Por Alfonso M. Suárez

 

Mateo 28. 18-20 (Versión Valera Antigua).

"…18 Y llegando Jesús, les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y doctrinad á todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo: 20 Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén…"
 
Matthew 28. 18-20 (King James Version).
18 And Jesus came and spake unto them, saying, All power is given unto me in heaven and in earth. 19 Go ye therefore, and teach all nations, baptizing them in the name of the Father, and of the Son, and of the Holy Ghost: 20 Teaching them to observe all things whatsoever I have commanded you: and, lo, I am with you always, even unto the end of the world. Amen.
 
 
Introducción
 
Respondiendo con gran beneplácito a la participación del Primer Simposio sobre Pentecostalísmo Apostólico, auspiciado por el Congreso Defensores de la fe, a cargo del hno, Rev. G. Jorge Medina y hno, Dr. Rev Jorge Mendizabal, nos hemos propuesto tocar el “backbone” que ha hecho la enseñanza trinitaria, basándola en el texto bíblico de Mateo 28. 19. [“Backbone”: Médula, espina dorsal o columna].
 
De todos es conocido, (letrados o iletrados, simples estudiantes de la Biblia o Maestros de las Escrituras); que cuando se trata de “comprobar” la mal llamada, “doctrina”… de la Trinidad, sus creyentes, predicadores, teólogos y evangelistas, siempre recurren a Mateo 28:19, porque en este texto encuentran aparentemente una base “sólida” fundamental para mostrar los “tres”, (según ellos), que forman el “Dios…trino" de los católicos romanos y evangélicos trinitarios modernos.
 
Esta breve información sólo tiene como objetivo principal hacer la diferencia entre el texto de Mateo 28.19, que encontramos en las Sagradas Escrituras y la reinterpretación que le dieron algunos hombres llamados “padres” y “doctores” de la iglesia, doscientos cincuenta años después de que este texto fuese escrito por Mateo, (uno de los discípulos del Señor), en el año 42 d.C., (10 años aproximadamente después del Pentecostés).
 
El éxito de todo Ministro Pentecostal, Apostólico, del Nombre, moderno, con la sana doctrina del Señor Jesús y los Apóstoles, para comprobar fehacientemente que las palabras del Señor Jesucristo en Mateo 28. 19, no significan lo que la reinterpretación trinitaria ha enseñado por tantos siglos; depende mas bien de su adhesión fiel y permanente a la declaración enfática inicial del Señor, “…Id y haced discípulos en todas las naciones, bautizándolos EN EL NOMBRE…”, antes de continuar con la segunda expresión,“…del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo…” ; en contraposición del énfasis especulativo y homogénico que ha sufrido el texto original desde hace muchos siglos a manos de los intérpretes trinitarios pasados, incluyendo la del famoso comentarista bíblico, Adam Clarke, que hiciera de este texto a principios del siglo 18, diciendo:
 
“… The orthodox, as they are termed, have generally considered this text as a decisive proof of the doctrine of the Holy Trinity, and what else can they draw from it? Is it possible for words to convey a plainer sense than do these? And do they not direct every reader to consider the father, the Son, and the Holy Spirit as three distinct persons? …” (Adam Clarke’s Commentary on the Bible, by Ralph Earle. Page 835, Section: 19 Go ye therefore…).
 
La respuesta para este señor Adam Clarke, es:
 
No, no es verdad, que esa expresión bíblica “…del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo…”, dirija directamente a cada lector de la Biblia a considerar que es una referencia a “tres distintas personas” por cuanto existe, y ha existido, un pueblo de creyentes que ha entendido el lugar y la importancia primordial que las mismas Escrituras inspiradas le dan a la obediencia y mención del uso del Nombre propio de nuestro Señor y Dios, “…en carne…”, que al énfasis desmedido y fuera de contexto de la reinterpretación de la frase, “…Padre, Hijo, y Espíritu Santo…”, que inventaron muy tempranamente hombres religiosos que nunca fueron bautizados en el Nombre del Señor Jesús, ni nunca recibieron el Espíritu Santo, hablando en otras lenguas, como evidencia de haberlo recibido, como si fue efectuado en todos los creyentes Judíos y Gentiles que obedecieron la invocación del “…buen nombre…”, (Santiago 2.7), sobre sus vidas, y no la “repetición“ de las palabras, “…del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo…”, cuando de obedecer el bautismo en agua, se trataba.
 
El ejemplo bíblico de la importancia al leer, pensar, meditar, definir y hablar las Sagradas Escrituras, incluyendo el texto de Mateo 28. 19, está dicho por el Señor Jesucristo y los apóstoles Pablo y Pedro:
 
Jesús
Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? (Lucas 10. 26).
 
Pablo
6 Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito. (1a Corintios 4.6).
 
Pedro
11 Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios, (1a Pedro 4. 11).
 
La Gran Comisión Bíblica
Mateo 28. 19".. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre
 
Marcos 16.15-18
"…Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura… En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas…
 
Lucas 24. 46-49
"… y les dijo: Así está escrito,… que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando de Jerusalén…
 
Juan 20. 21- 23(después de su resurrección, Jesús reitera la autoridad de los apóstoles)
"…Entonces Jesús les dijo otra vez: … Recibid el Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos…"
 
Hechos 1. 8"…pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra…"
 
 
Resumen de la gran comisión:
 
_ Jesús dijo que su evangelio debía ser predicado en todo el mundo
 
_ Jesús dijo que los creyentes en él, recibirían el Espíritu Santo, y que él los dotaría de autoridad o poder de lo alto, para que fuesen testigos de él en todo el mundo, comenzando de Jerusalén.
 
_ Jesús dijo que el arrepentimiento y la remisión (o perdón) de pecados debían ser predicado en su nombre.
 
_ Jesús dijo que todos los que creyeran en él debían ser bautizados en el nombre
 
(No dijo que "repitieran" la expresión "…del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo…", sobre los que se bautizaban; pues no hay un solo ejemplo en la Biblia de que algún discípulo de Él, lo hubiera hecho de esa manera).
 
_ Jesús repetidamente dijo que los que creyeran en Él debían ser bautizados.
 
_ Jesús repetidamente dijo que los creyentes en Él, recibirían "…la promesa del Padre…";
(otra manera de decir, “…la promesa del Espíritu Santo…”).
 
_ Jesús dijo que sus discípulos, (creyentes o predicadores por igual), tenían la autoridad directa de Él, para ejercer la garantía de la justicia del evangelio tanto en la vida personal o en la iglesia (colectivamente), sobre el perdón , la restauración y comunión (o lo contrario), al hacer juicio sobre las faltas y pecados de cualquier creyente.
 
_ Jesús dijo que habría señales en su nombre, que seguirían a todos los creyentes en todo el mundo:
 
…echarían fuera los demonios,
…hablarían nuevas lenguas,
…si por alguna circunstancia accidental entraran en contacto con animales venenosos o
tomaran bebidas, envenenadas, sin saberlo, no les haría daño,
…y sobre los enfermos al poner sus manos, sanarían.
 
 
La lista completa de los textos de la gran comisión comprueban inequívocamente que Mateo 28. 19, no es un texto “solitario” o “aislado” del contexto de las ordenanzas dadas por el Señor Jesucristo.
 
Mateo 28. 19, es el primer texto que encabeza la llamada “Gran Comisión”. Si sencilla y previamente conocemos todos los textos de la gran comisión, sabremos entonces en donde estará situado Mateo 28, 19, dentro de las “…ordenanzas dadas por el señor Jesucristo, después de su resurrección…”.
 
Por supuesto, que no es el lugar que le han dado los “exégetas” trinitarios antiguos y modernos, como un texto que “revela“ a un Dios…”trino“, por el solo hecho de que el contexto del versículo incluya la expresión, “…del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo…”.
 
Si ellos quieren continuar con esa acomodada y por ende equivocada manera de interpretación de textos bíblicos, tendríamos que obligatoriamente exigirles que continúen aplicando el mismo “orden numérico” de separación de “sujetos” a otros versículos similares, como es el de Colosenses 2. 2, tal y como aparece en la versión antigua de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera (1569, 1602):
 
“…para conocer el misterio de Dios, el Padre, y de Cristo…”
 
Como puede ver el lector bíblico, aparecen “tres” mencionados, si le añadiéramos el Espíritu Santo, serían entonces “cuatro”, y si alguien como “buen católico” le añadiera a María, entonces serían “cinco” y la cuenta sería aumentándose, sin fin.
 
La anterior lista de los textos completos que conforman la gran comisión dentro de la doctrina bíblica del pueblo Pentecostal del Nombre de Jesucristo, destruye por completo el que se considere “tradicionalmente” a Mateo 28. 19 como un texto “solitario”, “aislado“, o “desconectado” del resto de las palabras que forman el completo de las ordenanzas dadas por el Señor Jesucristo.
 
El Mateo 28. 19 de las Sagradas Escrituras no solo se encuentra en un grupo de textos que forman el contexto de todas las palabras dichas por el señor Jesús después de su resurrección en relación con la comisión dada a sus discípulos de predicar su evangelio por todo el mundo y a toda criatura; sino que desde este primer texto se enfatiza y se garantiza la salvación que ofrece el evangelio de Jesucristo, por medio de la obediencia a “…su nombre…”.
 
En ninguna parte de la gran comisión es mencionado que el cumplimiento al evangelio completo revelado por Jesucristo es “solamente” el bautismo en agua, pues la misma gran comisión repite vez tras vez, la venida y recibimiento de “…la promesa del Padre…” o del “…Espíritu Santo…” sobre los que obedecieran las ordenanzas del señor resucitado también, después de arrepentirse.
 
Además, como una prueba indisputable, la gran comisión dada por Jesucristo, no ordena que se repita la expresión, “…en el nombre del padre, y del Hijo, y del Espíritu …”, sobre los que se bautizaran, sino que muy claro el señor dijo que procedieran a realizarlo “…en el nombre…” La misma obediencia al evangelio del Señor Jesucristo (después del descenso del Espíritu Santo en el día de Pentecostés), según el libro de los Hechos, comprueba que todos los Judíos y los Gentiles creyentes, les fue invocado literalmente “…el nombre de Jesucristo…”, o “…el nombre del Señor Jesús…”, cuando lo obedecieron, (ver Hechos 2.38, Hechos 8. 14-17; Hechos 10. 47, 48; Hechos 22. 26; Santiago 2. 7).
 
El Mateo 28. 19 de las Sagradas Escrituras, menciona los términos, “…del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo…”; como también parte del texto en Lucas 24. 49, menciona el término “…la promesa de Mi Padre…”; los cuales en los labios del Señor Jesucristo, nunca denotaron una “afirmación”, menos, una “confirmación” de tres “supuestas “…personas divinas y distintas…”, en la Divinidad, por cuanto el Señor Jesucristo “…en los días de su carne…” no era un “trinitario” y menos aún después de su ascensión, ya que la teoría de la “santísima Trinidad” del llamado “cristianismo” después de la iglesia del primer siglo fue una invención humana posterior al tiempo que Jesús vivió entre los hombres, y cientos de años después de establecida la iglesia .
 
El Señor Jesús hablaba y seguía expresándose de esa manera, (común en él), aún después de la resurrección; no de acuerdo a una terminología “trinitaria” que no existía, sino según la terrminología inspirada de aquella “…determinación…” (Hechos 4. 28) que él mismo en la eternidad, en “…la forma de Dios…” (o como Dios mismo), Filipenses 2. 5-9, hiciera “…consigo mismo…” (Efesios 1. 9), antes de que se manifestara en Belén, cuando decidió realizar en él mismo, su propia imagen o la “…imagen del Dios invisible…“, (Colosenses 1. 15), “…antes de la fundación del mundo…” (1a Pedro 1. 20), para el cual, no solo se preparó “…un cuerpo..”, (Hebreos 10. 5), sino también su propio lenguaje que haría distinción de la función entre “…el Padre, y el Hijo…”, (2a Samuel 7. 14a), según la exceptuación y sujeción efectuada en Él mismo, (1a Corintios 15. 27), y no con “otro” u “otros”, por causa de planear tomar “…forma de siervo, hecho semejante a los hombres…”, (Filipenses 2. 7), para llevar a cabo la redención del pecado y reconciliación universal de todas las cosas (Colosenses 1. 20).
 
Esto es lo que hace bíblico, grande, glorioso y sublime al Mateo de 28.19 de las Sagradas Escrituras, pues su contexto, tanto Escritural como espiritual, siempre se refiere a UN (1) SOLO DIOS, ÚNICO o ABSOLUTO, UN SOLO PROPÓSITO o PLÁN DIVINO , y UN SOLO LENGUAJE DIVINO, y por consiguiente INSPIRADO, para entenderlo y expresarlo de acuerdo a su eterna y buena Voluntad .
 
Nosotros los pentecostales del Nombre, continuadores de la misma doctrina bíblica del Señor Jesucristo y los apóstoles, en virtud de la revelación espiritual y precio de la verdad, insistimos con gran vehemencia de nuestros corazones y nuestras palabras, de que el Mateo 28. 19 inspirado de las Sagradas Escrituras, aún después de la muerte inmediata del ultimo testigo del señor, Juan, el apóstol, (96 – 98 d.C.), NO ES ELMISMO “mateo 28. 19” de la reinterpretación de los llamados “padres de la iglesia, antes del concilio de Nicea (325 d.C.), y también después del concilio de Constantinopla (381 d.C.), cuando el “cristianismo” post-apostólico, amalgamado con los pensamientos, argumentos y refutaciones filosóficas-religiosas del imperio, comenzó muy temprano a crear su propia terminología y liturgia, y declarar “eclesiásticamente” y en forma autoritaria, que el Mateo 28. 19 de la Palabra de Dios, era una “fórmula“ confesional, aplicándola literal y estrictamente en el bautismo en agua y más tarde hasta lo convirtieron como expresión musical en una oración “trinitaria“ cantada, llamándola El Trisagio ( que significa, oración a las tres personas divinas de La trinidad), (ver http://www.devocionario.com/trinidad/trisagio.html), al citar literal y parcialmente la Terminología bíblica del “…Padre y del Hijo,y del Espíritu Santo…”, pero reinterpretada erróneamente como “…tres personas divinas y distintas…”, llamadas por ellos , “…Dios, el Padre, “Dios”, el Hijo, y “Dios” el Espíritu Santo…”.
 
No solo el anterior sitio católico romano en la web comprueba lo que estamos diciendo, sino que el siguiente sitio es más explícito aún:
 
"Trisagio a la Santísima Trinidad
Oraciones a las Tres Personas.

Bendita sea la Santa e indivisible Trinidad, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Amén…Gloria sea dada al Padre, Gloria al eterno Hijo, Gloria al Espíritu Santo, por los
siglos de los siglos. Amén."

http://es.catholic.net/aprendeaorar/688/2095/articulo.php?id=6554
 
 
Esta triste distorsión que sufrió la expresión bíblica completa “…en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo….”, transformándola en “fórmula bautismal”, y luego en una oración cantada (como hemos visto), para enfatizar la “supuesta” autoridad bíblica de las “…tres personas divinas y distintas…” corrió desenfrenadamente desde el tiempo del llamado Papa San Alejandro, 100-115 d.C., pasando por el Papa San Siricio, 384 – 399 d.C., (Papas – Lista completa, http://www.enciclopediacatolica.com/p.htm), proclamando por siglos la enseñanza anti-bíblica de “un” Dios… compuesto; es decir, un Dios…en tres (3) personas o “individuos”, que ellos dieron en Llamar el “..Dios trino…” de Mateo 28.19… “Dios”, “personas” y “lenguaje” espurio que el Señor Jesucristo y los apóstoles nunca conocieron.
 
Tanto el catolicismo romano antiguo como el moderno, explica la trinidad basada precisamente en la reinterpretación particular que los Diáconos, Obispos y Papas del segundo y tercer siglo d.C., hicieron del texto original de Mateo 28. 19.
 
Uno de los tres credos clásicos, usado por siglos por el catolicismo romano antiguo, medieval, y actual es el llamado Credo de Atanasio o “Atanasiano”, no porque lo haya escrito Atanasio, Obispo de Alejandría, según la historia eclesiástica, sino porque el consenso de una gran parte de historiadores al principio, lo atribuyó equivocadamente a este hombre; sin embargo, el parecer general posterior sitúa su recopilación y uso a partir del siglo IV o V d.C.
 
Parte inicial y final del texto del Credo Atanasiano:
 
"…Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe Católica; el que no la guarde íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre.

Ahora bien, la fe católica es esta: que veneremos a un solo Dios en la Trinidad, y la Trinidad en La unidad; sin confundir las personas ni separar las sustancias. Porque una es la persona del Padre y el Hijo y otra (también) la del Espíritu Santo; pero el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo Tienen una sola divinidad, gloria igual y co-eterna majestad… Esta es la fe católica y el que no la Creyere fiel y firmemente no podrá salvarse…"

 
Como ustedes pueden observar, la reinterpretación, separación, y definición literal de la expresión original de Mateo 28. 19 que hiciera el llamado “cristianismo post-apostólico es muy notable, al afirmar que “una”…es la persona del Padre y el Hijo, y “otra”…es la persona del Espíritu Santo, formando improcedente o extemporáneamente una nueva “doctrina”, basada en “…tres personas” distintas y a la vez unidas, por el recién formado proceso del tal “misterio” de la santísima trinidad; interpretación y terminología extraña e inventada, que nunca fue dada ni estuvo en los labios del Señor Jesucristo, y los apóstoles.
 
Lo que el lector de este breve artículo no debe olvidar es que la base de esta infortunada declaración distorsionada de Mateo 28.19, dada en el siglo V d.C., se originó 200 años antes, con las diferentes controversias Cristológicas formadas en el siglo 2o. d.C., que terminaron momentáneamente en la realización del Concilio de Nicea, no solo para la unificación de la considerada en ese entonces “doctrina” de la Cristiandad, sino en la del imperio romano mismo, encabezado por Constantino.
 
Fue precisamente Atanasio, quien en el año 325 d.C., en ese infamoso concilio, al querer tratar de defender la Divinidad absoluta de Jesucristo en contra de la distorsionada enseñanza de Arrio (256 – 336 d.C.) quien consideraba al Hijo un “derivado” de Dios y no “co-eterno” como si lo creía Atanasio y sus seguidores, formulando este ultimo hombre (tomando como base de sus argumentos y especulaciones, el texto de Mateo 28.19), una de las declaraciones Cristológicas más importantes para el catolicismo romano ortodoxo, como es la de haber definido que el Hijo, no era solamente “…de la misma substancia o naturaleza (homoiousion) del Padre, sino consubstantial (homoousion) a Él, (Diccionario de religiones, por E. Royston Pike, Sección Credo, Pág. 122).
 
En otras palabras, creyendo y afirmando en la Divinidad del Hijo, como procedente del Padre, “…Dios…de Dios…”, del cual salió la idea católica, y siglos mas tarde adoptada y adaptada por los evangélicos trinitarios modernos, conocida como la de “…Dios, el Hijo…”.
 
Todo este embrollo de que estamos hablando, fue oficialmente establecido como un “…resumen de la fe Cristiana…símbolo del cristianismo en el sentido de que lo diferencia de otra religión; se le llama también “…símbolo de los apóstoles, para indicar así que las verdades anunciadas en él están garantizadas por la autoridad de su enseñanza…expresión de una fe, una esperanza y un amor…” (Las Religiones, Sección Creed [Credo], pág. 127).
 
Desde entonces mis queridos hermanos, la reinterpretación, desarrollo y declaración oficial sobre la expresión “…en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo…”, de Mateo 28. 19, original, después del concilio de Nicea, fue la que sirvió de base “teológica” al “trinitarianismo” en embrión para que el llamado “cristianismo” post-apostólico en los siglos posteriores a esas declaraciones extra-biblicas, comenzara a identificar y llamar dicha reinterpretación como la doctrina “ortodoxa” Cristiana.
 
El término “ortodoxo“ significa según el New Webster’s Dictionary and Thesaurus, estar conforme o que retiene las opiniones oficiales estandars o aceptadas; mientras que el de “ortodoxia”, significa, la calidad o el estado de ser ortodoxo en opinión o práctica.
 
Según el Diccionario de Sinónimos, Virtual, el término “ortodoxo”, significa, conforme a la doctrina tradicional…conforme con los dogmas de una religión o los principios de una ideología que considera verdadera, etc..
 
Estas definiciones en boca de los Obispos, diáconos, exégetas y “defensores” católicos romanos, como también de los teólogos y exégetas evangélicos antiguos y modernos en relación con la anterior reinterpretación del Mateo 28. 19, significan que ellos se toman el “derecho” en materia de fe, (sin nadie haberlos autorizado), de aprobar quien es “ortodoxo” y quien esta dentro de la “ortodoxia” Cristiana, si cree y confiesa lo mismo que estos hombres y estos credos antiguos aprobaron y confesaron como Escritura inspirada, y “doctrina Cristiana” para sus generaciones posteriores, elevándola al mismo nivel de Palabra de Dios, no importándoles que al mezclarla con los pensamientos, definiciones, y terminología filosófica-religiosa de su tiempo, se alejaban de la misma Palabra del Señor Jesús y los apóstoles escrita para nuestra enseñanza.
 
Como lo expresé muy temprano arriba en la introducción de este documento:
 
El ejemplo bíblico de la importancia al leer, pensar, meditar, definir y hablar las Sagradas Escrituras, incluyendo el texto de Mateo 28. 19, está dicho por el Señor Jesucristo, y los apóstoles, Pablo, y Pedro:
 
Jesús
Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? (Lucas 10. 26).
 
Pablo
6 Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito. (1a Corintios 4. 6).
 
Pedro
11 Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios, (1a Pedro 4. 11).
 
 
De manera que, la Palabra de Dios es nuestro ejemplo, nuestra consejera, nuestra guía, etc., y no las inventadas y añadidas definiciones filosóficas-religiosas posteriores a la edad apostólica que distorsionaron gravemente lo que ya estaba escrito, leído, pensado, meditado, definido, revelado y dado a conocer por el Señor Jesucristo y los apóstoles que él escogió.
 
Nuestra preocupación ministerial queridos hermanos, no es que nos llamen “ortodoxos” o que cuando nos escuchen predicar o enseñar digan que nuestra doctrina está dentro de la “ortodoxia” del “cristianismo” que suplantó vergonzosamente al verdadero cristianismo apostólico, o que nos señalen como “exégetas”, etc., realmente eso no es lo primordial.
 
Nuestro verdadero afán es que, lo que nosotros creemos, predicamos y enseñamos, esté dentro de las páginas de las Sagradas Escrituras, y por consiguiente, dentro del marco Divino de inspiración, predicado y enseñado por el Señor Jesucristo y los apóstoles, aunque en este tiempo moderno, seamos considerados “…hombres sin letras e ignorantes…”, (Hechos 4. 13), como nuestros amados hermanos Pedro y Juan.
 
Así que el presente trabajo humilde, tiene como propósito mostrar Escrituralmente la doctrina bíblica del Señor Jesucristo y los apóstoles, establecida primero en las Sagradas Escrituras (primer siglo d.C.), contra la herejía del llamado “misterio de la santísima trinidad” católica romana, desarrollada y proclamada en credos y concilios, desde el doscientos hasta el año quinientos (d.C.)…y el neo-trinitarianismo posterior de todas las organizaciones evangélicas después de la reforma contra la supremacía y enseñanzas del catolicismo romano de la Europa Occidental (siglo 16 d.C.), que creen y enseñan la misma reinterpretación errónea que hicieran del Mateo 28.19 original y el mismo dogma trinitario, en nuestro tiempo moderno.
 
Nosotros como creyentes pentecostales apostólicos, representados por miles de organizaciones del Nombre, debemos continuar enfatizando la diferencia radical entre el Mateo 28. 19 de las Sagradas Escrituras y el “mateo 28. 19” de los católicos romanos y evangélicos trinitarios antiguos y modernos, para conservar la separación absoluta entre el Espíritu de verdad y el espíritu de error, entre lo inspirado y lo inventado, entre lo verdadero y lo falso, entre los pensamientos y lenguaje de Dios, y los pensamientos y lenguaje de los hombres que discutieron, definieron y proclamaron a los cuatro vientos, sus propias tesis, sin el respaldo del Espíritu Santo, el autor de la inspiración, redacción, definición, e interpretación de las Sagradas Escrituras que hoy en día conocemos.
 
El propósito de este breve documento, no es el de mostrar la senda de la “paz y la tolerancia” con el espíritu de error y de mentira, que establecieron los enemigos de las Escrituras y la Verdad; sino el de elevar una voz de protesta contra la distorsión de la Verdad Absoluta misma, la cual reposa en conocer por las mismas Escrituras Inspiradas, la verdadera identidad y Divinidad del Señor Jesucristo, como también de sus Palabras y enseñanzas.
 
No es justo apreciados hermanos que sigamos hablando del Mateo 28. 19 mezclado con la reinterpretación del ”mateo 28. 19” católico romano y evangélico trinitario moderno, en forma tal, que los que nos escuchan, no pueden hacer la diferencia entre la interpretación bíblica de Mateo 28.19, según el Espíritu Santo y el precioso misterio de la Voluntad de Dios o de la Piedad, y la versión inventada del “mateo 28.19” de la religión tradicional.
 
 
Es tiempo que comencemos a mostrar el profundo abismo de diferencia entre el error y la verdad; es tiempo que comencemos a enfatizar que sólo Jesús tenia “…palabras de vida eterna…” (Juan 6. 68); que él afirmó que “…había hablado la verdad…”, (Juan 8. 40); que él mismo declaró, que las palabras que él había hablado “… son espíritu, y son vida…” (Juan 6. 63), y que como tal, entonces ninguna expresión o declaración antes del calvario y después de su resurrección, son de “particular” interpretación, como lo si lo hizo la religión tradicional con las palabras de Mateo 28.19 original, las cuales han hecho prevalecer por muchos siglos, enseñando lo que las Escrituras nunca afirmaron: de que el único Dios de la eternidad y del A.T., era “un” Dios…compuesto o formado por “…tres personas divinas y distintas…”, y a la misma vez, en una forma “misteriosa“ cada una de ellas es “Dios”… de Dios.
 
Digamos a voz en cuello que, el Dios…”uno y trino” del mateo 28. 19, católico romano y evangélico trinitario, antiguo y moderno, NO ES EL MISMO DIOS del Mateo 28. 19 de las Sagradas Escrituras.
 
Repitámosles que, “…Dios, el Padre, la primera persona, divina y distinta…” del mateo 28. 19 de la reinterpretación eclesiástica romana y evangélica moderna, NO ES EL MISMO DIOS, EL PADRE, del Mateo 28. 19 y de todas las Sagradas Escrituras.
 
Insistámosles sin descanso que “…Dios, el Hijo, la segunda persona , divina y distinta…” del mateo 28.19, redefinido después de la edad apostólica, NO ES EL MISMO HIJO DE DIOS, del Mateo 28. 19 y de Las Escrituras completas del Nuevo testamento.
 
Enfaticémosles con las Escrituras en la mano que “…Dios, el Espíritu Santo, la tercera persona divina y distinta…”, del mateo 28.19 de la invención trinitaria, NO ES EL MISMO ESPÍRITU SANTO del Mateo 28. 19, escrito por Leví, mucho menos de toda la bendita y gloriosa Palabra de Dios.
 
Hablemos con toda libertad y denuedo del Mateo 28. 19 de las Sagradas Escrituras, usando toda la revelación de la Palabra de Dios, para mostrar y comprobar, que los términos o expresiones frecuentes en boca de nuestro Señor Jesucristo y escritos de los apóstoles, haciendo alusión al “… Padre…”; “…el Hijo o Hijo de Dios…”; y el “…Espíritu Santo…”, nunca significó la existencia de “…tres personas, divinas y distintas…“, sino el uso inspirado del lenguaje de la determinación o plan eterno, que Dios se propuso “…en sí mismo.“ o consigo mismo, según “…el consejo de su voluntad…”, y no con “…tres….“ que nunca existieron en la eternidad, menos en el tiempo del hombre.
 
Por reconocimiento, honor y lealtad al único Dios verdadero, invisible e indivisible de las Sagradas Escrituras, “…manifestado en carne…“ (1a Timoteo 3. 16) para nuestra redención, debemos declarar y proclamar incansablemente, que el Dios de Mateo 28. 19, y de toda la gran comisión, según las Sagradas Escrituras, NO ES EL MISMO “Dios” falso del “mateo 28. 19“, de la interpretación católica romana y evangélica trinitaria moderna; pues el único Dios de la Biblia reveló y declaró, que antes de Él “…no fue formado Dios…” ni lo sería después de Él (Isaías 43. 10).
 
“…Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén…” (1a Juan 5. 20, 21).

 

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