Por David K. Bernard.

(Extracto tomado del capítulo 1 del Libro Historia de la Doctrina Cristiana Volúmen III)

 

La Misión de la Fe Apostólica de la Calle Azusa (de los Ángeles, California, Estados Unidos), es considerada la cuna del Movimiento Pentecostal Moderno
 
El primer día del siglo XX marcó el comienzo de un nuevo movimiento en el cristianismo, que se propagó por todo el mundo durante los cien años siguientes. En este último siglo, más personas se identifican con este movimiento pentecostal que con cualquier otra etiqueta de la cristiandad, con excepción de la Iglesia Católica Romana.



Aunque el movimiento pentecostal moderno fue un nuevo desarrollo histórico- espiritual, no era nuevo en absoluto, pero trató de restaurar la doctrina y la experiencia de los apóstoles y de la iglesia del primer siglo. Si bien en muchos aspectos tuvo éxito, en muchos aspectos la mayoría de los adherentes ha incumplido con su promesa original. Pero su final no ha llegado todavía.



La historia comienza con Charles F. Parham, predicador de una organización independiente de santidad y fundador de una pequeña escuela bíblica. Él y sus estudiantes empezaron a estudiar el bautismo del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento. Para entender su motivación, primero debemos entender el movimiento de santidad. En el capítulo 13 de Historia de la Doctrina CristianaVolumen 2, se habla sobre el Movimiento de Santidad y de cómo estableció el escenario para los pentecostales, que presentamos a continuación en un breve resumen. 



Raíces en el Movimiento de Santidad



El Movimiento de Santidad surgió dentro del protestantismo conservador de los Estados Unidos, en la segunda mitad del siglo XIX. Fue un renacimiento de los principios fundadores del metodismo, que se desarrolló desde el ministerio de Juan Wesley, un predicador del siglo XVIII en la Iglesia de Inglaterra.



La doctrina distintiva del Movimiento de Santidad, fue la enseñanza de Wesley de la entera santificación, que los metodistas habían abandonado en gran medida en ese momento. De acuerdo con esta doctrina, cuando un pecador cree en Jesús, se convierte y se justifica, y recibe el perdón de todos los pecados. No obstante, él está todavía dominado por su naturaleza pecaminosa, hasta que recibe la entera santificación o la perfección cristiana. Esta obra divina purifica sus motivos, sus deseos y sus pensamientos. Él aún conserva la capacidad de pecar, pero su naturaleza interna (la naturaleza pecaminosa heredada de Adán) ya no es una fuente de tentación. Wesley hizo hincapié en un proceso continuo de santificación con la meta de la perfección cristiana, pero más tarde, el Movimiento de Santidad hizo hincapié en la santificación como una experiencia crítica. En esencia, los grupos de santidad enseñaron que todos deben buscar dos experiencias distintas con Dios, conocidas como las obras de la gracia: La conversión y la santificación.



Como la gente del Movimiento de Santidad estudió la Escrituras, en particular el Libro de Los Hechos, se dieron cuenta de que los discípulos fueron bautizados con el Espíritu Santo y comenzaron a equiparar la entera santificación con el bautismo del Espíritu Santo. Ellos no asociaron necesariamente esta experiencia con el hablar en lenguas, aunque entre ellos, hubo algunos casos de hablar en lenguas, como se habían dado anteriormente entre los metodistas.



Un número de personas del Movimiento de Santidad de finales del siglo XIX, comenzaron a proclamar una vista alternativa de la santidad. El efecto práctico era el mismo, pero el enfoque era algo diferente. Negaron que la naturaleza interna del pecado fuera erradicada en esta vida, pero proclamaron que por su Espíritu, Dios da a los cristianos el poder para superar y eliminar la influencia de la naturaleza pecaminosa. Este punto de vista es a veces denominado la santidad de Keswick, por el nombre de una parroquia, donde se celebraron reuniones para promover la enseñanza.



Los partidarios de esta posición, exhortaron a todos los cristianos a buscar un encuentro distinto con el Espíritu de Dios en el que recibirían poder para el servicio cristiano y poder para dar frutos espirituales. Éste podría recibirse durante la conversión o después de ella. Posteriormente, deberían vivir en la plenitud del Espíritu y participar de la altura de la vida cristiana. Estos maestros también comenzaron a utilizar la terminología bíblica de ser "bautizados con el Espíritu Santo", para esta experiencia crítica. 



Un grupo estadounidense que se alineó con el pensamiento de Keswick, fue La Alianza Cristiana y Misionera, una organización evangélica fundada en 1887 por el ministro presbiteriano A. B. Simpson. Proclamó una visión cuádruple del evangelio de Jesús, como el Salvador, el Sanador, el Santificador y quien viene otra vez. Muchos ministros de esa organización, entraron en el Movimiento Pentecostal.



En resumen, los partidarios de ambos, del perfeccionismo wesleyano y de la santidad de Keswick, defendieron una vida de santidad, pero los primeros enfatizaron en la erradicación de la carne, mientras que los últimos hicieron hincapié en la investidura de poder para someter a la naturaleza pecaminosa. Ambos grupos utilizaron en mucho la misma terminología, animando a las personas que se habían arrepentido a que buscarán el bautismo del Espíritu Santo, para que pudieran obtener la victoria sobre el pecado y pudieran hacer la voluntad de Dios.



Hubo un fuerte llamado para volver a las doctrinas y prácticas de los apóstoles y de la Iglesia, registradas en el Nuevo Testamento. En la descripción de este deseo, el adjetivo "Pentecostal" se convirtió en común, y el llamado era a "Volver al Pentecostés". Algunos líderes comenzaron a presionar por la restauración de los dones espirituales, incluyendo la profecía, la sanidad y los milagros. Una minoría de personas del Movimiento de Santidad, incluida La Iglesia de Santidad Bautizada por Fuego, comenzaron a buscar "el Bautismo del Espíritu Santo y fuego" como una tercera experiencia crítica, pero de nuevo no la asociaron con las lenguas. 



Charles Parham y el Derramamiento de Topeka

Charles Parham



En este ambiente, Charles Fox Parham (1873-1929) abrió el Colegio Bíblico Bethel en Topeka, Kansas, el 15 de octubre de 1900, a la edad de veintisiete años. Al final del primer nivel, Parham motivó a sus estudiantes a encontrar la prueba bíblica para el bautismo del Espíritu Santo. Juntos concluyeron que la evidencia inicial es hablar en lenguas (idiomas desconocidos para los oyentes) según como el Espíritu lo dirija (Ver Hechos 2:4; 10:45-46; 19:6).



Al amanecer del siglo XX, Parham llevo a cabo reuniones de oración con sus alumnos. En la noche del 1º de enero de 1901, Agnes Ozman (1870-1937), una misionera de la ciudad de Topeka y estudiante de la escuela bíblica, pidió a Parham que impusiera las manos sobre ella para que pudiera recibir el Espíritu Santo. Cuando Parham lo hizo, ella comenzó a hablar en lenguas. El 3 de enero, Parham, su esposa y doce estudiantes ministeriales, también recibieron el Espíritu Santo con la señal de las lenguas.



Los nuevos pentecostales, llegaron a la conclusión de que la experiencia que habían recibido, era algo mayor que lo que el Movimiento de Santidad había enseñado. Parham pensaba en ello como una tercera experiencia crítica, tal como se expresa en el testimonio común de los primeros pentecostales: "Gracias a Dios, yo soy salvo, santificado, y lleno del Espíritu Santo". Él creyó que esta era una dotación de poder para el servicio, y por primera vez pensó que el hablar en lenguas ayudaría a fortalecer las misiones extranjeras.



Parham llamó a su nuevo grupo, El Movimiento de la Fe Apostólica, y publicó un periódico llamado La Fe Apostólica. El grupo llevó a cabo reuniones en Kansas y Missouri, pero al principio no creció rápidamente. Un avance significativo se produjo en el otoño de 1903 en Galena, Illinois. Una mujer de la ciudad estaba casi completamente ciega debido a una enfermedad ocular. Después de que ella fuera sanada instantáneamente en uno de los servicios de Parham, en Eldorado Springs, Missouri, lo invitó a realizar reuniones en Galena. Allí, más de ochocientas personas fueron bautizadas en agua, cientas recibieron el Espíritu Santo, y por lo menos mil personas testificaron que fueron sanadas. 



Uno de los convertidos en este resurgimiento, fue Howard Goss (1883 – 1964), quien se convertiría en uno de los fundadores de la Asambleas de Dios y más tarde en el primer superintendente general de la Iglesia Pentecostal Unida. Él era un "Infiel" (ateo), sin embargo cuando visitó la reunión de Parham, declaró: "Este ha sido mi primer contacto… con el cristianismo de cualquier tipo… Creo que le debo mi conversión al cristianismo, a las personas a las que he oído hablar en otras lenguas".[1]



Como consecuencia de este avivamiento, Parham puso en marcha a varias iglesias en Kansas, Missouri y Oklahoma. La sede central de su movimiento, estaba en Baxter Springs, Kansas, un pequeño pueblo cerca de Galena.



En 1905, Parham recibió una invitación para celebrar servicios en Orchard, Texas, a unos cuarenta kilómetros al oeste de Houston. Muchas personas se convirtieron. El reavivamiento se propagó por todo este lugar y llegó a Houston, donde Parham llevó a cabo los servicios en un auditorio del centro. Allí, el movimiento tuvo gran éxito después de que una mujer muy conocida fue sanada levantándose de una silla de ruedas. Debido a la tremenda respuesta, Parham abrió muy pronto en Houston, una escuela de formación bíblica a corto plazo.



Goss llegó a Houston a trabajar con los estudiantes, aunque aún no había recibido el Espíritu Santo. En abril de 1906, él y otras dieciséis personas recibieron el Espíritu Santo mientras viajaban en un tren desde Orchard a Alvin, Texas. Goss habló en lenguas durante una semana, y sólo hasta dos semanas después, él pudo predicar otra vez en inglés. El reavivamiento continuó su expansión por todo el área de Houston y por otras partes del Estado de Texas. Parham, nombró a Goss como supervisor de la obra en Texas.



En 1907, surgió una controversia entre algunos de los nuevos obreros de Texas, en cuanto a si el hablar en lenguas era invariablemente la evidencia inicial de recibir el bautismo del Espíritu, o simplemente, uno de los nueve dones del Espíritu. Después de un debate en Waco, el grupo fue convencido de que las lenguas eran la evidencia inicial. Algunos de ellos, sin embargo, decidieron buscar la confirmación en un reavivamiento en San Antonio. El Pentecostés no había llegado aún a esa ciudad y nadie había hablado en lenguas como la evidencia inicial. El grupo condujo el reavivamiento predicando sobre el bautismo del Espíritu Santo, pero nunca mencionaron las lenguas o cualquier otra "evidencia". Goss relató el resultado: "Ninguno de los buscadores esperaba cualquier manifestación extraordinaria. Sin embargo, no hubo ninguna diferencia. Todos ellos también hablaron en lenguas según como el Espíritu les daba que hablasen cuando recibieron el Espíritu Santo. Esto satisfizo incluso a los más escépticos de entre nosotros" [2]



En 1906, Parham llevó el mensaje pentecostal a la ciudad de Zion, Illinois. Esta ciudad, era una comunidad religiosa cerca de Chicago, fundada por John Alexander Dowie, un prominente evangelista que poseía el don de sanidad y que fue el organizador de un grupo de santidad al que llamó Iglesia Católica Cristiana. Recientemente, Dowie había sido desacreditado por causa de una mala gestión financiera, su autoritarismo y su cada vez más excéntrico comportamiento, y había perdido el control de su movimiento. Parham convirtió a muchos de sus seguidores al mensaje pentecostal, incluyendo a muchos ministros. Sin embargo, los nuevos líderes se opusieron a él enérgicamente. 



Desde los avivamientos promovidos por Parham en Kansas y Texas, el Movimiento de la Fe Apostólica creció a cerca de 13.000 personas en 1906. [3] En 1908, había cerca de 25.000 seguidores bajo el liderazgo de Parham. [4]



…Después de abrir su escuela bíblica, pero aparentemente antes del fluir del Espíritu Santo (desde el 1º de enero de 1901), Parham se dio cuenta de que la inmersión trina no era bíblica. Así, comenzó a bautizar a los convertidos por inmersión única en el nombre de Jesucristo, y asoció esta práctica con la confesión de la deidad de Cristo, en contraste con la enseñanza de la teología liberal. [10]… 

  

Howard Goss declaró que Parham lo bautizó en el nombre de Jesucristo en 1903. [11] En 1910, Parham publicó nuevamente lo que experimentó para reconocer el bautismo en el nombre de Jesucristo, lo que indica que tal vez en ese momento todavía estaba bautizando en el nombre de Jesús. Sin embargo, en aras de la unidad, a medida que muchos ministros entraban al creciente Movimiento Pentecostal, Parham volvió a la tradicional fórmula trinitaria. Cuando surgió la controversia del Nombre de Jesús, Parham afirmó la teología trinitaria y denunció al Movimiento de la Unicidad… 

  

William Seymour y el Avivamiento de la Calle Azusa

William Seymour y su esposa Jennie

 

En Houston, uno de los estudiantes de Parham fue William Joseph Seymour (1870-1922), un ministro de santidad de raza negra, que era ciego de un ojo. Nació en Louisiana, pero ahora vivía en Houston. A principios de 1906, Seymour viajó a Los Ángeles en respuesta a la invitación de una pequeña iglesia de santidad.

Seymour predicó el mensaje pentecostal en Los Ángeles, a pesar de que aún no había recibido el Espíritu Santo. El líder de la iglesia rechazó esta doctrina y prohibió a Seymour la entrada en su capilla (Aunque más tarde aquel ministro se unió al movimiento). Sin embargo, Seymour continuó con servicios en los hogares de dos familias comprensivas: en primer lugar, en la casa de Edward Lee, donde se alojó; y luego en la casa de los Asberry, sobre la Calle Bonnie Brae.

El 9 de abril, Lee recibió el Espíritu Santo en su casa, mientras oraba con Seymour y Lucy Farrow. Farrow era una predicadora de santidad, de raza negra, de Houston, que había entrado en el Movimiento Pentecostal a través de Parham, y ella presentó a Seymour ante Parham. Ella era muy eficaz imponiendo las manos sobre las personas y orando por ellas para que recibieran el Espíritu Santo, y ella había llegado a Los Angeles para ayudar a Seymour a lograr un avance.

Esa noche, durante el servicio sobre Bonnie Brae, cuando Seymour relató lo que acababa de suceder a Lee, el Espíritu Santo cayó. Jennie Moore (quien después se casaría con Seymour) y otros varios, recibieron el Espíritu Santo. Tres días más tarde, Seymour y otros, también recibieron el Espíritu.

El pequeño grupo alquiló un edificio antiguo de dos pisos, en la Calle Azusa, en el centro de Los Ángeles, y comenzó los servicios el 14 de abril. La Misión de la Calle Azusa, llevó a cabo servicios diarios durante tres años, desde 1906 hasta 1909. Se produjeron muchos milagros, curaciones y bautismos del Espíritu Santo. Está documentado que hubo resurrección de muertos. [12] Las reuniones se caracterizaron por el culto espontáneo, demostrativo y por un fuerte mover del Espíritu. Ellos se integraron racialmente, lo cual era una extraordinaria evolución en aquel tiempo de prejuicios raciales. Frank Bartleman (1871 – 1936), un evangelista de santidad y el cronista más importante del reavivamiento, escribió, "La 'barrera del color', fue arrasada por la sangre" [13] Negros y blancos, hombres y mujeres, sirven en el liderazgo público y en las funciones ministeriales.

Si bien, Parham y sus estudiantes iniciaron el Movimiento Pentecostal Moderno en el siglo veinte, fue el avivamiento de la Calle Azusa la que difundió el mensaje pentecostal a través del mundo. En septiembre de 1906, Seymour comenzó a publicar la noticia del reavivamiento en un periódico titulado “La Fe Apostólica”, que fue ampliamente difundido entre el Movimiento de Santidad y en muchos lugares. Los misioneros, ministros y miembros laicos de todo Estados Unidos y de todo el mundo, acudieron a Los Ángeles, recibieron el Espíritu Santo, y llevaron el mensaje a todas partes. Además, muchos de los que no podían asistir, al leer la noticia del reavivamiento, pidieron a Dios y recibieron la misma experiencia.

El 18 de abril de 1906, Los Ángeles Times publicó su primer informe del reavivamiento. [14] El artículo se titulaba "Extraña Babel de lenguas", y tenía estos subtítulos: "Se desata nueva secta de fanáticos; Anoche, salvaje escena en la Calle Azusa; Burbujeo de palabras mudas por una hermana". El primer párrafo dice:

"Exclamando expresiones extrañas y pronunciando un credo que parece que ningún mortal podría entender en su sano juicio, la nueva secta religiosa se ha iniciado en Los Ángeles. Las reuniones se celebran en una edificación ruinosa en la Calle Azusa, cerca de la Calle San Pedro, y los devotos de la extraña doctrina practican los ritos más fanáticos, predican las más salvajes teorías y obran ellos mismos en un estado de entusiasmo loco en su celo particular".

Más adelante en aquel día, una edición especial del periódico destaca el gran terremoto de San Francisco, en la que se informó que 452 personas perdieron la vida. Se incluyó el siguiente artículo en la página principal:

“Muchos fenómenos extraños fueron presenciados ayer por el presente reportero de la Misión de la Calle Azusa, cuando yo estuve allí para el servicio de adoración del domingo por la mañana. Lo que vieron mis ojos cuando entré en el pequeño edificio, parece ser lo suficientemente común. Sobre las viejas bancas de madera estaban sentadas unas veinte personas, la mayoría de la más baja escala social. Sin embargo, había un par de los feligreses que parecían ser de la clase más rica. Todos ellos estaban frente al hombre de raza negra que estaba de pie detrás del esbelto púlpito de madera.

La "adoración" comenzó con la oración, una oración que se llevó a cabo de una manera totalmente extraña para mí. Todos levantaron las manos y los feligreses comenzaron a clamar de forma audible, dando gritos de "Amén", "Aleluya" y "Alabado sea el Señor".

El canto era también diferente, como ruidoso, bullicioso, y muchos de ellos fueron cantados en lugar de los himnos convencionales. Fuí impresionado hasta mis raíces, cuando los asistentes a la Escuela Dominical dejaron sus asientos y empezaron a saltar y a correr por el edificio de la iglesia. En un momento durante el sermón, un silencio cayó sobre la congregación y un anciano comenzó a emitir sonidos guturales extraños. Esto, por supuesto, era la muy discutida "glosolalia", la supuesta oratoria en lenguas como la evidencia del Espíritu Santo.

Sorprendentemente después del sermón, la gente parecía bastante normal, socializando y hablando de la vida cotidiana. Me encontré con el pastor, el hermano Seymour, quien fue muy amable.

¿Cuál es mi conclusión?

Bueno, la adoración era sorprendentemente diferente, a diferencia de todo lo que había visto antes. Sería fácil decir que esto fue concebido por el mismo Satanás. Sin embargo, ya que los informes de lo acontecido en la Misión de la Calle Azusa se  extienden como la pólvora por todo el sur de California, vamos a dejar que el tiempo sea el juez". 

Frank Bartleman, quien también había asistido a las reuniones en el hogar de los Lee y en el hogar de los Asberry en la Calle Bonnie Brae, escribió vívidos relatos de la Misión de la Calle Azusa. Él describió la adoración de la siguiente manera: [15]

“El Espíritu cayó con un "coro celestial" en mi alma. De pronto me encontré unido a los demás que habían recibido este “don” sobrenatural. Fue una manifestación espontánea y un éxtasis que ninguna lengua terrenal podría describir… En efecto, esta era una "nueva canción" en el Espíritu… Era a veces sin palabras, otras veces en "lenguas". El efecto fue maravilloso sobre las personas. Trajo un ambiente paradisiaco…

Al principio de "Azusa", no teníamos instrumentos musicales. De hecho, no sentíamos la necesidad de ellos… Todo era espontáneo… Todos los viejos himnos conocidos se cantaban de memoria, vivificados por el Espíritu de Dios. El más cantado fue posiblemente, "Mas el  Consolador Ha Venido". Los cantábamos con un corazón dulce, constituyéndose en una  experiencia poderosa. ¡Oh! ¡Cómo el poder de Dios nos llenó y nos emocionó! Entonces las canciones sobre "la sangre" eran muy populares… La "nueva canción" fue totalmente diferente, no era de composición humana.

El hermano Seymour, generalmente se hacía detrás de dos cajas de zapatos vacías, una encima de la otra. Por lo general él se arrodillaba y metía su cabeza en el cajón de la parte de arriba que hacía las veces de púlpito y pasaba largas horas en oración. No había orgullo allí. Los servicios corrieron casi sin detenerse. Las almas buscaban encontrarse bajo el poder casi a cualquier hora, día y noche. El lugar nunca estuvo cerrado ni vacío. La gente vino para encontrarse con Dios… 

No había temas o sermones que fueran anunciados con tiempo, o alguna intervención especial para cierta hora. Nadie sabía lo que podría venir, lo que Dios iba a hacer. Todo era espontáneo, ordenado por el Espíritu… 

Cuando llegamos a la reunión, evitamos en lo posible todo contacto humano y saludo. Nosotros queremos encontrarnos primero con Dios. Inclinamos nuestra cabeza sobre alguna banca para orar y encontrarnos sólo con el Espíritu, a sabiendas de que no vivimos "según la carne".

Las reuniones comienzan de manera espontánea, con testimonios, alabanza y adoración… Alguien podría hablar. De repente, el Espíritu caería sobre la congregación. Dios mismo hacía el llamado al altar. Los hombres caían por toda la casa, como muertos en una batalla, o corrían en masa hacia el altar, para buscar a Dios”.

La Fe Apostólica contenía la siguiente descripción en su publicación de noviembre de 1906. [16]

“Aquí usted encuentra un poderoso reavivamiento pentecostal que va desde las diez de la mañana hasta cerca de las doce de la noche… 

Hay tal poder en la predicación de la Palabra en el Espíritu, que la gente se agita en las bancas. Viniendo al altar, muchos caen postrados bajo el poder de Dios, y con frecuencia salen hablando en lenguas. A veces el poder cae sobre las personas y reciben el Espíritu mientras que testifican o mientras que se predica y reciben la experiencia bíblica… 

Las demostraciones no son los gritos, los aplausos o saltar tantas veces, como se ve en las reuniones de campo. Hay una agitación como la que tenían los primeros cuáqueros y que los metodistas llamaron los "impulsos". Es al mismo tiempo bajo el poder del Espíritu, que usted ve las manos levantadas y oye hablar en lenguas. Mientras que se canta una canción aprendida desde el cielo con un rostro brillante, las lágrimas corren por los rostros. Muchos reciben el Espíritu a través de la imposición de manos… 

Niños pequeños de ocho a doce años, se vienen desde las bancas hacia el altar, declaran el bautismo del Espíritu Santo y hablan en lenguas… 

Es notable ver cómo como todas las nacionalidades se sienten libres… 

Ningún instrumento que Dios pueda usar, es rechazado en cuenta a su color, su vestido o la falta de educación… 

El canto se caracteriza por la libertad… A menudo alguno se levantará y cantará una canción familiar en una nueva lengua…” …

…El Movimiento de la Calle Azusa utilizaba por lo general la fórmula bautismal trinitaria. Sin embargo, algunos conversos de la Calle Azusa fueron bautizados en el nombre de Jesús. En marzo de 1907 un ministro llamado Joshua Sykes fundó una iglesia pentecostal en Los Angeles, que requiere del bautismo en el nombre de Cristo en lugar de la fórmula trinitaria. [28] La historia oficial de la Asamblea Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, una organización pentecostal de la Unicidad  mexicana-estadounidense, afirma que un hombre llamado Luis López recibió el Espíritu Santo en la Calle Azusa y fue bautizado en el nombre de Jesús en 1909. [29] Sin embargo, cuando más tarde surgió la controversia sobre la fórmula bautismal, Seymour afirmó el trinitarismo y la fórmula bautismal trinitaria, pero siguió teniendo comunión con algunos creyentes del Nombre de Jesús.[30]

Oposición y persecución

Los primeros pentecostales encontraron todo tipo de oposición y persecución. Las denominaciones existentes -especialmente los grupos de Santidad y los fundamentalistas- normalmente los expulsaron, los denunciaron, los ridiculizaron como "santos rodados" y dijeron que eran del diablo. Prominentes líderes del Movimiento de Santidad, dijeron que el movimiento pentecostal era "el último vómito de Satanás", "no provenía de Dios", era "malo y adúltero", "anticristiano", "sensual y diabólico" [37]. Otros lo llamaron "herejía" y "una secta" [38]. Algunos obreros pentecostales fueron amenazados, golpeados, baleados, arrastrados y ridiculizados. Ellos fueron atacados con piedras y con frutas podridas, verduras y huevos. Sus tiendas de campaña y las cuerdas de sus carpas fueron acuchilladas, y sus lugares de reunión fueron incendiados. Howard Goss explicó: [39]

“Nunca podíamos estar seguros de que no íbamos a ser heridos. Algunos obreros fueron atacados, algunos fueron golpeados, algunos tenían huesos rotos, algunos fueron encarcelados, algunos fueron obligados a salir de la ciudad, a algunos les lanzaron cosas podridas, y a algunos les dispararon. Fuimos apedreados, pero por lo menos, nunca fuimos "aserrados".

Durante muchos años, los servicios de la Iglesia fueron perturbados por matones. Las tiendas, los edificios y nuestras residencias a veces fueron quemadas, nuestra agua potable fue envenenada, y las ventanas fueron rotas. A veces fuimos amenazados por turbas enfurecidas o por personas rabiosas, cuando alguno de los miembros de su familia se habían convertido. A menudo, no teníamos ninguna protección; hubo momentos cuando la policía decidió cerrar los ojos porque nosotros éramos forasteros, mientras que la ciudad les pagaba su salario”.

Muchos de los primeros predicadores pentecostales se sacrificaron enormemente para difundir el evangelio. Ellos vivían por la fe y las iglesias comenzaron en tiendas de campaña, quioscos y salas alquiladas. Robert Mapes Anderson, un historiador que no es pentecostal, describe sus dificultades:[40]

“Estos vivían a menudo en la extrema pobreza, saliendo con poco o ningún dinero, sabiendo rara vez en dónde pasarían la noche, o cómo conseguirían su próxima comida. Dormían en graneros, tiendas y parques, o sobre las bancas de madera de las salas de la misión, y a veces en la cárcel. Grupos de obreros unían sus fondos en común para comprar una tienda de campaña o para alquilar una habitación a fin de vivir en comunidad reunidos en algún lugar, subsistiendo a veces con harina y agua, o arroz, o sardinas y salchichas… Los Pentecostales encontraron su principal activo en el espíritu de sacrificio y la enorme unidad de sus líderes”.

Conclusiones

El ministerio y la enseñanza de Charles Parham fue la causa inmediata del Movimiento Pentecostal. El distintivo mensaje que él y sus estudiantes introdujeron, fue "el bautismo del Espíritu Santo con la evidencia inicial de hablar en lenguas".

Como se muestra en los volúmenes 1 y 2 de esta serie sobre La Historia de la Doctrina Cristiana, esta ocasión no fue la primera vez desde los días de la Biblia en que alguien había recibido el Espíritu Santo con la evidencia de hablar en lenguas. Pero sí fue la primera vez registrada en la historia de la iglesia moderna, cuando la gente buscó y recibió el Espíritu Santo con la expectativa de hablar en lenguas. El conocimiento bíblico y la expectativa de la función probatoria de las lenguas es lo que pone a este movimiento aparte de las efusiones anteriores del Espíritu y conduce directamente al pentecostalismo como un  movimiento distinto. Los Pentecostales también difieren de las personas de épocas anteriores al proclamar esta experiencia como la norma y urgiendo a cada uno a recibirla. Sin esta doctrina de lenguas como la evidencia inicial de recibir el Espíritu Santo, el movimiento pentecostal moderno no habría comenzado.

William Seymour es igualmente importante para la historia del movimiento. El avivamiento de la Calle Azusa que dirigió, se convirtió en el impulso a la propagación mundial de Pentecostalismo. Aunque la influencia de Seymour disminuyó rápidamente después de 1911, casi todas las organizaciones pentecostales del mundo deben su existencia directa o indirectamente a la Misión de Seymour en la Calle Azusa de Los Angeles.  

El movimiento pentecostal fue lógicamente, la extensión de las ideas bíblicas de la Reforma Protestante del año 1500, el Reavivamiento Metodista de los años 1700, y el Movimiento de Santidad de los años 1800. Fue el siguiente paso en la restauración de la experiencia y doctrina apostólica para el cristianismo profesante. 

El pentecostalismo moderno no proviene de una sola persona, y creció rápidamente más allá del liderazgo de una sola persona. Parham y Seymour desempeñaron un papel vital en los años de formación, pero la restauración de la experiencia y de la doctrina bíblica se produjo en un ambiente de grupo. Curiosamente, ni Parham ni Seymour fueron los primeros en recibir el Espíritu Santo en sus propios grupos. Muchos se convirtieron rápidamente en líderes, y el movimiento proliferó por una combustión espiritual espontánea, y ningún centro de autoridad humana fue capaz de darle forma, de dirigirlo o de controlarlo. No fue la creación de un individuo, sino que era el soberano mover de Dios en respuesta al hambre espiritual y a la búsqueda de miles de creyentes sinceros.

Referencias

[1] Ethel E. Goss, Los Vientos de Dios, rev. ed. (Hazelwood, MO: Word Aflame Press, 1977), 35, 37.
[2]  Ídem, 104.
[3] William Seymour, ed., La Fe Apostólica (Los Ángeles) [De aquí en adelante FA] 1, no. 1 (Septiembre 1906): 1, Reimpreso en el Periódico de la Calle Azusa [De aquí en adelante Periódico] (Foley, AL: Together in the Harvest Publications, 1997), 10.
[4]  J. L. Hall, “Iglesia Pentecostal Unida International,” Stanley Burgess et al., eds., Diccionario de Pentecostalismo y Movimientos Carismáticos (Grand Rapids: Zondervan, 1988), 860.

[10] Charles Parham, Voice, 21-24.
[11]  Fred Foster, Su Historia: Pentecostales del Siglo 20 (Hazelwood, MO: Word Aflame Press, 1975), 98, 121. 
[12] Frank J. Ewart, El Fenómeno de Pentecostés, rev. ed. (Hazelwood, MO: Word Aflame Press, 1975), 92.
[13]  Frank Bartleman, Calle Azusa (Plainfield, NJ: Logos International, 1980) (reprint of How “Pentecost” Came to Los Angeles, 1925), 54.
[14] Para una reproducción, ver a James L. Tyson, El Temprano Reavivamiento Pentecostal: Historia Pentecostal del Siglo Veinte y Las Asambleas Pentecostales del Mundo, 1901-30 (Hazelwood, MO: Word Aflame Press, 1992), 90.
[15] Bartleman, 55-60.
[16] FA 1, no. 3 (Noviembre 1906): 2, en Periódico, 18.

[28]  Cecil M. Robeck, Jr., “Tener Sentido de Pentecostalismo en un Contexto Global” (Ensayo presentado en la reunión anual de la Sociedad para el Estudio Pentecostal, Evangel University, Springfield, MO, 1999), 10-11, citando “Apostolic Church Stirred by Vision,” Los Angeles Express, 24 de marzo de 1907, 4.
[29] Ver Daniel Ramirez, “Flor y Canto Apostólico: Solicitud preliminar de un himnario pentecostal latino” (Ensayo presentado en la reunión anual de la Sociedad para el Estudio Pentecostal, Oakland, CA, 1997), 7; Manuel Gaxiola, “Las Iglesias de la Unicidad de Habla Hispana en América Latina” (ensayo presentado en el Primer Simposio Ocasional Sobre los Aspectos de el Movimiento Pentecostal de la Unicidad, Harvard Divinity School, Cambridge, MA, 1984), compilado por Jeffrey Gill, 125. Ver también Manuel Gaxiola, La Serpiente y la Paloma: Historia, Teología y Análisis de la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús (1914-1994), 2a. ed. (Mexico: Libros Pyros, 1994), 117.
[30]  James Tinney, “La Importancia de la Raza en el Inicio y Desarrollo del Movimiento Pentecostal Apostólico” (ensayo presentado en el Primer Simposio Ocasional Sobre los Aspectos de el Movimiento Pentecostal de la Unicidad, Harvard Divinity School, Cambridge, MA, 1984), compilado por Jeffrey Gill, 60.

[37]  Ewart, Phenomenon, 180. G. Campbell Morgan usó la primera frase.
[38] Robert Mapes Anderson, Vision de los Desheredados: La Fabricación del Pentecostalismo Estadounidense (New York: Oxford University Press, 1979), 141.
[39] Ethel Goss, 148.

[40] Anderson, 77-78.

 

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