Por Julio César Clavijo Sierra

 

En el lenguaje bíblico, la palabra vigilia se usa para cada una de las partes en las que se divide la noche (Salmos 63:6, 90:4, 119:148, Lucas 2:8, 12:38). Los judíos dividieron la noche en tres vigilias, mientras que los romanos la dividieron en cuatro vigilias.

En el tiempo Antiguo Testamento, la noche se dividía en tres partes:

  • La primera vigilia o "al comenzar las vigilias": de 6:00 p.m. a 10:00 p.m. (Ver Lamentaciones 2:19).
  • La segunda vigilia o "guardia de la medianoche": de 10:00 p.m. a 2:00 a.m. (Ver Jueces 7:19)
  • La tercera vigilia o "vigilia de la mañana": de 2:00 a.m. a 6:00 a.m. (Ver Exodo 14:24, 1. Samuel 11:11).

Más adelante, en el tiempo del Nuevo Testamento, se usó el sistema romano de 4 vigilias:

  • La primera vigilia o "del anochecer": de 6:00 p.m. a 9:00 p.m. (Ver Marcos 13:35, Juan 6:16-17).
  • La segunda vigilia o "vigilia de medianoche": de 9:00 p.m. a 12:00 p.m. (Ver Mateo 25:6, Marcos 13:35, Lucas 11:5, Hechos 16:25).
  • La tercera vigilia o "del canto del gallo": de 12:00 p.m. a 3:00 a.m. (Ver Marcos 13:35, 14:72, Juan 13:38).
  • La cuarta vigilia o "amanecer": de 3:00 a.m. a 6:00 a.m. (Ver Mateo 14:25, Marcos 6:48, 13:35).

 

En consecuencia, también se llamó vigilia a la acción de velar, es decir, a mantenerse despierto durante toda la noche (o parte de la noche). También se llamó así, a la acción de hacer centinela o guardia por la noche.


La noche en la que el Señor Jesús fue apresado, Jesús invitó a Pedro, Jacobo y Juan a que velaran con Él, elevando oraciones al Padre Celestial (Mateo 26:37-38). Sin embargo, después de un rato de oración, el Señor Jesús fue a donde estaban estos tres discípulos y los hallo durmiendo (Mateo 16:40). En ese momento, Jesús pronunció una de las principales razones por las cuales se justifica que un creyente aproveche las horas nocturnas para realizar actividades espirituales. Él les dijo: "Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil" (Mateo 26:41). Jesús mismo, que es nuestro ejemplo completo y perfecto (Juan 13:15), nos dio ejemplo en esto: "En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios" (Lucas 6:12). Jesucristo oró antes de escoger a sus discípulos, razón por la cual, vemos que otras de las razones por las cuales debemos hacer vigilia, es para rogar al Señor a fin de que Él nos guíe en la toma de nuestras decisiones trascendentales.


Otra de las razones por las cuales debemos hacer vigilia, es para alabar a Dios, recibir sus bendiciones y meditar en Él, tal como lo hacía David (Ver el Salmo 63).


Tenemos también el ejemplo del apóstol Pablo, realizando una vigilia en una casa en Troas, con el propósito de predicarles y enseñarles la Palabra de Dios (Hechos 20:7-12). También, vemos a Pablo en compañía de Silas, que cantaban himnos a Dios a la medianoche (Hechos 16:25). Fue tanto el agrado de Dios para con ellos, que incluso esa noche evangelizaron y bautizaron en el nombre de Jesús a toda una familia (Hechos 16:31-34).


Cuando estemos en angustia, también debemos hacer vigilia para buscar el consuelo de Dios: "Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; Alza tus manos a Él…" (Lamentaciones 2:19).


Así, existen muchas razones valiosas para que los cristianos celebremos vigilias en honor a Dios


En su sentido más extenso, la palabra vigilia, nos recuerda que debemos estar vigilantes y despiertos en medio de la noche espiritual que vive el mundo. Dejaremos a continuación algunas citas bíblicas que nos ilustran en esa verdad.


"La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne" (Romanos 13:12-14).


"Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Portanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él. Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis". (1. Tesalonicenses 5:4-11).


"Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" (1. Pedro 5:8).


"Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis, pues, partícipes con ellos. Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo. Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo. Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor". (Efesios 5:6-17).


"Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad" (Marcos 13:35-37).

 

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