Por Julio César Clavijo Sierra
Fragmento del capítulo 4 del Libro Un dios Falso Llamado Trinidad
1. Que el bautismo no es un requisito indispensable para la salvación.
a) El caso del ladrón que fue crucificado junto a Jesús.
Algunas personas afirman que el bautismo no es necesario para la salvación porque el ladrón que fue crucificado junto a Jesús fue salvo sin necesidad de ser bautizado (Lucas 23:39-43), por ende, dicen ellos, ninguno necesita ser bautizado para ser salvo. Este argumento pasa por alto un elemento esencial, y es que el mandamiento de Jesús acerca del bautismo fue dado después de su resurrección, es decir después de que Cristo fue crucificado (Mateo 28:18-20; Marcos 16:15-16).
Los que hemos sido bautizados en Cristo hemos sido bautizados en su muerte (Romanos 6:3-4). Así, el bautismo es una representación de la muerte de Jesús. El ladrón no podía ser bautizado y no tenía necesidad del bautismo pues en primer lugar, Jesús no había dado aún instrucciones acerca de la necesidad del bautismo para la salvación, ni tampoco había muerto. ¿Cómo podía alguien ser bautizado en la muerte de Cristo sin que él hubiera muerto? El caso del ladrón en la cruz, es un argumento muy débil para intentar negar que el bautismo es necesario para la salvación.
b) Que el apóstol Pablo dijo a los corintios que él no había sido enviado a bautizar sino a predicar.
Algunas personas toman las palabras del apóstol Pablo registradas en 1. Corintios 1:17 dónde él dice: “Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio”, para asegurar que el bautismo no es necesario para la salvación. Incluso afirman que el Señor Jesucristo no nos envió a ninguno de nosotros a bautizar, pasando por alto las citas de Mateo 28:18-20 y de Marcos 16:15-16. Contrario a estas afirmaciones, y de manera paradójica, el mismo texto que ellos usan para negar la importancia del bautismo en el nombre de Jesús, antes lo confirma. Al analizar el texto dentro de su contexto nos daremos cuenta del por qué.
El contexto habla de que la iglesia de Corinto sufría una gran división debido a que los corintios estaban de cierta manera “endiosando” a sus predicadores favoritos o a los hombres que los bautizaron. Unos decían: “yo soy de Pablo”, otros decían: “yo soy de Apolos, otros decían: “Yo soy de Cefas (es decir Pedro)”, y algunos, al parecer los más sensatos decían: “Yo soy de Cristo” (Ver 1. Corintios 1:10-12). Pablo les enseña que los miembros de la iglesia son discípulos de Cristo y no de ningún hombre en particular. En el verso 13 él les pregunta, “¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?” La respuesta es clara. Pablo no fue crucificado por nosotros, fue Jesucristo el que fue crucificado. Como Pablo no fue el que murió en la cruz para pagar por el precio de nuestros pecados, entonces no debemos ser bautizados en el nombre de Pablo. Debemos ser bautizados en el nombre de aquel que pagó por nosotros el precio de nuestros pecados, es decir en el nombre de Jesucristo, no en el nombre de Pablo. Por eso Pablo dice en el versículo 15: “Para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre”. No es en el nombre de Pablo ni de ningún otro siervo cristiano: es en el nombre de Jesús que debemos ser bautizados para tener parte con el Señor Jesucristo.
Pablo afirma que él ha bautizado a algunas personas, no a muchas (vea 1. Corintios 14-16). Si el bautismo no tuviera ningún valor, ¿por qué Pablo bautizó a algunas personas? Nosotros no debemos perder de vista que Pablo era apóstol, y como apóstol su misión principal era predicar no bautizar. El apóstol Pablo, por ninguna parte de esa porción bíblica dice que el bautismo no es importante para la salvación, y eso hay que tenerlo muy claro. Sin embargo, tras la predicación de Pablo muchas personas eran bautizadas. En realidad no era necesario que Pablo mismo bautizara a las personas, pues alguno de los hermanos acompañantes de Pablo podía hacerlo. Precisamente en el libro de Hechos capítulo 18 se habla acerca de la obra realizada por Pablo en Corinto (es decir en la misma iglesia de la cual venimos hablando). El verso 8 dice lo siguiente:
“Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados.” (Hechos 18:8).
Muchos fueron bautizados por la predicación de Pablo, aún cuando Pablo afirma que él mismo no bautizó sino a algunos pocos. Esto nos lleva a concluir que eran otros hermanos y no Pablo los que los bautizaron, pues la misión principal de Pablo como apóstol era predicar, no bautizar. El hecho de que estas personas fueran bautizadas, demuestra la importancia del bautismo en el nombre de Jesús dentro del plan de salvación.
2. Que al ser un hombre quien bautiza a otro, el bautismo no tiene valor dentro del plan de salvación
Algunas personas afirman que por el simple hecho de que el elemento humano hace parte del bautismo, entonces el bautismo no tiene importancia. Pero, solamente porque un hombre bautiza a otro no significa que el hombre salva al hombre. El hombre no perdona el pecado; Dios simplemente lo usa como un instrumento para transmitir el evangelio. Por el mismo principio Dios usa la predicación del hombre para traer la salvación (1 Corintios 1:18, 21), y nadie oirá el mensaje de la salvación sin un predicador (Romanos 10:13- 17). Cuando Dios detuvo a Pablo en el camino a Damasco, Dios no le reveló el plan de salvación, sino que lo envió a un predicador llamado Ananías (Hechos 9). El ángel de Dios no le predicó a Cornelio sino que lo envió a Pedro para el mensaje de la salvación (Hechos 10). Dios usa a los humanos para llevar el mensaje de la salvación a otros, y el bautismo en agua es simplemente otro ejemplo de este hecho.
Algunas de las palabras finales que dijo el Señor Jesús a sus discípulos fueron: “A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos” (Juan 20:23). Los apóstoles cumplieron estas palabras cuando bautizaron en el nombre de Jesús a todos los que creyeron a su predicación, pues de esa forma recibieron el perdón de los pecados, pero también los que no creyeron continuaron con sus pecados retenidos. No obstante Dios es el único que tiene la potestad de perdonar los pecados (Mateo 2:7, Lucas 5:21).
3. Que al momento del bautismo no se necesita mencionar ningún nombre.
Esta argumentación es bastante simple y sin fundamento Escritural. Estas personas han olvidado lo que dijo el apóstol Juan.
“Os escribo a vosotros hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre” (1. Juan 2:12).
4. Que el bautismo en el nombre de Jesús no es ninguna fórmula bautismal, pues al comparar los relatos bíblicos de los bautismos, se usan diversas frases descriptivas como por ejemplo: “en el nombre de Jesús”, “en el nombre de Jesucristo”, “en el nombre del Señor Jesús” y “en el nombre del Señor”
Este es otro argumento bastante simple, pues todas esas frases son equivalentes, ya que todas ellas hacen referencia a un solo y al mismo nombre, es decir el nombre de Jesús.
Jesús es un nombre, Señor y Cristo son títulos que distinguen al Señor Jesús. Cualquier ser humano puede llamarse Jesús, pero Señor y Cristo son títulos que solo pueden ser aplicados al Señor Jesucristo. La Biblia enseña que en el bautismo es indispensable que se mencione el nombre de Jesús, por eso las frases “en el nombre de Jesús”, “en el nombre de Jesucristo”, “en el nombre del Señor Jesús”, etc., son equivalentes.
5. Que es igualmente válido que el ministro que realice el bautismo invoque verbalmente “en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” o “en el nombre de Jesús”
La Palabra del Señor enseña que sólo hay un bautismo cristiano, no dos, o tres, o más. “Un Señor, una fe, un bautismo” (Efesios 4:5).
Bíblicamente hablando, no hay dos formas de bautizar, debido a que sólo hay un bautismo para el pueblo de Dios. El bautismo es en el nombre del Señor Jesús, porque: “… en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12).
6. Que en el libro de los Hechos no se menciona realmente la invocación literal que fue utilizada en el bautismo, sino que aunque diga que fueron bautizados en el nombre de Jesús, lo que realmente tenemos que suponer, es que los bautismos se realizaron invocando literalmente la expresión “en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.
Este es un argumento muy sutil, pero que igualmente desconoce el poder que hay en el nombre de Jesús.
Las personas que argumentan esto, afirman que cuando los apóstoles bautizaron a la gente, en realidad invocaban textualmente las palabras “en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” pero que sin embargo en el libro de los Hechos sólo quedó registrado “en el nombre de Jesús”.
Quien esto afirma, goza de una amplia imaginación y desconoce que el libro de los Hechos es precisamente eso, un relato de los acontecimientos tal y como fueron. Veamos el significado de la palabra “Hecho”.
“Hecho, m. Acción u obra. Cosa que sucede”
Cuando el libro de los Hechos afirma que esos hombres fueron bautizados en el nombre de Jesús, es porque así fue. Cualquier otra declaración no Escritural tiende hacia la imaginación.
7. Que el bautismo en “el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” fue ordenado por el mismo Señor Jesucristo, mientras que el bautismo en el nombre de Jesús fue ordenado por Pedro, por lo cual tiene más valor el primero que el segundo, por haber sido ordenado por el propio Señor.
Este raciocinio es simplemente un desconocimiento de que la Palabra enseña que solo hay un bautismo para el pueblo de Dios. “Un Señor, una fe, un bautismo” (Efesios 4:5)
Cuando Pedro habló acerca del bautismo en el nombre de Jesucristo, el actuó bajo la influencia del Espíritu Santo. No se nos puede olvidar que cuando Pedro dijo esas palabras, la Iglesia de Jesucristo había acabado de ser bautizada con el poder del Espíritu Santo. Si Pedro hubiera desautorizado al Señor Jesucristo y hubiera enseñado otra doctrina, seguramente que no lo hubiera hecho bajo la influencia del Espíritu Santo sino de un espíritu de error.
Además en aquel lugar se encontraba junto con Pedro, el evangelista Mateo. Si Mateo o cualquiera de los otros que estuvieron con Jesús cuando él les confió la gran comisión, hubieran escuchado a Pedro hablar cosas contrarias a las enseñanzas impartidas por el maestro, lo hubieran reprendido inmediatamente y lo hubieran acusado de enseñar falsas doctrinas. Eso no ocurrió. Mateo no contradice a Pedro, pues los dos enseñan el bautismo en el nombre.
¿En cuál nombre? Padre no es un nombre, Hijo no es un nombre, Espíritu Santo no es un nombre, pero Jesús si es un nombre. Jesús es el nombre en el cual debemos ser bautizados.
8. Que solo fueron personas judías las que se bautizaron en el nombre de Jesús, pues eso ocurrió para que ellos creyeran que Jesús es el Mesías.
No solo los judíos, sino todos los que quieran pertenecer a la iglesia de Jesucristo deben ser bautizados en su santo nombre. Además la Biblia muestra que judíos (Hechos 4:21), samaritanos (Hechos 8:12) y gentiles (Hechos 10:48, 19:5), todos fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.
9. Que la frase “en el nombre de Jesús” significa “bajo la autoridad de Jesús”, es decir que la expresión “en el nombre de Jesús”, no indica que el nombre de Jesús fue invocado verbalmente al momento del bautismo, sino que indica que se hizo bajo la autoridad de Jesús.
Es cierto que los bautismos se realizaron bajo la autoridad de Jesús, pero eso no quiere decir que el nombre del Señor no fue invocado. Decir eso es como querer tapar el sol con las manos. Si queremos que se manifieste el poder y la autoridad de Jesús ¿qué debemos hacer? Pues invocar su nombre. Entonces, si los apóstoles realizaron los bautismos bajo la autoridad de Jesús ¿qué debían hacer? Debían invocar su nombre en el preciso momento de los bautismos. Cuando nosotros invocamos el nombre de Jesús, estamos invocando también su poder y su autoridad.
Por ejemplo, cuando Pedro y Juan participaron en la curación del cojo que se sentaba en el templo de la Hermosa, Pedro dijo: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda” (Hechos 3:5). ¡Pedro tuvo que invocar el nombre de Jesucristo para actuar bajo la autoridad de ese nombre! Por eso es que luego vemos que Pedro explicó que el hombre fue curado por el nombre de Jesús. “sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano” (Hechos 4:10).
Pedro invocó el nombre de Jesús para actuar bajo la autoridad del nombre. De la misma manera, la iglesia primitiva invocó el nombre de Jesús en el preciso momento de los bautismos para actuar bajo la autoridad del nombre.
10. Que el versículo de Mateo 28:19 enseña la doctrina de la trinidad.
La gran mayoría de las objeciones al bautismo bíblico en el nombre de Jesús, están encaminadas a buscar desesperadamente un respaldo escritural para la doctrina antibíblica de la trinidad. Sin embargo Mateo 28:19 habla de un solo nombre y por lo tanto de la identificación de un solo ser. El Ser al que se refiere es Dios y su nombre es Jesús. El significado singular de Mateo 28:19 está relacionado directamente con el bautismo en el nombre de Jesús. La evidencia de la Escritura acerca de la necesidad del bautismo en el nombre de Jesús es abrumadora. Desafortunadamente son muchas las personas que desean ignorar esto de manera voluntaria para su propia perdición (1. Pedro 3:5).
La trinidad es una doctrina ajena a las Sagradas Escrituras. La Biblia siempre enfatiza que Dios es uno no triuno. Además, Jesús es el Padre (Isaías 9:6), el Hijo (Mateo 1:21), y el Espíritu Santo (2. Corintios 3:17-18). Toda la plenitud de Dios reside en el cuerpo humano de Cristo (Colosenses 2:9).
11. Que las tres personas de la supuesta trinidad, son tres tocayos llamados cada uno Jesús. Por eso se habla del nombre singular, pero en la práctica se debe mencionar “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
Algunos trinitarios con tal de negar el bautismo en el nombre, han llegado al colmo de argumentar que el verso de Mateo 28:19 habla acerca de tres personas divinas, pero que estas tres personas tienen el mismo nombre, porque son tres tocayos llamados cada uno Jesús. Dicen ellos que aunque se habla de un solo nombre, la referencia es a tres personas distintas, y por eso al momento del bautismo se debe invocar la expresión literal, “en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Con este argumento, de alguna manera pretenden confundir la explicación de que Padre, Hijo y Espíritu Santo son títulos de Dios y que uno solo es su nombre.
Ellos explican que esto es similar al caso de que en un mismo hogar haya tres hijos que tengan un mismo nombre común. Por ejemplo que todos se llamen Juan. Así por ejemplo uno se puede llamar “Juan Esteban”, otro se puede llamar “Juan Carlos” y el tercero se puede llamar “Juan Pablo”, siendo tres personas distintas pero con un mismo nombre común. Entonces por analogía, tendríamos que la primera persona se llamaría “Jesús Padre”, la segunda persona “Jesús Hijo” y la tercera “Jesús Espíritu”.
No obstante, en ningún lugar de ese texto, o de la Biblia entera, se dice que existan tres personas de Dios para que uno concluya eso. Tampoco en la Biblia se dice por algún lado que hayan tres personas distintas y un solo Dios verdadero, tampoco se dice que el Padre sea una persona para que uno se atreva a llamar así a nuestro Dios y Padre. Tampoco, por alguna parte de ese texto ni de la Biblia entera, se llama al Espíritu Santo "persona". Eso es imaginación y partir de ideas preconcebidas para reinterpretar las Sagradas Escrituras.
La Biblia habla que Dios es uno no triuno. La Biblia nunca enseña que Jesús sea el nombre común de tres personas divinas, sino que Jesús significa YHWH SALVADOR y es el nombre de Dios revelado con el propósito de redimir a la humanidad.
12. Que lo más conveniente es pronunciar las dos formulas de manera simultánea al momento del bautismo. Así no hay posibilidad de errar.
Para un mejor entendimiento de este argumento, presentaremos las palabras textuales tal y como son presentadas en una página web trinitaria. Veamos:
“Consciente de que aunque para mí esté claro que una persona debe ser bautizada en nombre del "Padre, Hijo y Espíritu Santo", lo que hacemos en mi iglesia es lo siguiente:
Una vez la persona entra en el baptisterio, el siguiente intercambio ocurre:
Pastor: "¿Quién es tu Señor y Salvador?"
Creyente: "Jesús de Nazaret"
Pastor: "Por la confesión de tu boca ahora te bautizo en "el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo – en el nombre de Jesús"
Así bautizamos al creyente tanto en el nombre de la Trinidad como en el nombre de Jesús. ¿Qué podría salir mal en ese caso? "Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo… Arrepiéntanse y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados" Mateo 28:19 y Hechos 2:38 respectivamente”
[Dawlin A. Ureña, ¿En Nombre de Quien se Debe Bautizar, Jesús o la Trinidad?http://antesdelfin.com/resp0016.html ]
Esta forma de proceder refleja un desconocimiento completo de la doctrina del bautismo tal y como es presentada por las Sagradas Escrituras. No hay dos bautismos, solo hay un verdadero bautismo. El nombre al que se refiere Mateo 28:19 es Jesús, por lo cual el bautismo bíblico es en el nombre de Jesús.
Hablar del “nombre de la trinidad” es algo completamente antibíblico. Según algunas personas, el nombre de la trinidad es “Padre, Hijo y Espíritu Santo”, pero nosotros hemos demostrado hasta la saciedad que “Padre, Hijo y Espíritu Santo” no es un nombre. Decir que “Padre, Hijo y Espíritu Santo” es un nombre es un gravísimo error, ya que así no más, por encima, podemos decir que el nombre del Hijo es Jesús (Mateo 1:21). Si reconocemos que el nombre del Hijo es Jesús, pero seguimos empeñados en afirmar que “Padre, Hijo y Espíritu Santo” es un nombre, estaríamos en tremendas contradicciones pues allí ya no habría un solo nombre, habría por lo menos dos nombres.
Así, si queremos ser salvos, es importante e imprescindible, que nos arrepintamos y nos bauticemos en el nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados.
Ahora, pues ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados invocando su nombre” (Hechos 22:16).