"Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos" (Lucas 24:44)
La Santa Escritura nos enseña que Jesús es Dios mismo manifestado en la carne como un Hijo. Uno de los argumentos más contundentes, que nos enseña que en Cristo habitó de manera corporal toda la Plenitud de la Deidad, es que Cristo tomó para Sí mismo los nombres y títulos que el Antiguo Testamento utilizó para referirse a Dios. Además, también permitió que otros lo llamaran por esos mismos nombres y títulos.
Cuando Jesús se llamó a Sí mismo por aquellas apelaciones de Deidad, los gobernantes judíos se enojaron por completo, y lo acusaron de blasfemia, pues no les quedó duda alguna que Jesús reclamaba ser el Dios único. Ellos no pudieron entender que Dios visitó a su creación manifestado en un cuerpo de hombre, y que por eso el Hijo (su manifestación en carne), es la imagen o declaración del Dios Todopoderoso.
La siguiente imágen (conocida como la rueda de la profecía), le ayudara a comprender de un solo vistazo que Jesús es el único Dios y Padre que se manifestó en carne.
(Nota: Para ampliar la imágen, de click sobre la misma)