Por Alfonso M. Suárez
Cada vez que las Escrituras Sagradas usan el término "Dios", es una referencia clara y general a su única (absoluta) naturaleza Divina, como el Espíritu Eterno (Hebreos 9:14), y eso está en completa armonía con lo que dice en Juan 4:24, "…Dios es Espíritu…", y también con Lucas 24:39, de que el espíritu (de los hombres o Dios), "…ni tiene carne, ni huesos…", por lo tanto, cuando usamos el término inspirado Dios, nos estamos refiriendo directamente a Él como ESPÍRITU; y es más, como Él no solo es "Espíritu", sino que su principal atributo perfecto y divino es SANTO, por eso es que las mismas Escrituras lo llaman:
"…Dios santo…" (Josué 24:19),
Y el "…Santo de Israel…" (Isaías 12:6),
Por ser Espíritu, es también el mismo Dios que puso su Espíritu (su presencia) en medio de su pueblo de Israel:
"..dónde [está] el que puso en medio de él [su pueblo] su Espíritu Santo? …" (Isaías 63:11).
Y también angustiado, porque "…hicieron enojar su Espíritu Santo…" (Isaías 63:9).
De manera que, cuando las Escrituras hablan de "Dios" y del "Espíritu Santo", están hablando de UNO SOLO y EL MISMO, pues Dios es Espíritu y su Espíritu es Santo, así tan sencillo.
Por eso cuando Joel profetizó que Dios dijo: "…derramaré de mi Espíritu sobre toda carne…" (Joel 2:28), no se estaba refiriendo a que "otro" Espíritu vendría, sino que Él mismo Dios vendría a los corazones de los creyentes. La misma Biblia dice en la Unidad del espíritu y la Unidad de la fe, que no hay más que UN SOLO Espíritu (Efesios 4:3-6), por el cual todos los que hemos creído en esta dispensación de la Gracia, somos sellados para el día de redención. Pablo lo reconfirmó al decir:
"…Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones…" (2. Corintios 1:21-22)
Y como Pablo tenía la revelación del misterio de la voluntad de Dios o de la piedad, también podía decir:
"…Dios envió el Espíritu de su Hijo en vuestros corazones…" (Gálatas 6)
Porque el Espíritu del Hijo, es el sólo y único Espíritu Santo.
Y remata diciendo:
"…13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu…" (1. Corintios 12:13)
Asi que no hay ni "dos" ni "tres" "Espíritu Santos", solamente Uno. También el Espíritu Santo no es un pajarito o una paloma (símbolo usado como señal para Juan, no para recibirlo), y menos el Espíritu Santo es una "tercera persona", dentro de Dios, sino Dios mismo. Es el mismo Señor Jesucristo, ahora, en este tiempo de la Gracia, llenando nuestros corazones:
"…Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros…." (Juan 14:16-18).
Jesús, "…Dios, manifestado en carne…" es el Hijo; pero en su naturaleza Divina es el Espíritu de verdad (el Espíritu Santo), y solo Dios es la verdad.