar a Dios, piense de dónde el Señor lo rescató, y luego recuerde una por una las grandes cosas que el Señor ha hecho por usted. Adore y alabe al Señor con la memoria de su vida de fe. Si usted nunca olvida lo que Jesús Mesías ha hecho por usted, vivirá una vida de gracias y alabanza para el Señor. Así nunca se perderá. Usted es salvo y va a vivir una vida salva hasta que Jesús venga o usted entregue su vida en la fe de su salvación.
2. Siempre recuerde que el Espíritu Santo dentro de usted es más grande que cualquier problema o prueba que pueda venir contra usted.
Su Dios es más grande que cualquier problema, cualquier enfermedad o dolencia, cualquier invento del diablo, cualquier odio o abuso de otros, y más grande que la tentación que pueda intentar apoderarse de usted en la debilidad de la carne. Cuando sea probado o tentado, vuelva al poder del Espíritu Santo. Vuelva a la oración y lea la Palabra. Preste íntima atención a la predicación de la Palabra de Dios que le envía una forma especial de confirmación para fortalecer su fe. El diablo no está más equiparado que las armas espirituales que usted tiene contra él. Si permanece en la Iglesia, lleno con el Espíritu Santo, puede vivir una vida victoriosa. En nosotros y en nuestra carne fallaremos, por eso debemos caminar no por vista sino por fe (2 Corintios 5:7). No mire cuán grande es el problema, sino mire cuán grande es Dios para nosotros en TODOS NUESTROS problemas.
Nunca permita que el diablo le provoque a cuestionar a Dios o su salvación. Nunca tema al diablo. Después de que usted es salvo, podrá hollar las obras de las tinieblas y nada le dañará. Usted es salvo, incluso en los momentos más difíciles de su fe. Solamente cuando usted rehusa arrepentirse y rehusa continuar en su fe, es cuando el diablo puede tomar el control de su carne para destruirle. Lentamente usted comenzará a deslizarse y hará provisión para que el pecado sea aceptado en su conducta. Simplemente expresará que no puede ver el valor espiritual del vivir santo o piadoso. Gradualmente se apartará y se sumergirá en el lugar de pecado de donde el Señor ya lo había rescatado. Faltará a la Iglesia y luego renunciará por completo usando una excusa u otra.
Si alguien va al lago de fuego, es porque permitió que su carne le llevará allí. Usted es salvo ahora y ha vencido el poder de sus propios pecados y el poder del maligno. Camine y viva en la victoria de aquel poder. Jesús vive dentro de usted y usted es un poderoso templo de la Divina Presencia de Dios. Cuando el diablo o el mundo peleen contra usted, inclínese ante Jesús y deje que el Señor luche sus batallas. Cuando esté abrumado por las cosas de esta vida, vaya a la Roca de su salvación y escóndase allí hasta que pase la tormenta. Si siempre está sujeto al Gran Pastor y obedece desde su corazón la viviente Palabra de Vida, el diablo nunca podrá derrotarle. Usted irá al cielo.
3. Mantenga una actitud positiva hacia la Iglesia, el Ministerio, y el cuerpo de comunión de Creyentes.
Piense en cosas buenas y en lo que usted puede lograr para hacer de la Iglesia una mejor Iglesia, para que su ministerio sea bendecido y para que otros creyentes estén complacidos de ser sus amigos.
Usted no tiene derecho o autoridad para juzgar a alguien por cualquier pecado que este haya cometido alguna vez. El juicio del pecado ha sido retenido por el Señor Jesús. Si usted juzga a otros por sus transgresiones, entonces todo lo que usted puso bajo la sangre de Cristo, puede ser traído nuevamente y puede ser juzgado. Eso es a lo que se refiere: “No juzguéis, para que no seáis juzgados” (Mateo 7:1). No se interese por cuáles son los pecados de un pecador, pues tan pronto como se arrepiente y es bautizado bajo las aguas de separación, usted está obligado a poner la memoria de ellos bajo la sangre de Jesús.
Busque formas para ayudar a activar la fe en el corazón y en la mente de otros, a fin de que vivan una vida llena del Espíritu. Persiga después el gozo y la paz y ayude a traerlos a las vidas de otros. Renuncie a estar triste y a estar siempre criticando lo que otros están haciendo. Sí, algunos fallarán, algunos jugarán a la Iglesia, y algunos caerán, pero su fe está en lo porvenir, no en lo presente. Nunca permita que los pecados de otros se conviertan en un peso sobre su propio caminar espiritual con Dios. El Señor quiere que seamos luces en un mundo oscuro, y que brillemos por su piedad. No ponga una cara amargada, ore hasta que haya recibido la belleza de la salvación. No sea medio espiritual o cascarrabias. Usted es salvo ahora y debe estar feliz por esto, a cada hora, en todo día, en todas formas.
No importa lo que otros hagan, usted fue salvo sin importancia o influencia de ellos, así que ¿por qué permitir que estas cosas le causen deslizarse y caer después de la salvación? Usted es salvo ahora y debe aprender a vivir para el Señor como Él le ha llamado a que viva, y solamente usted puede vivir esa vida para usted. El Señor Jesús no miente. Él no dirá bien hecho, si usted no lo ha hecho bien. Todo lo que haga de hecho o de palabra, hágalo en el nombre de Jesús. Usted es salvo ahora y la vida QUE USTED VIVE AHORA, vívala para Dios y no para sí mismo o para el mundo (Gálatas 2:20). ¡Regocíjese en su nueva vida!
4. Usted es ahora un hijo de Dios.
Usted ha sido redimido. El diablo no puede azotar a los hijos o hijas de Dios. Él podrá estar como león rugiente, pero porque todos sus dientes le han sido quitados o porque tiene su quijada sellada. Todo lo que él puede hacer es rugir y hacer ruidos de amenazas. ¡Usted es un ganador! ¡USTED NO NACIÓ PARA PERDER! Como un alma ganada, ahora usted se convierte en un ALMA GANADORA. Piense en esto, el Señor nos ha ungido para ser testigos de su gracia salvadora. Usted puede conducir a otros a esta gracia mediante el testimonio personal. Usted es salvo ahora y parte de su conducta salva, es ganar a otros del reino del diablo para el Reino de Dios. Usted tiene una esperanza y fe que otros en el mundo necesitan. Usted es como una señal de pare, que permite a Dios traer viajeros para el camino de la vida, pues por medio de usted, ellos podrán ver los peligros que los esperan si continúan en la dirección en la que van.
Cuando el Señor le provee con unción divina para llevarle un mensaje de esperanza y salvación a otra persona, y Dios abre el corazón de esa persona, usted está en una misión divina. Todo el poder del diablo estará contra usted en ese momento. Usted podrá sentirse apenado de hablar. Usted podrá sentir que no está calificado para hablar sobre temas bíblicos. Pero usted puede testificar lo que el Señor ha hecho en su vida y cómo puede haber un nuevo inicio para ellos, si le dan a Jesús una oportunidad de entrar en sus vidas. Deje que otros sepan lo que el Señor ha hecho por usted. Ese es su testimonio, a usted no se le exige predicar o dar un estudio bíblico, ese es el trabajo del pastor o de alguien asignado por el pastor. Su trabajo como testigo, es invitar y traer a otros a la Iglesia, y luego durante la adoración y ministración de la Palabra, estar en oración por la salvación de su invitado. No intente hacer el trabajo del pastor. No intente hacer la obra del Espíritu Santo de traer condenación o convicción de pecado. Haga solamente lo que el Señor desea que usted haga y eso es testificar de la gracia salvadora de salvación en su vida. Así que, distribuya literatura de la Iglesia. Anime a otros a tener un estudio bíblico. Sea un pescador de hombres y mujeres y tráigalos. El Señor sacará lo bueno de lo malo (Mateo 13:47-48). No es nuestra responsabilidad hacer la clasificación. La predicación de la Palabra sacará a aquellos que creerán para salvación y a aquellos que dudarán y se perderán.
Dios no le ha llamado para ser un chismoso, para propagar rumores y para traer malas noticias. Usted está ahora ungido para traer las buenas nuevas. Dígalas a todos cuando se abra una puerta de oportunidad. Nunca se avergüence del Evangelio de Jesús Mesías, porque éste es el poder de Dios para salvación (Romanos 1:16). Levántese, defienda la fe de Jesús. Levántelo en alabanza y adoración. Rechace el odio hacia los apóstatas que dicen que Jesús fue solamente un hombre, que Él es una de tres personas divinas, o que Él fue un falso profeta que ahora está en el infierno. Usted es salvo ahora y usted vivirá por siempre para reinar con Jesús. Su eternidad no iniciará cuando Jesús venga nuevamente, ésta inició en el momento en que usted fue salvo. Haga la afirmación de fe y no mire hacia atrás al mundo de pecado. Deje que el Señor lo use como un ganador de almas, éste es el más grande de todos los dones.
5. Desarrolle un fuerte hábito de oración.
La oración es comunicación con Dios. Dios espera que todos los días usted venga a Él en oración. Él espera todo el día y toda la semana para que nosotros vengamos y tengamos comunión con Él. En la oración usted está tocando la puerta del cielo o acercándose al trono de misericordia. Ore al Señor por todos sus asuntos. La oración es sumisión al Señor. Cuando una persona se somete al Señor, el diablo inmediatamente huye de ella. Si usted quiere que el diablo retroceda y deje de atormentar su mente cayendo rendido, inicie su oración con adoración y alabanza. De al Señor acción de gracias por su misericordia y su gracia. Deje que su corazón y su mente hallen palabras aceptables para adorar al Señor. Cuando su tiempo de adoración haya terminado, espere silenciosa y pacientemente por la voz silenciosa de su Dios que habla a su alma y a su mente. Haga sus peticiones y su ruego al final de su sesión de oración. Si usted necesita reprender en el nombre de Jesús alguna obra del enemigo o alguna prueba o aflicción, hágalo preferiblemente después de haber adorado.
Por medio de su oración, usted verá milagros y verá como suceden actos especiales del Señor Jesús. Usted verá sus necesidades y las de otros suplidas. Usted experimentará las bendiciones del Señor. Cualquier cosa que pida en oración que no sea pecaminosa o no conduzca al pecado o que le cause a usted o a alguien más perderse, es buena pedirla en oración. Cuando usted ora, tiene fe y cree que el Señor traerá toda cosa buena a su posesión. "Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" (Hebreos 11:6).
6. Asóciese con creyentes fuertes y de pensamiento espiritual.
Esto no quiere decir que se una a cierta elite o se mantenga distanciado. Quiere decir solamente, que debe reconocer que sus anteriores amigos no van en la misma dirección que usted. Usted está ahora dedicado al Señor.
Cuando usted se encuentre entre los miembros de la Iglesia, no procure tener una estrecha comunión con aquellos que sean creyentes periféricos, es decir, que un día están en la Iglesia y al siguiente día están afuera; un día están en la montaña del triunfo, pero luego bajan al precipicio durante meses. Ese tipo de personas nunca obtiene la victoria completa y declaran que no saben si van a alcanzar el cielo. Ellos son inestables, y como tal, podrán aun ser sus amigos, pero no son modelos espirituales convenientes, o gente cuyo consejo deba hacer el modelo de su vida de fe.
Sea amable con los demás sin importar su nivel espiritual de fe. Usted necesita comunión y compañeros de oración que amen al Señor. Si usted tiene amigos que le arrastran al diablo, piensan el mal y que siembran discordia en su mente y corazón sobre la Iglesia u otros, entonces usted se convertirá en una persona rencorosa. Usted retará a su fe, a su salvación, y dudará de la salvación de otros. ¡NO LO HAGA! No corra con ellos al error. Dígales que el Señor ha puesto en su corazón un deseo de asociarse con aquellos que viven una vida victoriosa y esa es la influencia que usted quiere de la comunión con otros en su caminar con Dios. Si sus amigos no desean seguir a Jesús, entonces debe abandonarlos para estar en comunión con la Iglesia. Que sus amigos sean los hijos e hijas de Dios. Que éstos se conviertan en su nueva familia.
7. El Pastor está colocado en la Iglesia por varias razones:
1.) Para predicar el Evangelio para que los pecadores puedan ser salvos; 2.) Para desarrollar las funciones de la salvación de fe como es demandada por los ministros; 3.) Para establecer una familia de creyentes en la Iglesia y enseñarles las doctrinas de nuestra fe y práctica; 4.) Para instruir y preparar a los creyentes para ser ganadores de almas; 5.) Para mantener en la asamblea la justicia de Jesús Mesías predicando sobre muchos temas y tópicos, todos los cuales son para el propósito de desarrollar nuestra fe como la de Jesús, los apóstoles, y los primeros convertidos a la Iglesia.
Todos los Creyentes deben tener un pastor. El pastor es a la Iglesia lo que un esposo es al hogar. Él es la cabeza de la congregación puesta por Dios. Él tiene la última palabra. Sus juicios son finales. Si él está equivocado o comete error en el juicio, el Señor lo corregirá a él, no al pueblo. Él está encargado de predicar la verdad y nada más que la verdad. Usted debe en todo tiempo respetar al ministro. Algunos ministros caminan mal, algunos caen, algunos son libertinos y se niegan a avergonzarse o arrepentirse del mal que se permite bajo el nombre de libertad. Pero por cada uno de éstos, hay diez más que defienden la verdad. Siga al pastor mientras él siga a la Biblia y la verdad que los apóstoles predicaron. Si él abandona éstos principios, entonces múdese a una Iglesia donde sea predicada la verdad. A usted se le demanda salvar su alma de esta desviada generación y algunas veces eso significa que debe cambiar de Iglesia. Si usted tiene que hacer esto, hágalo en amor y no deje a ninguna Iglesia en guerra o en odio. Un pastor piadoso es una fuente para ayuda y consejo. Él le ayudará a tomar decisiones espirituales y orará con usted para que el Señor dirija sus pasos. Ame a su pastor. Él es su líder ordenado por Dios para presentarle sin tacha delante del trono de Jesús (2 Pedro 3:14).
8. No permita que la confusión le regrese al pecado.
La confusión es un truco del diablo para hacer que una persona no sepa lo que cree, o algunas veces no sepa a quién creer. Cuando el diablo confundió a Eva prometiéndole que no moriría, ella se inclinó hacia su propio entendimiento y pecó. Muchos permanecen en el pecado, y no identifican al pecado en alguno de sus hábitos o en alguna de sus conductas, porque están confundidos sobre lo que el Señor demanda de ellos. Un punto que siempre debe ser la regla de fe en estas instancias, es que una persona NUNCA debería renunciar a la Iglesia porque está confundida o porque está teniendo problemas por no entender si algo es o no, pecado. Esto es lo que el diablo quiere. El diablo usará cualquier invento que necesite usar, para trabajar en todos los convertidos que son salvos, a fin de alejarlos de la Iglesia.
Ahora mismo, haga un voto de asistir a la Iglesia sin importar cómo se sienta respecto a algo. Ya que sería un pecado romper ese voto, usted librará a su alma de muchos trucos y trampas del diablo. Si el pastor o ministro predica sobre algo en lo que usted no está claro, no tome esto como un ataque personal contra usted. Por supuesto, si usted está siendo terco y no acepta la verdad, el Señor puede enviarle una reprensión. Pero de otra forma, el Señor está llamándolo y si usted rechaza esto, su corazón se endurecerá y ninguna cantidad de predicación o enseñanza suavizará un corazón insensible.
¡Nunca deje la Iglesia! Usted ha llegado tan lejos en su viaje como para llegar a ser un cobarde. Jesús dijo que debíamos perseverar hasta el mismo fin (Mateo 24:13). ¡Una persona que está perseverando, es una persona que NO HA RENUNCIADO! Mantenga sus ojos en Jesús y no en otros. Nunca permita que alguien, sin importar su amistad, le persuada de que una parte de su fe es estúpida, loca, esclavitud, legalismo, opresión, sectaria o errada.
Llénese de Escritura bíblica para sustentar lo que cree y practica como su fe. Si usted rechaza las Escrituras, entonces no importará la cantidad de personas que intenten convencerle sobre la realidad de algún pecado. No viva su vida de fe en sus propios sentimientos o creencias personales, debe vivir su vida ahora, basado en la misma Palabra de Dios. Si usted vive por las Escrituras, entonces no hay razones para que sus oraciones deban ser entorpecidas y no hay razón por qué, usted no pueda experimentar las grandes profundidades y riquezas del Espíritu Santo.
Termine toda confusión siguiendo la fe y prácticas de la Iglesia, hasta que el Señor le muestre la verdad sobre cualquier tema o asunto. Cuando el Señor le muestra una verdad es para que esta se convierta en su fe. No errará o irá errado siguiendo la santidad y la justicia que es enseñada por el pastor. Si usted muestra esta humildad y amor hacia el Señor su Dios, entonces Él lo conducirá por la senda de justicia por la que debe caminar.
9. Usted es libre y perdonado.
Ya he mencionado esto pero quiero repetirlo. No permita que el diablo le arrastre a su pasado para condenarle, cuando no había aceptado la sangre de Cristo. No permita que otros que puedan conocer su pasado, le traigan vergüenza o desgracia por los pecados que usted colocó bajo la sangre de Cristo, mediante el arrepentimiento y las aguas de separación del bautismo. Olvide aquellas cosas que quedaron atrás y esfuércese hacia la meta del supremo llamamiento en Jesús Mesías (Filipenses 3:14). Todo el mundo sabe que cuando una persona dice: “SOY SALVO”, que esto quiere decir que le han sido perdonados todos sus pecados y ya su vida pasada no debe ser juzgada contra ella más. Cuando alguien saque a colación su pasado, solo diga ¡FUÍ SALVADO! Si eso no cierra la boca del acusador, diga nuevamente: “CUANDO JESÚS ME SALVÓ, ÉL ME PERDONÓ Y AHORA VIVO UNA VIDA DIFERENTE.” Si esto no cierra la boca de aquella persona, entonces retírese y termine la conversación.
Si usted se encuentra con antiguos amigos con quienes participó del pecado, dígales inmediatamente que usted ahora es SALVO y vive para el Señor. No permita que ninguna persona le saque del poder de la sangre de Jesús, por antiguas relaciones o antiguos pecados por la vía de la reminiscencia. Pensar en los tiempos antiguos cuando se estaba en pecado, conjurará la lujuria de la carne y creará una batalla contra emociones que fueron puestas bajo la sangre de Jesús. Simplemente dígale a los antiguos amigos que no desea hablar de su antiguo yo, ya que esa persona murió y fue sepultada en el bautismo y levantada como una nueva creación en Jesús Mesías (Romanos 6:4). No mantenga compañía con cualquiera que usted sienta o sepa que le hará pecar. Siga a Jesús desde ahora en adelante, hasta que Él regrese por su Iglesia. Usted es libre y usted está perdonado. Regocíjese en su libertad y no vuelva a la condenación de la esclavitud de algún pecado pasado.
10. No se avergüence ni tema pedir ayuda.
No se avergüence ni tema pedir ayuda. Sin embargo, no pida ayuda de alguien que esté en bancarrota espiritual. Especialmente, no pida consejos a pecadores sobre cómo debería vivir su vida de fe. El pastor es a quien el Señor ha colocado sobre la grey para conducirles y guiarles. Nunca confíe en otros miembros de la Iglesia su vida o cosas privadas si desea que permanezcan secretas. Consulte con su pastor y deje sus asuntos privados con él. Su trabajo como pastor no es condenarle sino ayudarle a poner todos los pecados bajo la sangre de Cristo y guiarle en el curso de la acción que deba tomar. Él orará por y con usted. Sus batallas son las batallas de él. Cuando usted siente que no puede continuar porque su fe ha sido dañada o destruida, su mejor amigo siempre será su pastor.
11. Adore y alabe al Señor con todo su corazón.
Una vez que una persona se ha arrepentido, desde ese momento en adelante ella tiene derecho a regocijarse, danzar y adorar en alabanza delante del Señor. Los ángeles en el cielo, se regocijan cuando un pecador se arrepiente (Lucas 15:7). Lo que estaba perdido se ha arrepentido y ha llegado a casa para ser parte de la familia. El hijo (o hija) pródigo ha llegado a casa. Es tiempo para hacer fiesta y celebrar la llegada a casa de los pecadores. Nos regocijamos en la Iglesia no solamente porque sentimos una bendición, sino porque como un grupo colectivo de pecadores que han llegado a casa, estamos celebrando nuestra libertad y nuestra acción de gracias al Señor, que nos ha permitido llegar a casa, sacándonos de las porquerizas del pecado.
Permanezca en el avivamiento de Dios. Entréguese a Dios. Si usted no sabe cómo adorar, entonces observe como otros lo hacen y únase en adoración. Alabe al Señor con sus manos, bata las palmas, levante sus manos, ondee sus manos y de saltos de alegría. Usted brinca o salta no para obtener gozo, sino porque el Señor ha llenado su corazón con gozo por lo que ha experimentado. Usted puede regocijarse después del arrepentimiento y se espera que se regocije después de pasar por las aguas de separación del bautismo. Si usted no ha recibido el bautismo del Espíritu Santo, puede recibir este bautismo durante la oración y adoración. No tenga temor de adorar al Señor en su gozo, porque el gozo del Señor es su fuerza espiritual (Nehemías 8:10).
12. Guárdese de los adversarios de la Iglesia.
No todo el que asiste a una Iglesia es piadoso. Hay simuladores y falsos. Algunos vienen como espías o por alguna otra razón. Ellos no aman al Señor y no son amigos de la Iglesia. Algunos son hacedores de problemas y se sientan en las bancas para ver a quién pueden usar para crear o iniciar un conflicto. Algunos actuarán como si fueran parte de la Iglesia, pero siempre parecerán estar en contradicción con ella. Evite a éstos. Ellos tienen dobles caras. Con una cara actúan como miembros de la Iglesia y con su segunda cara están contra la Iglesia.
No se preocupe por éstos que parecen ser algo, pero que en su adoración y en su vida piadosa no son nada. Éstos se identifican porque siempre parecen encontrar alguna forma pública para discrepar contra el pastor. Estos usualmente se identificarán también porque siempre están echando abajo a otros, a la Iglesia o a la fe de la Iglesia. Estos individuos son presumidos y la mayoría con frecuencia nunca tiene la salvación del bautismo del Espíritu. Usted puede ser un santo de Dios, 100% real, si no tiene comunión con ellos o sigue esos caminos torcidos.
Éstos son un obstáculo para los nuevos convertidos y muchas veces van directo hacia los visitantes y hacia aquellos que desean ser salvos, usurpando el oficio del pastor, diciendo a otros lo que deberían hacer o no, cuando ni siquiera ellos obedecen a la fe. Cuando usted vea a una persona o personas semejantes amontonadas sobre una visita o sobre algún nuevo miembro de la Iglesia, vaya y dígale al pastor. Mediante su vida, usted puede tocar a muchos para que sean salvos y puede ayudar a proteger a aquellos que buscan la salvación, de ser ofendidos por adversarios que asisten a la Iglesia. Sea usted siempre verdadero para Dios, sin importar lo que otros puedan hacer. Si usted hace esto, usted es un sincero amante hijo o hija de Dios.
13. Usted es un Creyente salvo del Nuevo Pacto.
Usted se ha convertido al Israel de Dios. Usted es ahora salvo y no debe revertirse nuevamente a los pecados gentiles del paganismo o adoración de ídolos. Ser salvo por medio de la religión mesiánica de Jesús, no lo ubica bajo la ley del Antiguo Testamento. El Evangelio enviado al mundo por Jesús, no fue la ley. Fue salvación por gracia por medio de la fe como fue primero predicada en Hechos 2:38. Usted no está bajo un sacerdocio del Antiguo Testamento, por lo tanto no debe seguir nada escrito por rabinos judíos de cualquier religión o secta judía. Usted no tiene absolutamente conexión con el templo o el monte Moriah. Su salvación vino de fuera de los muros de Jerusalén desde el Monte Calvario. Todo lo que se había sacrificado el monte del templo, fue animales y sangre de animales, pero sobre el Monte Calvario, el Salvador del mundo fue sacrificado y la superficie de ese monte fue manchada con la sangre santa que salió de su frente, de sus manos, de sus pies y de su costado, lo que lo hace el más santo. Salgamos, pues, a Él (a Jesús), fuera del campamento (Jerusalén, saliendo del templo) y llevemos su vituperio como parias, pero sabiendo que somos los amados del Señor Dios (Hebreos 13:13).
Aquellos que se convierten al cristianismo no practican el guardar la ley del día del Sábado. Igual aquellos que pretenden observarla, no lo hacen según las Escrituras. Por ejemplo, ellos no matan a aquellos que quebrantan el sábado, por consiguiente ellos no observan la completa ley del sábado. No nos abstenemos de comer ciertos tipos de comidas. En el Nuevo Pacto, juzgar a otros sobre el día sábado y sobre el comer ciertos alimentos ha sido prohibido (Col. 2:6). El libro de Hebreos fue escrito mientras el antiguo templo aún estaba en pie. Esto nos da una vívida prueba de que la Iglesia del Nuevo Testamento no era una Iglesia que guardaba la Ley. Pablo dijo a los Gálatas muy claramente que si alguien intenta ser justificado por la ley, se separa de Jesús Mesías y cae de la gracia (Gálatas 5:4). El Reino de Dios no es un reino de la Ley, por consiguiente ningún convertido o persona salva tiene alguna obligación de volver a pasar por el Antiguo Testamento, para intentar vivir como los judíos de los tiempos antiguos. Usted es salvo ahora y en Jesús Mesías fue redimido de la maldición de la Ley, por lo tanto no puede romper una ley que fue abolida y cancelada (Gálatas 3:13).
¡Amado, viva en paz y siga según el Señor Jesús Mesías, nuestro Rey!