Por Julio César Clavijo Sierra
Un cántico espiritual es un canto que en verdad exalta la grandeza de Dios y conduce al creyente a la adoración a Dios. Lastimosamente hoy en día hay mucha música que se presenta como cristiana, pero esto es solo de nombre, ya que sus letras hablan de diversos temas, pero no presentan un claro mensaje evangélico.
Sin embargo, hay mucha música que aún sin ser compuesta por Pentecostales del Nombre de Jesucristo, (especialmente la compuesta por trinitarios), en verdad transmite un mensaje que no atenta contra la verdad de la Palabra de Dios, y posee un contenido de verdadera alabanza al Creador, por lo cual utilizar algunas de estas canciones en nuestros cultos y oírlas en nuestras casas no es malo, debido a que nos conducen a la verdadera comunión con Dios. En ese caso es sabio aplicar aquel consejo apostólico que dice: "Examinadlo todo; retened lo bueno" (1 Tesalonicenses 5:21).
Mucha música grabada por trinitarios, no menciona para nada al dios Trino, pero son hermosas alabanzas que nosotros podemos usar para alabar al único Dios. También es posible que muchas personas que no viven un testimonio fiel ante Dios, hayan grabado hermosas alabanzas cuyas letras sean fieles al mensaje bíblico. Lo importante es entender que aquellas alabanzas pueden sernos útiles, pero no los testimonios ni la totalidad de las creencias de aquellos artistas. Podemos utilizar aquellas alabanzas, pero no seguir la forma de vida de aquellas personas. El problema es que algunos hermanos (especialmente jóvenes) han caído en el error de querer imitar a aquellos artistas trinitarios en todo (su forma de vestir, su forma de moverse por el escenario, su forma de hacer conciertos, su forma de vida religiosa y hasta sus creencias, aún cuando estas se opongan a la Palabra de Dios).
En estos casos puede aplicarse lo que dijo el Señor Jesús a sus discípulos cuando se refirió a las cosas buenas que predicaban los fariseos:
"Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen" (Mateo 23:3).
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