Por Julio César Clavijo Sierra
Capítulo 10 del libro Un dios Falso Llamado Trinidad
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis 1:1-2).
“Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu.” (Isaías 48:16).
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.” (Juan 14:16-17).
El Argumento Trinitario
La “teología” trinitaria ha hecho las siguientes declaraciones:
“El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad” [234]
“La Biblia declara que hay un solo Dios, pero lo presenta como más de una persona. Vemos esta pluralidad en acción unida desde el primer capítulo de la Biblia. Génesis 1:1 dice que Dios creó los cielos y la tierra. En 1:2 el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas” [235]
“El Antiguo Testamento también presenta tres Personas en la Deidad interactuando el uno con el otro. Tomemos como ejemplo lo siguiente: Óyeme, Jacob, y tu Israel, a quien llamé: Yo mismo, yo el primero, yo también el postrero. Mi mano fundó también la tierra, y mi mano derecha midió los cielos con el palmo… desde que se hizo, allí estaba yo, y ahora me envió El Señor Dios y su Espíritu. Isaías 48: 12, 13, 16. El que habla se está refiriendo a Él mismo como "el primero y el último" y el Creador de todo, entonces Él debe ser Dios. Pero Él habla de otros dos en el mismo pasaje quienes deben ser también Dios: "el Señor Dios, y su Espíritu me han enviado" ¿Por quién podría ser Dios "enviado" a una misión – y dónde? Este no puede ser otro que El Padre y el Espíritu Santo enviando al Hijo dentro del mundo para ser nuestro Salvador” [236]
“El cuarto evangelio (Juan), y muy especialmente en el ≪discurso después de la cena≫, insiste de manera particular en la distinción y en las relaciones mutuas del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Lo hace en los pasajes en los que se afirma claramente la ≪personalidad≫ del Espíritu Santo, puesto que se le designa como el pronombre relativo masculino, mientras que la palabra ≪espíritu≫ (pneuma) es neutra en griego; cf. Jn. 14, 11. 16-17. 26” [237]
Refutación del Argumento Trinitario
A través de las siguientes líneas veremos la debilidad de ese argumento que presenta la “teología” de la trinidad.
Dios es Espíritu
¡La Biblia proclama que Dios es Espíritu! [238]
“Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:24).
Veamos una definición de la palabra espíritu.
“espíritu. (Del lat. spirĭtus). m. Ser inmaterial y dotado de razón.” [239]
Esto nos indica que Dios es un ser incorpóreo dotado de una inteligencia esplendorosa. Como Él es Espíritu, es invisible.
“Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.” (1. Timoteo 1:17).
Solo hay un único y sabio Dios. Ese único Dios es eterno e invisible. Aun cuando existan otros seres Espirituales como los ángeles y los demonios, el único que posee el atributo de la eternidad es Dios.
“¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.” (Isaías 40:28).
La Biblia también nos enseña que Dios es omnipresente. Ningún otro ser Espiritual goza del atributo de la omnipresencia, pues esta es una cualidad exclusiva de Dios. Así, Dios está en todo lugar a la vez y en ningún lugar ausente. Ningún ángel, ningún demonio, ni siquiera el mismo Satanás gozan de esta cualidad única de Dios, pues aun cuando ellos son seres Espirituales, son limitados, no así Dios. Por ejemplo, la Santa Palabra nos enseña que Satanás será atado durante mil años en el abismo y quedará reducido a ese lugar.
“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.” (Apocalipsis 20:1-3).
Pero acerca de Dios, la Escritura dice:
“¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz.” (Salmo 139:7-12).
Dios no se limita a un lugar especifico ¡Dios es omnipresente! Debe llamarnos la atención que antes de proceder a hablar de la omnipresencia de Dios, el salmista confiesa que Él es Espíritu. Sí, Dios es Espíritu, y por lo tanto es omnipresente. No podemos ni huir ni escondernos de su Espíritu.
Desde el primer capítulo del Génesis, la Santa Escritura declara que Dios es Espíritu. Por eso expresa que aquel único y verdadero Dios, creó en el principio los cielos y la tierra. Es normal que la Biblia diga que el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas, precisamente porque Dios es Espíritu. La Biblia presenta al único Dios que es Espíritu, como aquel que creó todas las cosas.
La “teología” trinitaria no tiene ningún sustento bíblico. Por eso negando esta evidencia y con un afán desesperado de darle de algún modo un sustento a sus explicaciones antibíblicas ha dado rienda suelta a su imaginación. Así, ha dicho que si la Biblia dice “Dios” y luego dice “Espíritu de Dios”, es porque existe una pluralidad de personas en la Deidad, y no se da cuenta que con ese argumento está ignorando abiertamente que Dios es Espíritu. No fue un ángel el que creó todas las cosas y por eso la Biblia no dice que el espíritu de un ángel se movía sobre las aguas; era Dios el que estaba creando todo y por eso la Escritura afirma que el Espíritu de Dios era el que se estaba moviendo.
Los dos primeros versículos del Génesis no aportan ningún sustento a la “teología” trinitaria y al contrario la desmienten. Por eso, decir que Dios y el Espíritu de Dios son dos personas distintas es ignorar lo que la Escritura enseña. Es simplemente ignorar que Dios es Espíritu. Decir que Dios y su Espíritu son dos personas distintas es prácticamente afirmar que hay por lo menos dos “Espíritus Divinos” en existencia, y eso es herejía. Eso es negar la fe cristiana.
Aun, reconocidos escritores trinitarios han confesado que Dios es un Espíritu, y no dos o tres “Espíritus”. Desafortunadamente luego desmienten lo que han dicho para confesar a un dios trino jamás enseñado en las páginas de las Sagradas Escrituras. Veamos una buena definición de Dios tal y como es presentada por algunos escritores trinitarios.
“El obispo evangélico español, Juan Bautista Cabrera, en su tratado Manual de Doctrina y Controversia, define a Dios como: ´Espíritu supremo existente por sí mismo, e infinito en todo género de perfecciones… Como nadie lo ha creado, Él es la causa de todo´. Esta definición es adecuada para todos los teístas, incluyendo entre ellos a los musulmanes y a los judíos. El teísmo enseña que Dios es un ser diferente de la creación y que el universo fue planeado y creado por Él. Dios lo sustenta y lo gobierna en el presente. El teísmo cristiano agrega una nota a la anterior definición: “y quien llegó a encarnarse como Jesús de Nazaret” [240]
Sí, un solo Dios que es Espíritu, se manifestó en carne como un hombre para redimir a la humanidad del pecado y de la muerte. Ese hombre fue conocido como Jesús de Nazaret. Jesús de Nazaret es el verdadero Dios que se hizo presente en medio de su pueblo, no en Espíritu sino en carne. No basta que confesemos esta gran verdad solo de palabra. Hay que creerla con el corazón.
Similar a la Expresión “Un Hombre y Su Alma”
Isaías 48:16 dice: "Jehová el Señor, y su Espíritu". Dicha expresión, lejos de constituirse en un sostén para la “teología” trinitaria, lo que hace es desmentirla totalmente. El texto jamás afirma lo que la “teología” trinitaria pretende hacernos creer. El texto jamás afirma que Jehová el Señor es una de tres supuestas personas divinas, o que el Espíritu sea una persona diferente a él. Lo que hace el texto, es simplemente expresar que Jehová el Señor es Espíritu.
Si utilizáramos la expresión "un hombre y su alma", cualquiera entendería que nos estamos refiriendo a un solo hombre que es un alma viva. Al hablar de esa manera jamás estaríamos confesando que existan dos personas dentro de un solo hombre o que haya una pluralidad de personas en cada uno de los seres humanos. Hablar así, es simplemente expresar que el hombre es un alma viva. De igual manera, cuando la Biblia dice: “Jehová el Señor y su Espíritu”, está hablando de un solo Dios que es Espíritu, sin hacer referencia a ninguna pluralidad de personas en la Deidad. La “teología” trinitaria es culpable de pensar mas allá de lo que está escrito (1. Corintios 4:6).
La expresión “alma” es usada para referirse a los seres humanos, así como la expresión “Espíritu” (con “E” mayúscula) es usada para referirse al único Dios del cielo.
Por ejemplo, si alguien dice: “No se ve un alma en la calle”, lo que está expresando es que no hay ni un solo ser humano en la calle. Si alguien dice “una población de 20.000 almas” lo que está expresando es que hay una población de 20.000 personas, habitantes o individuos. [241]
La Palabra de Dios dice:
“Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.” (Deuteronomio 4:9).
Y a nadie se le ocurriría, por si acaso pensar, que guárdate y guarda tu alma, es una expresión que indica que cada uno de los integrantes de la nación de Israel era una pluralidad de personas.
El rico insensato de la parábola de Jesús, expresó:
“Y diré a mi alma, alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate” (Lucas 12:19).
Dado que el hombre es un alma viviente, el rico insensato habló a su alma, y no a otra persona. Asimismo, dado que Dios es un Espíritu, la referencia a Dios y a su Espíritu no nos enseña que Él siga siendo más que un solo Ser Espiritual.
En verdad, es muy triste que los trinitarios acepten que un hombre pueda referirse a su alma y aun así siga siendo una sola persona, pero que no acepten que Dios pueda referirse a su Espíritu y aun así siga siendo un solo ser Espiritual. Así, para ellos Dios tiene menos facultad que los hombres. Ellos no han entendido que hay un solo Dios absoluto, único e indivisible que es por naturaleza Espíritu.
“Jehová el Señor”, es una expresión que es utilizada en el texto de Isaías 48:16 para referirse al único y sabio Dios. La expresión “Espíritu”, es utilizada para referirse a la naturaleza de Dios y a la obra de Dios dentro del profeta. Quiere decir que el Dios que es Espíritu, entró en el profeta Isaías y lo motivó para que anunciara la Palabra de Dios. Esto se puede apreciar en el verso 17, que dice:
“Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir” (Isaías 48:17).
Isaías 48 Habla de un Solo Dios
Ninguna parte de la Biblia habla acerca de la trinidad. Ni en el versículo 48:16 del libro de Isaías, ni en ningún otro versículo dentro del mismo capítulo, ni en cualquier otra parte de la Biblia se habla acerca de la trinidad, porque esa no es una doctrina bíblica sino una invención humana.
Al observar el argumento trinitario sobre Isaías 48:16, podemos comprobar la manera desesperada y poco seria en que los escritores trinitarios desean encontrar la supuesta trinidad en la Palabra de Dios. El escritor citado anteriormente afirma:
“El que habla se está refiriendo a Él mismo como "el primero y el último" y el Creador de todo, entonces Él debe ser Dios.” [242]
¡Por supuesto! El que habla en los versículos 12 y 13 se está refiriendo a sí mismo como Dios, y no queda duda de que es Dios. Algo que debe llamarnos la atención es que afirma: “Yo soy el único Dios”, así que se presenta como el único Dios y no como una supuesta persona de Dios tal y como nos lo quiere hacer creer ese escritor trinitario. Veamos lo que dice la Palabra de Dios.
Óyeme, Israel, pueblo de Jacob, a quien he llamado: Yo soy el único Dios, yo soy el primero y el último. Con mi mano afirmé la tierra, con mi mano extendí el cielo; en cuanto pronuncié su nombre, empezaron a existir. (Isaías 48:12-13).
El que habla es el único Dios. Decir algo más es ignorar lo que dice la Escritura, es buscar indoctamente lo que la Escritura no afirma.
Sin embargo vemos que dicho escritor trinitario continúa diciendo:
“Pero El habla de otros dos en el mismo pasaje quienes deben ser también Dios: "el Señor Dios, y su Espíritu me han enviado" ¿Por quién podría ser Dios "enviado" a una misión – y dónde? Este no puede ser otro que el Padre y el Espíritu Santo enviando al Hijo dentro del mundo para ser nuestro Salvador” [243]
Verdaderamente es triste escuchar estos argumentos de alguien que ha tenido la oportunidad de leer las Sagradas Escrituras. ¿En qué parte del pasaje se habla acerca de otros dos? ¿Le haremos caso a lo que dice la Escritura, o creeremos a las falsedades inventadas por los hombres? ¿Qué dice la Escritura? Dice que hay un solo Dios. El versículo 12 nos enseña que hay un Dios único, el versículo 13 nos enseña que ese Dios único es el creador de todo. El versículo 16 vuelve a hablar de ese sólo y único Dios y lo llama Jehová el Señor y también se refiere a Él como Espíritu, precisamente porque Dios es Espíritu. El profeta Isaías es el que se identifica como el que fue enviado para anunciar esa profecía (no Dios). Isaías es el que se presenta a sí mismo como aquel a quien Jehová amó, y como el encargado de anunciar estas cosas. Isaías dice que él es aquel que desde que recibió la profecía de Dios jamás la mantuvo en secreto sino que la publicó al pueblo. Él la publicó desde el mismo principio, es decir desde que recibió la profecía de parte de Dios.
Pero más hermoso aún, es como continúan los versículos siguientes. Invito a todo aquella persona que ama al Señor Jesús para que abra sus oídos y preste atención a estas palabras, a fin de que pueda dejar a un lado las doctrinas babilónicas – tal como la doctrina de la trinidad – que enseñan a otro dios diferente al de la Biblia, y libre de esa esclavitud pueda vivir para el Dios vivo.
"Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir. ¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar. Fuera como la arena tu descendencia, y los renuevos de tus entrañas como los granos de arena; nunca su nombre sería cortado, ni raído de mi presencia. Salid de Babilonia, huid de entre los caldeos; dad nuevas de esto con voz de alegría, publicadlo, llevadlo hasta lo postrero de la tierra; decid: Redimió Jehová a Jacob su siervo." (Isaías 48:17-20).
Dios es el Espíritu Santo
La Biblia no solo llama a Dios Espíritu, sino que también lo llama “Espíritu Santo”.
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? (1 Corintios 6:19).
Es normal que Dios sea conocido por el titulo de Espíritu Santo, pues Dios es Espíritu y es Santo. Aun cuando Dios llame a sus escogidos “santos” solo Él es santo en todo el sentido de la palabra. ¡Dios es santo!
"Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado." (Apocalipsis 15:3-4).
En la Biblia, el titulo de Espíritu Santo es aplicado a Dios, en primera instancia para hacer referencia a su naturaleza, a lo que Él es, reconociendo que Él es Espíritu y es Santo. En segunda instancia, dicho título es utilizado para referirse a la capacidad que Dios tiene de obrar en medio de su creación y de habitar en medio de su pueblo. Sin embargo, dicho título jamás es utilizado para demostrar alguna pluralidad en Dios. La Biblia confiesa que Dios es uno, pero no dice nada acerca de que Él sea trino. ¿A quién le creeremos? ¿A la Biblia o a las doctrinas inventadas por los hombres? Es preferible creerle a la Biblia, y unirnos al salmista diciendo:
Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino. (Salmo 119:105).
¿La Tercera Persona?
La “teología” trinitaria ha enseñado durante siglos que el Espíritu Santo es la tercera persona dentro de una supuesta trinidad (Ver el capitulo 6. Mitos Inventados por la “Teología” Trinitaria, especialmente la sección “El Mito de las Procesiones de las Divinas Personas”)
Sin embargo, ¿en qué parte de la Escritura se dice que el Espíritu Santo es la tercera persona de una trinidad? En ninguna parte. Decir que el Espíritu Santo es la tercera persona de una trinidad es hacer una declaración antibiblica. Es ignorar las Escrituras y el gran poder de Dios (Mateo 22:29)
El Espíritu Santo es Dios, porque Dios es Espíritu y es Santo.
Sólo Hay un Espíritu (Con “E” Mayúscula)
Nosotros no conocemos el número exacto de seres espirituales que existen, pero sabemos que son muchos millares (Hebreos 12:22). Aun cuando existen muchos seres espirituales, solo Dios puede ser conocido como el Espíritu (con “E” mayúscula). Solo hay un Espíritu de Dios, porque solo hay un Dios.
“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.” (1. Corintios 12:13).
“Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.” (Efesios 2:18).
“un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación” (Efesios 4:4).
El Santo Espíritu es el Padre
“Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:24).
¡Dios es Espíritu! ¡El Padre es Espíritu! Incluso la Biblia llama a Dios, el Padre de los espíritus.
“Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?” (Hebreos 12:9).
Debemos obedecer a nuestro Dios y Padre quien es el Espíritu Santo. Si queremos vivir, debemos obedecer al Padre de los Espíritus.
La Biblia enseña que hay un solo Espíritu, y ese Espíritu es el Padre ¿Por qué hacer caso a las doctrinas de invención humana que nos dicen que el Padre es uno y que el Espíritu es otro distinto a Él? ¿Acaso no es la misma Biblia la que nos enseña que existe un solo Espíritu? ¿Por qué tratar de separar al indivisible? ¿Por qué ignorar que el Padre es el Espíritu, dado que Dios es Espíritu y es Santo? Es tiempo de poner a las doctrinas falsas y a los dioses falsos en el lugar que les corresponde para correr a adorar al único y sabio Dios nuestro salvador.
La Escritura dice:
“Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.” (Mateo 10:19-20).
Y en un pasaje paralelo afirma:
“Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.” (Marcos 13:11).
Hay un solo Espíritu, y ese Espíritu es llamado el Espíritu del Padre, y también el Espíritu Santo. El Espíritu del Padre es el que nos indica a los verdaderos creyentes lo que debemos hablar, pues no somos nosotros los que hablamos sino que Él es quien nos da lo que debemos hablar.
De igual manera, todos los que hemos recibido el Espíritu del Padre podemos clamar ¡Abba, Padre! o ¡Padre mío! Porque tenemos a nuestro Dios y Padre morando en nuestros corazones.
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.” (Romanos 8:14-16).
Esta discusión es sumamente interesante, pues el hombre fue creado como un recipiente, como un vaso en el cual pudiera morar el Espíritu de Dios. Así, la Iglesia es el cuerpo de creyentes que ha sido bautizada con el único y verdadero Espíritu, con el Espíritu de Dios. De esa manera Dios es en nosotros la plenitud de todas las cosas, Dios es en nosotros todo en todos.
“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.” (1. Corintios 12:13).
“Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.” (Efesios 1:22-23).
El deseo que Dios tuvo al crear el mundo, fue contar con un número de creyentes que fueran sus hijos, y que por lo tanto, estuvieran llenos del Espíritu del Padre. Un grupo de creyentes dentro del cual el mismo Espíritu pudiera dar testimonio a nuestro Espíritu de que somos hijos de Dios. Pero no había ni un solo ser humano digno de semejante honor, “por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Entonces Dios mismo y no otro se manifestó en carne como un hombre (Isaías 9:6, Mateo 1:23, 1. Timoteo 3:16). Así, Jesús es Dios manifestado en carne. Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, 100% Dios y 100% hombre porque Dios fue manifestado en carne. El propósito de Dios al manifestarse en carne era que llegara a existir por lo menos un ser humano que pudiera manifestar al Espíritu del Padre en esta tierra. Así aquel ser humano que manifestó al Espíritu del Padre en esta tierra fue llamado Hijo de Dios (Lucas 1:35). (Para mayor información ver el capitulo 5. La “Teología” Trinitaria Niega el Misterio de la Piedad).
Dios necesitó de un recipiente para que su Espíritu pudiera entrar al mundo físico, y por eso se manifestó en carne como un verdadero hombre. Ese ser humano que llegó a ser llamado Hijo de Dios, no es más que Dios mismo y no otro manifestado en carne. No hay ningún “Hijo Eterno” pero aquel que se manifestó en carne sí es Eterno, pues es el Espíritu de Dios. El ángel Gabriel le reveló a Maria que el Espíritu Santo engendraría a un niño en ella y que por esa razón aquel niño sería llamado Hijo de Dios. El Espíritu Santo es el Padre de la humanidad de Jesús. El Espíritu Santo es el Padre y es el único Dios que existe. El Espíritu Santo es aquel que tomó a ese recipiente, a ese ser humano y lo llenó completamente para manifestarse al mundo. El Espíritu Santo es el Padre al que tanto se refería Jesús. El Espíritu Santo es el único Dios que se manifestó en carne.
“El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.” (Mateo 1:18-20).
"Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios." (Lucas 1:34-35).
Si el Padre y el Espíritu Santo fueran dos personas distintas (tal y como enseña el dogma fraudulento de la trinidad), entonces tendríamos que preguntarnos: ¿Tuvo Jesucristo dos padres? ¿Cuál de ellos es el verdadero Padre? La Biblia no nos deja en esa incertidumbre, la Biblia nos enseña que el Espíritu Santo es el Padre, pues ese ser humano que llegó a ser conocido como el Hijo tenía como propósito manifestar al Espíritu del Padre en este mundo. Un escritor pentecostal apostólico lo expresa así:
“Antes de la cruz, el Padre solo tuvo la posibilidad de manifestarse perfectamente a través de un solo ser humano. Por lo tanto ese Hijo tuvo que multiplicarse y llenar la tierra para que pudieran llegar a existir muchos hijos de Dios.
Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos. (Hebreos 2:10).
De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. (Juan 12:24).
El único Espíritu del Padre ahora vive en el interior de muchos recipientes por todo el mundo, y el segundo Adán [Cristo] se ha multiplicado grandemente. Su Espíritu opera de manera simultánea en todo el mundo, mientras que antes de que Jesús fuera crucificado, solo Jesús podía ser el único recipiente a través del cual Dios podía manifestarse. De ese modo en que Jesús se multiplica es como la gloria de Dios llena la tierra… la verdad de la Unicidad confirma que toda la humanidad tiene la necesidad de expresar al Padre para de esta forma ser hijos de Dios. Por eso fue que Jesús llevó como "Hijo de Dios" el mismo título que todos los verdaderos creyentes tienen como "hijos de Dios". Por eso es que Jesús no se avergüenza de llamarnos "hermanos" (Hebreos 2:11).
La estrategia del enemigo al inventar la doctrina de la trinidad, fue la de usurpar la enseñanza esencial de la Unicidad que implica nuestra necesidad de manifestar en nuestras vidas al sólo Espíritu del único Dios. Si nuestros ojos se alejaran de ver a Jesús como nuestro ejemplo completo y perfecto de como manifestar el Espíritu de Dios, entonces nosotros seriamos débiles e ineficazmente nunca cumpliríamos con nuestro propósito. ¿Puede ver usted como la doctrina de la trinidad lleva al hombre lejos de la gran verdad de una vida llena del Espíritu? ¿Puede usted ver como la Unicidad lo confirma completamente?
¡Agradezca a Dios por la verdad de la Unicidad!” [244]
El Santo Espíritu es Jesús
El Espíritu Santo entró a la dimensión del mundo físico cuando se manifestó en carne en el cuerpo humano de Jesucristo. Algunos afirman que Jesús fue un simple ser humano, pero las Sagradas Escrituras nos enseñan que Él era mucho más que eso, Él es Dios mismo manifestado en carne. El Espíritu Santo es Jesús mismo y no otro. Jesús es Dios, por ende, Jesús es el Espíritu Santo.
Jesús afirmó su omnipresencia cuando dijo:
“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mateo 18:19-20).
La verdadera iglesia tiene al Verdadero, al solo y único Espíritu de Dios morando en ella. Ese Espíritu es el Espíritu de Cristo y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo no es de Dios.
“Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.” (Romanos 8:9).
El Señor Jesús prometió que Él mismo y no otro, habitaría en los corazones de los creyentes para siempre.
“…y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mateo 28:20).
Por eso la Escritura afirma categóricamente que cuando Cristo habita en nuestros corazones, es cuando tenemos la esperanza de la gloria eterna. Esta verdad no la conocen ni la pueden aceptar los que no forman parte de la verdadera iglesia de Dios, pero la verdadera iglesia sí entiende que Jesús es el Espíritu Santo, porque Jesús es Dios y no hay otro.
“el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.” (Colosenses 1:26-27).
Ese único Espíritu, que es el Espíritu de Cristo, fue el que inspiro a los profetas que hablaron de la salvación destinada a nosotros. Note como los siguientes versículos llaman al único Espíritu, el Espíritu de Cristo y el Espíritu Santo sin hacer alguna diferencia.
“Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio porel Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.” (1. Pedro 1:10-12).
Juan el Bautista indico que Jesús es quien bautiza con el Espíritu Santo, y esto es obvio, pues Jesús es el Santo Espíritu. Jesús, como el único Dios que es, tiene la potestad de sumergirnos (bautizarnos) en su Santo Espíritu.
“respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” (Lucas 3:16).
Todos sabemos que con esas palabras, Juan se estaba refiriendo al Señor Jesús. Jesús es el único y precioso Espíritu que habita en el corazón de los creyentes. Antes de partir para los cielos, Jesús mismo indicó a sus discípulos que Él era quien los llenaría con el Espíritu Santo, precisamente porque Él es el Espíritu Santo.
“…Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.” (Juan 20:22).
Los discípulos no fueron llenos con el Espíritu Santo en ese preciso momento, porque Jesús no había sido aún glorificado (Juan 7:39). Una vez glorificado, el Señor volvió a su amada iglesia, no en carne sino en Espíritu, para cumplir lo que prometió, es decir que estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 28:20), para que donde estén dos o tres congregados en su nombre allí este Él en medio de ellos (Mateo 18:19-20). El día de Pentecostés en el cual descendió el Espíritu Santo por primera vez, fue Jesús mismo y no otro el que los llenó con su santa presencia, cumpliendo así lo que había prometido, y aun sigue llenando con su Santo Espíritu a todos los que forman parte de su amada iglesia.
El libro de los Hechos indica que todos los que estaban reunidos en el aposento alto, recibieron el Espíritu de Cristo, el Espíritu Santo.
“Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” (Hechos 2:4).
Mientras Jesús estaba aun con ellos en su forma corporal, no podía llenarlos como luego lo hizo (Juan 7:39). Pero luego, cuando Él ascendió por encima de todos los cielos para llenarlo todo (pues Él es Dios), también llenó a su Iglesia con su Santo Espíritu, con el Espíritu de adopción por el cual podemos ser reconocidos como hijos suyos.
“solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación… Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres. Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo” (Efesios 4:3-10).
La verdadera iglesia cristiana jamás ha hecho separación alguna entre Jesús y el Espíritu Santo –tal como sí lo hace la engañosa enseñanza trinitaria– precisamente porque Jesús es el único Dios y no hay más. Así, las expresiones: Espíritu de Dios, Espíritu de Jesús, Espíritu de Jesucristo, Espíritu de Cristo, Espíritu del Señor, Espíritu del Hijo, Espíritu Santo, etc., no son más que expresiones equivalentes que se refieren al único y solo Espíritu. Así lo entendieron los santos hombres de Dios y por eso escribieron:
“Porque sé que por vuestra vocación y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación.” (Filipenses 1:19).
A continuación, presentaremos una tabla en la que se muestran los diferentes modos en los cuales la Biblia se refiere al sólo y único Espíritu. El hecho de que se presenten 30 ejemplos, no quiere decir que existan 30 “Espíritus” pues sólo hay un Dios que es Espíritu y ese Dios es Jesús.
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Manera de Referirse
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Algunas Citas Bíblicas
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1
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Un solo Espíritu
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1. Corintios 12:13; Efesios 2:18; Efesios 4:4
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2
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Espíritu
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1. Crónicas 12:18; Nehemías. 9:20; Salmo 104:30; Salmo 139:7; Isaías 34:16; Ezequiel. 2:2; Joel. 2:28; Hageo 2:5; Zacarías. 4:6; Mateo 4:1; Marcos. 1:10; Lucas. 2:27; Juan. 1:32; Romanos 7:6; 1. Corintios 2:4; 2. Corintios 1:22; Gálatas. 3:2; Efesios 3:5; Filipenses 2:1; 1. Tesalonicenses 5:19; 2. Tesalonicenses 2:13; Santiago. 4:5; 1. Pedro 1:2; 1. Juan. 3:24; Judas 1:19; Apocalipsis 2:7
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3
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Espíritu de Dios
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Génesis 1:2; Éxodo 35:31; Números 24:2; 1. Samuel 10:10; 2. Crónicas 15:1; Ezequiel 11:24; Mateo. 3:16; Romanos 8:9; 1. Corintios 2:11; 1. Juan 4:2.
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4
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Espíritu del Dios Vivo
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2. Corintios 3:3
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5
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Espíritu que Proviene de Dios
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1. Corintios 2:12
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6
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Espíritu de Nuestro Dios
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1. Corintios 6:11
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7
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Glorioso Espíritu de Dios
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1. Pedro 4:14
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8
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Espíritu Santo de Dios
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Efesios 4:30
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9
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Santo Espíritu
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Salmo 51:10; Isaías 63:10
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10
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Espíritu Santo
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Mateo 3:11; Marcos 1:8; Lucas 1:15; Juan 1:33; Hechos 1:2; Romanos 5:5; 2. Corintios 6:6; 1. Tesalonicenses 1:5; 2. Timoteo 1:14; Tito 3:5; Hebreos 2:4; 1. Pedro 1:12; 2. Pedro 1:21; Judas 1:20
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11
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Espíritu de Santidad
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Romanos 1:4
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12
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Espíritu Santo de la Promesa
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Efesios 1:13
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13
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Espíritu de Jehová
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Jueces 3:10; 1. Samuel 10:6; 2. Samuel 23:2; 1. Reyes 18:11; 2. Crónicas 18:23; Isaías 11:2; Ezequiel 11:5; Miqueas 2:6
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14
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Espíritu de Jehová el Señor
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Isaías 61:1
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15
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Espíritu del Señor
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Hechos 5:9, Hechos 8:39; 2. Corintios 3:16-18
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16
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Espíritu de Cristo
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Romanos 8:9; 1. Pedro 1:11
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17
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Espíritu de Jesucristo
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Filipenses 1:19
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18
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Espíritu del Hijo
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Gálatas 4:6
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19
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Espíritu del Padre
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Mateo 10:20
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20
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Espíritu de Adopción
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Romanos 8:15
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21
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Espíritu Eterno
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Hebreos 9:14
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22
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Espíritu de lo Alto
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Isaías 32:15
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23
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Espíritu de Verdad
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Juan 14:17; Juan. 15:26
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24
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Buen Espíritu
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Salmo 143:10
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25
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Espíritu de Sabiduría
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Deuteronomio 34:9; Isaías 11:2; Efesios 1:17
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26
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Espíritu de Inteligencia
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Isaías 11:2
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27
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Espíritu de Consejo
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Isaías 11:2
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28
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Espíritu de Poder
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Isaías 11:2
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29
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Espíritu de Conocimiento y de Temor de Jehová
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Isaías 11:2
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30
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Espíritu de Gracia
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Hebreos 10:29
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Jesús Prometió Darnos Palabras a la Hora de la Prueba
¡Hay un solo Dios y ese Dios es Jesús! ¡Jesús es el único Espíritu Santo!
La Escritura dice:
“Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sinoel Espíritu Santo.” (Marcos 13:11).
Y en un pasaje paralelo se afirma que el que hará eso es Jesús.
“Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre. Y esto os será ocasión para dar testimonio. Proponed en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa; porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan.” (Lucas 21:12-15).
Jesús es el que Santifica
La Escritura afirma que aquel que santifica a la iglesia es el Espíritu Santo
“para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo.” (Romanos 15:16).
Pero en el libro a los Hebreos se menciona muy claramente que el que santifica es Jesús.
“Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, En medio de la congregación te alabaré.” (Hebreos 2:11-12).
No hay ninguna diferencia entre Jesús y el Espíritu Santo porque Jesús es el Espíritu Santo.
Jesús es el Consolador (Parakletos)
El diccionario de Strong define la palabra griega parakletos como intercesor, abogado, consolador o consejero. [245]
“≪Parakletos≫ literalmente significa: ≪aquel que es invocado≫ (de para-kalein, ≪llamar en ayuda≫); y, por tanto, ≪el defensor≫, ≪el abogado≫, además de ≪el mediador≫, que realiza la función de intercesor (intercessor). Es en este sentido de ≪Abogado-Defensor≫, el que ahora nos interesa, sin ignorar que algunos Padres de la Iglesia usan ≪Parakletos≫ en el sentido de ≪Consolador≫, especialmente en relación a la acción del Espíritu Santo en lo referente a la Iglesia.” [246]
Ciertamente, el Espíritu Santo es nuestro Consolador, nuestro Abogado, nuestro Intercesor. Cuando recibimos el Espíritu de Adopción tenemos amplia y generosa entrada al Padre (a Dios en toda su plenitud)
“Mas el Consolador [Parakletos], el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” (Juan 14:15-17).
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. (Romanos 8:26-27).
Sin embargo en la primera epístola del apóstol Juan, la Santa Escritura nos enseña que Jesús es el “Parakletos”, es decir, nuestro Intercesor, nuestro Abogado, nuestro Consolador, y/o nuestro Consejero.
“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado [Parakletos] tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1. Juan 2:1).
¡Jesús es el “Parakletos”! ¡Jesús es el Consolador! ¡Jesús es el Espíritu Santo enviado por el Padre a la Iglesia! ¡Jesús es el Espíritu que recibimos cuando invocamos su nombre! ¡Jesús es el Espíritu de Adopción! ¡Jesús es el Espíritu del Padre! Padre, Espíritu Santo y Consolador, son títulos de un solo Dios cuyo nombre es Jesús.
En el libro de Isaías, Jehová afirmó que Él es nuestro Consolador
“Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno? Y ya te has olvidado de Jehová tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía para destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que aflige?” (Isaías 51:12-13).
Jehová es el único Dios que es Espíritu, y por eso Jehová es Jesús mismo.
Jesús es el que Habla a Las Siete Iglesias de Asia en el Libro de Apocalipsis
En el libro de Apocalipsis, Jesús se identifica plenamente como el Espíritu Santo.
Jesús es el que se dirige a cada una de las siete iglesias de Asia. A las iglesias de Éfeso (Apocalipsis 2:1), Esmirna (Apocalipsis 2:8), Pérgamo (Apocalipsis 2:12), Tiatira (Apocalipsis 2:18), Sardis (Apocalipsis 3:1), Filadelfia (Apocalipsis 3:7) y Laodicea (Apocalipsis 2:14). Sin embargo, el afirma: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” (Apocalipsis 2:7, 2:11, 2:17, 2:29, 3:6, 3:13 y 3:22).
El Señor Jesús es el Espíritu
El falso dogma de la Trinidad afirma que Jesús y el Espíritu Santo son dos personas distintas dentro de un dios trino, pero la Escritura atacando frontalmente a ese dogma, afirma categóricamente:
“Porque el Señor es el Espíritu; y dónde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.” (2. Corintios 3:1).
¡El Señor Jesús es el Espíritu! Si los hombres le prestaran atención a la Escritura, se despojarían de la trampa que Satanás les ha puesto para que caigan en el error de adorar a un dios trino jamás enseñado en la Escritura. Este solo versículo basta para derribar tanta falsedad inventada durante tantos siglos. La verdad bíblica es que ¡El Señor Jesús es el Espíritu!
El apóstol Pablo, quien es el escritor de 2. Corintios, tenía muy claro a quién se refería cuando usaba el titulo de Señor. Como ya hemos visto, en 2. Corintios 3:1, él usó el titulo de Señor para dirigirse al Espíritu, al punto que utilizó la expresión “Espíritu del Señor”. Sin embargo, vemos que en la misma carta utilizó el mismo título de Señor para referirse a Jesús.
“Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.” (2 Corintios 4:5).
Todo esto nos indica que el apóstol sabía por la revelación del Espíritu que Jesús es el Señor, y que el Señor Jesús es el Santo Espíritu.
“Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.” (1. Corintios 12:3).
¿Por qué los trinitarios no pueden entender esa sencilla verdad? Porque desafortunadamente los han programado de manera previa, y de una forma extraescritural, y les han dicho que el Señor Jesús y el Espíritu Santo son dos personas distintas. Entonces afectados por esa preconcepción ya no le creen a la Escritura sino que la acomodan de manera muy conveniente a su doctrina del error.
Cuando alguien confiesa por el Espíritu que Jesús es el Señor, entonces esta confesando que Jesús es el único Dios y que no hay más. Hay personas que pueden confesar con su boca que Jesús es el Señor, pero si no lo creen con su corazón, dicha confesión no les sirve. Solo aquel que se deje dirigir por el Espíritu Eterno para hacer dicha confesión, la comprenderá totalmente.
Jesús es Jehová, y por Ende es el Espíritu de Jehová
La palabra griega que se usa como nuestro equivalente español de “Señor” es “Kurios”. Los escritos del Nuevo Testamento, así como la versión griega del Antiguo Testamento conocida como la Septuaginta [247], toman los versículos donde originalmente aparecía en hebreo el nombre sagrado 'YHWH' (o Jehová) y lo traducen como 'Kurios' (Señor). La versión latina conocida como la Vulgata Latina [248] – que también ha tenido una gran influencia en la traducción de la Biblia a muchos idiomas – lo traduce como 'Dominus' (Señor).
Por ejemplo, el libro del profeta Isaías dice:
“Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.” (Isaías 40:3).
Pero en el evangelio según Marcos se escribe:
“Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas.” (Marcos 1:2-3).
Como puede apreciarse, el evangelista Marcos traduce como Señor el nombre de Jehová que utilizó el profeta Isaías. Juan el Bautista preparó el camino al Señor Jesús, pero Isaías dice que prepararía el camino a Jehová. Todo esto nos indica que Jesús es Jehová, y así pueden encontrarse innumerables citas bíblicas. Jesús es Jehová, porque Dios fue manifestado en carne como un ser humano.
El apóstol Pablo escribió:
“Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes” (1. Corintios 10:9).
Pero en el libro de Números 21:5-6, se afirma que el pueblo tentó a Jehová. Así, ¡Jehová es el Señor! ¡Jehová es Jesús! ¡Jesús es el Señor! ¡El Señor es el Espíritu! ¡Jesús es el Espíritu! ¡Jesús es el Espíritu de Jehová! ¡Jesús es el sólo y único Espíritu!
Un Solo Señor
Es evidente que Jesús como Señor, es el único Espíritu Santo. Sin embargo la “teología” trinitaria tratando de confundir al hombre que ya tiene ideas preconcebidas cuando lee la Escritura, presenta argumentos como estos:
“JHVH es un término hebreo que no se menciona en el Nuevo Testamento porque el Nuevo Testamento fue escrito en griego. El término equivalente para JHVH en griego es Kurios, Señor. Se aplica a las tres personas de la trinidad. Es justificable tratar el nombre JHVH de las escrituras en hebreo como en su significado especifico en el Nuevo Testamento por el Señor o el Kurios. No es aplicable a ninguno otro sino a la deidad.” [249]
Este argumento haciendo caso omiso de la enseñanza bíblica, y basado en el paradigma artificial de las tres personas, nos dice que si la Biblia dice que el Padre es el Señor, que Jesús es el Señor y que el Espíritu es el Señor, es porque dicho título se aplica a las tres personas de la supuesta trinidad. ¿Por qué no creer simplemente lo que enseña la Escritura? ¿Por qué no creer que hay un solo Dios llamado Jesús, que posee varios títulos tales como Señor, Padre y Espíritu? ¿Por qué pensar más allá de lo que está Escrito? ¿Por qué inventar más de lo que la Biblia dice para justificar un error tan grande? ¿Por qué justificar la creencia en el dios falso de la trinidad?
La misma Biblia declara que hay un solo Ser al que debemos llamarle Señor y ese uno es Dios.
“Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.” (Marcos 12:29).
Subsecuentemente el apóstol Pablo escribe:
“un Señor, una fe, un bautismo” (Efesios 4:5).
Estos textos nos enseñan de manera simple y clara que Jesús es el único Dios y Señor. Sin embargo, la doctrina de la trinidad afirma que aun cuando Jesús es Señor, hay otros que son tan Señores como Él. Veamos como lo expresa el credo de Atanasio.
“Ahora bien, la fe católica es que veneremos a un solo Dios en la Trinidad, y a la Trinidad en la unidad; sin confundir las personas ni separar las sustancias. Porque una es la persona del Padre y el Hijo y otra (también) la del Espíritu Santo… Así, Señor es el Padre, Señor es el Hijo, Señor (también) el Espíritu Santo; y, sin embargo, no son tres Señores, sino un solo Señor porque así como por la cristiana verdad somos compelidos a confesar como Dios y Señor a cada persona en particular; así la religión católica nos prohíbe decir tres dioses y Señores… ” [250]
El credo de Atanasio mezcla la verdad con la mentira para confundir a los desprevenidos. Por supuesto, Señor es el Padre, Señor es el Hijo, Señor es el Espíritu Santo. Por supuesto que no se trata de tres Señores sino de un solo Señor, porque solo hay un Señor. ¡Todo eso es verdad pues es absolutamente bíblico! No obstante, esta verdad es adulterada con la mentira antibiblica que aparece en la declaración inicial de dicho Credo, donde se afirma que “una es la persona del Padre, una es la persona del Hijo, y otra (también) la del Espíritu Santo”, mentira con la cual se mancha la mente del trinitario a fin de programarlo para que piense en una pluralidad inexistente en Dios y rechace su Unicidad, y para que ignore la preciosa verdad bíblica que nos enseña categóricamente que hay un solo Dios y Señor llamado Jesús.
El Credo de Atanasio condiciona al trinitario para que piense que aun cuando la Biblia llama Señor al Padre, ese Señor llamado Padre no es el mismo Señor llamado Hijo, ni tampoco es el mismo Señor llamado Espíritu, porque según dicho Credo se trata de tres personas distintas. Incluso el Credo dice que estamos obligados a confesar como Señor a cada persona en particular. ¿Pero será que eso es lo que nos enseña la Biblia? ¿Será que debemos confesar como Señor a cada una de las personas de un dios imaginario inventado por los hombres y que es conocido como la trinidad? ¡No! ¡De ninguna manera! La Biblia lo que nos invita es a confesar que hay un solo Señor y ese es Jesús. Jesús como Señor es también el Padre, el Espíritu, Jehová, el Consolador, en resumidas cuentas, el único Dios.
La declaración del Credo de Atanasio es absolutamente politeísta, pues menciona que el “Señor Padre”, es diferente al “Señor Hijo” y también es diferente del “Señor Espíritu”. Dice que se deben diferenciar a las personas y reconocer a cada una de esas tres personas en particular – es decir, de manera individual –. Cualquiera comprende que está hablando de ¡tres Señores! y ¡eso es politeísmo! Sin embargo, para mantener a la gente atrapada en esa teología antibiblica, dice entonces: “así la religión católica nos prohíbe decir tres dioses y Señores”. Si una persona llega a preguntar ¿Pero como tres Señores pueden ser un solo Señor? Entonces la respuesta del dogma es que es un misterio tan grande que no lo puede entender ninguna mente humana. (Ver el capitulo 6, Mitos Inventados por la “Teología” Trinitaria, especialmente la sección: el Mito de que la Trinidad es un Misterio Incomprensible).
No obstante, Ante todas las declaraciones del dogma artificial de la trinidad, la Biblia declara que el único Señor es Jesucristo.
Jesús es el Único Señor
La Biblia dice:
“…no hay más que un Dios. Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él. Pero no en todos hay este conocimiento…” (1. Corintios 8:4-7).
Muchos trinitarios obedeciendo a la programación dogmatica con la que fueron entrenados para leer la Biblia, creen que en ese texto han encontrado una “prueba bíblica” para su dogma. Ellos dicen que Dios el Padre es uno, y que el Señor Jesucristo es otro, pero contrario a su argumento, lo que la Biblia nos enseña es que Jesús es el único Señor. Si Jesús es el único Señor es porque Él es el Padre, y si Jesús es el Padre es porque Él es el único Dios. Jesús es el único Señor, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. (2. Corintios 3:1).
Una comparación puede ayudarnos a entender mejor este texto. Supongamos que en una fotografía aparece un hombre junto a su esposa y sus hijos. Cualquiera podría decir que en esa fotografía hay un solo esposo y un solo padre, siendo que es un solo hombre el que cumple con esos dos requisitos. Así, la verdadera iglesia cree que Dios, Señor y Padre son títulos que se pueden aplicar al único Dios que es Jesús. La verdadera iglesia jamás ha hecho diferencia entre Dios y el Señor como si fueran distintos, porque el Señor es nuestro Dios.
“Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.” (Marcos 12:29).
¿Tres Espíritus?
La verdadera Iglesia de Jesús siempre ha creído lo que dice la Biblia y es que hay un solo Espíritu. Por eso creemos que los títulos Espíritu del Padre, Espíritu del Hijo, Espíritu del Señor, Espíritu de Jesús, etc., son expresiones diferentes que usa la Biblia para referirse al único Espíritu Santo.
“La trinidad enseña que nosotros recibimos el Espíritu de Jesús, y el bautismo del Espíritu Santo (otra persona); y además que nosotros podemos tener el Espíritu del Padre en nosotros (otra persona mas). Pueden negarlo todo lo que deseen, pero están enseñando inadvertidamente que recibimos a tres personas en nuestro ser y por ende a tres Espíritus.” [251]
El Credo de Atanasio hace precisamente eso. En primera instancia menciona que no se deben “confundir las personas” indicando que se trata de tres personas distintas y termina afirmando que “una es la persona del Padre y del Hijo y otra (también) la del Espíritu Santo”. Así, de manera antibiblica se habla de tres personas, consecuentemente de tres Espíritus. Si una persona llega a preguntar ¿Pero como tres Espíritus pueden ser un solo Espíritu? La trinidad ya tiene la respuesta a fin de que el hombre no pueda salir de su error, y entonces le dice:
“Hay, consiguientemente… un solo Espíritu Santo, no tres Espíritus santos…” “así la religión católica nos prohíbe decir tres dioses y Señores” [252]
Esa es una respuesta ingenua a una declaración contradictoria. Primero afirma que se trata de tres Espíritus pero luego termina diciendo que no son tres Espíritus sino un Espíritu. Cuando alguien pregunta como esa contradicción ha de tomarse como cierta, entonces la respuesta es ¡porque si!, porque así lo dice la religión católica y punto.
El Espíritu del Padre y del Hijo, Es el Único y Santo Espíritu
Los capítulos 14, 15 y 16 del evangelio de Juan, son algunas de las citas favoritas utilizadas por la “teología” trinitaria para sustentar su error. Veamos la siguiente cita:
“Especialmente importantes para poner de manifiesto su personalidad, y su distinción del Padre y del Hijo, son los textos de la promesa del envío del Espíritu que recoge el Evangelio de S. Juan (Io 14, 15-17; 15, 26; 16,14). En otros textos no esta tan claro que sea una persona distinta, sino que parece hablarse más bien el don de un Espíritu o fuerza divina (Act 8, 15; 10, 44-47; 15, 8; 19, 2).”[253]
En esa declaración, prácticamente se afirma que las únicas citas que pueden ser usadas para indicar que el Espíritu Santo es una persona diferente de otras dos supuestas personas divinas son las del evangelio según Juan capítulos 14, 15 y 16. También se afirma que en los demás textos no está claro que sea una persona distinta de otras dos supuestas personas. La verdad es que ni en los capítulos 14, 15 y 16 del evangelio según Juan, ni en ninguna otra parte de la Biblia, está claro que el Espíritu Santo sea una persona de una divinidad compuesta, precisamente porque la Biblia no enseña la doctrina anticristiana de la trinidad.
A continuación analizaremos algunos aspectos importantes de estos capítulos.
1) Otro Consolador. Jesús habló de otro consolador que no era más que Él mismo manifestándose, ya no en carne sino en Espíritu dentro de su amada iglesia. Entender la expresión “otro consolador” como “otra persona” es ignorar que la Escritura enseña que el Señor Jesús es el único Espíritu.
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos vendré a vosotros.” (Juan 14:16-18).
“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (Juan 16:7).
Las anteriores citas bíblicas, lejos de enseñarnos una pluralidad inexistente en la deidad, lo que están haciendo es confirmando que Jesús es el único Dios, y por lo tanto, que Jesús es el único Espíritu Santo. El Señor Jesús afirma que los apóstoles ya conocían al Espíritu de Verdad porque moraba con ellos, aún cuando el único que moraba con ellos era Jesús. Jesús confirma que Él es Espíritu Santo cuando afirma: “vendré a vosotros”. Jesús es el único Espíritu que está dentro de su amada iglesia. Más emocionante aún, es comprender que ese mismo texto nos enseña que Jesús es el único Padre. Solo un Padre puede dejar huérfano a un hijo, por eso el dice: “no os dejare huérfanos”.
Jesús prometió que en la edad de la iglesia Él se manifestaría de otra forma muy distinta. Él prometió que se manifestaría no en carne – tal y como ocurría en ese preciso momento – sino en Espíritu llenando las vidas de los creyentes. Por eso dice que es conveniente que Él como Hijo – como Dios manifestado en carne – se vaya, para regresar en Espíritu a fin de estar para siempre en nosotros.
El versículo 14:21 aclara aún más que Jesús es el Espíritu de Verdad, pues afirma que Jesús es el que se manifestará en su iglesia.
“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él” (Juan 14:21).
“Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo. Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis.” (Juan 14:28-29).
2) El Espíritu del Padre y del Hijo. Jesús afirmó que Él mismo y no otro es el Padre. Jesús es el Padre que vendría a la Iglesia, porque Él dijo:
“No os dejaré huérfanos vendré a vosotros.” (Juan 14:16-18).
Jesús es el Espíritu del Padre, y por ende es el Espíritu de adopción, por medio del cual podemos confesar que somos hijos de Dios.
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Romanos 8:14-15).
Por eso cuando Judas hermano de Jacobo le preguntó a Jesús como es que Él se iba a manifestar a la iglesia y no al mundo, Jesús le respondió que eso se lograría cuando Él hiciera morada en los seres humanos llenándolos con el Espíritu de Adopción.
“Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” (Juan 14:23).
La trinidad ve una pluralidad en la deidad a la cual este texto no apoya. Cualquier idea trinitaria es inexistente en este texto que lo único que desea es afirmar que Jesús es el único Padre Eterno que se manifiesta ahora a su pueblo, no en carne sino en Espíritu. Uno no puede descontextualizar ese texto para obligarlo a estar en sintonía con la trinidad, que no es más que una doctrina ajena a la Palabra de Dios.
3) Si conocimos a Cristo en la Carne, ya no lo conocemos así. Cuando el apóstol Pablo escribió a los Corintios, les dijo que si alguno de ellos había conocido a Cristo según la carne, ya no le conocía así. Era probable que alguno de ellos hubiera visto al Señor Jesús mientras estuvo manifestado como un hombre sobre la tierra, pero ahora estando llenos del Espíritu Santo, ellos conocían a Jesús de otra manera. Ya no lo conocían en carne sino en Espíritu habitando dentro de sus corazones.
“De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.” (2. Corintios 5:16).
Es evidente que ahora conocemos a Jesús por medio de una nueva manifestación que opera dentro de toda su iglesia. Según la carne, sabemos que Jesús era hijo de David (Romanos 1:3) y descendiente de los patriarcas (Romanos 9:5) pero aun más que eso, sabemos que Jesús era Dios manifestado en carne.
“de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.” (Romanos 9:5).
Incluso, el texto de 2. Corintios 5:16, también nos enseña que cada uno de los miembros de la iglesia del Señor, ya no se ve a sí mismo según la carne, ni tampoco ve según la carne a sus hermanos en Cristo, sino que se ve a sí mismo y a sus hermanos como una nueva creación del Espíritu de Dios que ahora vive en ellos. Somos nuevas criaturas pues hemos nacido de nuevo.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2. Corintios 5:17).
No nos vemos según la carne pues hemos nacido de nuevo. Hemos nacido del agua (por el bautismo en el nombre de Jesús) y del Espíritu (por el Espíritu que Dios nos ha dado).
“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” (Juan 3:5-6).
Por eso creemos con la absoluta convicción:
“Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.” (Romanos 8:9).
Este precioso conocimiento es el que desdibuja la doctrina artificial de la trinidad, pero gracias a Dios nosotros hemos adquirido ese conocimiento de Dios nuestro Señor por medio de su Palabra.
“Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.” (2. Corintios 5:18-19).
Por eso creemos que el Señor Jesús y no otro, habita en nuestros corazones pues Él es el Santo Espíritu. Creemos que debemos ir por todo el mundo enseñando estas cosas que Él nos ha mandado, aun cuando doctrinas fraudulentas como la trinidad las quieran desdibujar. Creemos que el Señor Jesús ha cumplido su hermosa palabra habitando ahora en nuestros corazones y manifestándose a su iglesia. Ahora hacemos parte de su cuerpo porque hemos recibido el Espíritu de Adopción que nos ha hecho sus hijos. Amamos la preciosa promesa del Señor que llena de felicidad a todo aquel que ha nacido de nuevo, a todo aquel que ha nacido del agua (por medio del bautismo en el nombre de Jesús) y del Espíritu (por medio del bautismo del Espíritu Santo).
“…y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mateo 28:20).
Referencias
[234] Mathew J. Slick. El Espíritu Santo.
http://www.carm.org/espanol/doctrina/el_Espíritu_santo.htm
[235] Luisa Jeter de Walker ¿Cual Camino? Edición Ampliada y Revisada. p. 40. Capitulo 3. El Islam. Editorial Vida.
[236] Dave Hunt. Esa Misteriosa Trinidad. Traducción por Arturo de Jesús.
http://www.apocalypsesoon.org/E/e-xfile-51.html
[237] Paul Pourpard. Diccionario de las Religiones. Versión Castellana de DIORKI de la obra dirigida por el cardenal Paul Poupard, Dictionnaire des Religions, Presses Universitaires de France, Paris. Editorial Herder, S.A. Barcelona 1987.
[238] Nota del Autor. En el idioma español, se usa la palabra Espíritu con “E” mayúscula para referirse a Dios y de esa manera diferenciarlo de los otros seres Espirituales que son mencionados con “e” minúscula.
[239] Definición de Espíritu. Biblioteca de Consulta MicrosoftR EncartaR 2005. c 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[240] Josh McDowell. Más que un Carpintero. pp 10,11. Capitulo 1. ¿Que es lo que hace que Jesús sea tan Diferente? Editorial Betania. Citando a Juan Bautista Cabrera. Manual de Doctrina y Controversia (II), Madrid, pp 9,19
[241] Definición de alma. Biblioteca de Consulta MicrosoftR EncartaR 2005. c 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[242] Dave Hunt. Esa Misteriosa Trinidad. Traducción por Arturo de Jesús.
http://www.apocalypsesoon.org/E/e-xfile-51.html
[243] Ídem
[244] Mike F. Blume. Implicaciones Prácticas de la Verdad de la Unicidad.
http://mikeblume.com/oneimpli.htm
[245] James Strong. La Concordancia Exhaustiva de la Biblia. Nashville: Abingdon, 1890.
[246] Juan Pablo II. El Espíritu Santo en la Catequesis de Juan Pablo II
http://www.corazones.org/Espiritualidad/Espíritu_santo/esp_santo_jp2.htm#PARAKLETOS
[247] Nota del Autor. Después de la deportación a Babilonia, muchos judíos no volvieron a Israel y casi perdieron su idioma natal – el hebreo –. Por esa razón se vieron en la obligación de traducir la Biblia a idiomas como el arameo y el griego. Así, surgió una versión del Antiguo Testamento en idioma griego que se llamó la Versión de los Setenta o Septuaginta, llamada así porque fue traducida por Setenta Varones Sabios del pueblo de Israel que vivieron en Alejandría (Egipto), entre los S. III y II antes de Cristo.
[248] Nota del Autor. La Vulgata Latina, versión bíblica oficial de la Iglesia Católica Romana, fue elaborada por medio de la traducción de manuscritos griegos al idioma latín. Este trabajo fue realizado por un monje católico llamado Jerónimo (c. 345-419). Dicha versión fue conocida como La Vulgata, precisamente porque fue traducida del griego al idioma del pueblo de Roma, que en ese entonces hablaba latín.
[249] Wil Pounds ¿Cuál es tu nombre? Traducido al Español por Victor Castro Chinchilla.
http://www.abideinchrist.org/es/ex3v14es.html
[250] El Credo de Atanasio.
http://www.corazones.org/diccionario/credo_atanasiano.htm
[251] Mike F. Blume. Implicaciones Prácticas de la Verdad de la Unicidad
http://mikeblume.com/oneimpli.htm
[252] El Credo de Atanasio.
http://www.corazones.org/diccionario/credo_atanasiano.htm
[253] Ediciones Rialp. Gran enciclopedia Rialp: GER Editor: Madrid: Rialp, 1989-1991 imp. Sección Trinidad Santísima I. Sagrada Escritura, Tradición y Magisterio. A. Revelación Del Misterio Trinitario, por José A. Morán.