Por G. Jorge Medina

En el libro de 1ra de Samuel capítulo 28, Saúl busca una adivina para que consulte a los muertos por él. La Escritura dice que el profeta Samuel, ya muerto, apareció para hablar con el rey Saúl.

¿Era verdaderamente Samuel? ¿O fue un demonio tratando de engañar a Saúl?



Los debates relacionados a las dos posibilidades han sido múltiples a través de los años. Hay varios elementos problemáticos si es que fue Samuel mismo el que se le apareció a Saúl, pero tales elementos no deberían guiar nuestra interpretación, sino la Palabra de Dios misma.



Examinemos el pasaje bíblico en 1 Samuel 28:



6 Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas. 7 Entonces Saúl dijo a sus criados: Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que yo vaya a ella y por medio de ella pregunte. Y sus criados le respondieron: He aquí hay una mujer en Endor que tiene espíritu de adivinación. 



8 Y se disfrazó Saúl, y se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de noche; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por el espíritu de adivinación, y me hagas subir a quien yo te dijere. 9 Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha cortado de la tierra a los evocadores y a los adivinos. ¿Por qué, pues, pones tropiezo a mi vida, para hacerme morir? 10 Entonces Saúl le juró por Jehová, diciendo: Vive Jehová, que ningún mal te vendrá por esto. 11 La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel. 12 Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo: 13 ¿Por qué me has engañado? pues tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas. ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra. 14 El le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, hizo gran reverencia. 



15 Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy angustiado, pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por medio de profetas ni por sueños; por esto te he llamado, para que me declares lo que tengo que hacer. 16 Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, si Jehová se ha apartado de ti y es tu enemigo? 17 Jehová te ha hecho como dijo por medio de mí; pues Jehová ha quitado el reino de tu mano, y lo ha dado a tu compañero, David. 18 Como tú no obedeciste a la voz de Jehová, ni cumpliste el ardor de su ira contra Amalec, por eso Jehová te ha hecho esto hoy. 19 Y Jehová entregará a Israel también contigo en manos de los filisteos; y mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos; y Jehová entregará también al ejército de Israel en mano de los filisteos. 20 Entonces Saúl cayó en tierra cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; y estaba sin fuerzas, porque en todo aquel día y aquella noche no había comido pan.  



Note que la mujer no hizo nada para hacer venir a Samuel. Cuando ella pregunta a Saúl a quién deseaba ver, de repente aparece Samuel. La adivina se sorprende y tiene miedo. Note que no es ella la que identifica a Samuel, ella dice «Un hombre anciano viene, cubierto de un manto». Es posible que ella no haya conocido al profeta cuando vivía. Al dar tal descripción del «anciano», es Saúl quien se da cuenta que es Samuel mismo.



Es posible que la mujer haya sido una engañadora, como muchos supuestos brujos de hoy, y no esperaba que nada extraordinario sucediera, quedando sorprendida de que algo sucedió aún antes de emplear sus «encantamientos».



Otra señal de que fue verdaderamente Samuel se ve en la reprensión de que es objeto el rey Saúl, recordándole la palabra que se había profetizado y acusando a Saúl por su apostasía.



Una señal de un falso profeta es que lo que anuncia no llega a suceder (Deuteronomio 18:20-22), pero la profecía de este Samuel en el verso 19 se cumplió tal como lo anunció:


«Y Jehová entregará a Israel también contigo en manos de los filisteos; y mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos; y Jehová entregará también al ejército de Israel en mano de los filisteos.»




Por lo tanto fue el verdadero profeta Samuel el que habló. Sólo Dios conoce el futuro exacto y lo revela a sus siervos los profetas.



La Escritura no acepta los hechos de Saúl como si fueran correctos. El hecho de que Dios permitiera que Samuel apareciera, no implica que esto era algo aprobado por Dios. El juicio de Dios contra tal apostasía es decretado en el mismo pasaje bíblico.



Sabemos que la Biblia indica que los muertos no pueden regresar al mundo de los vivos, así como Abraham no permitió a Lázaro volver para advertir a los hermanos del hombre rico a que cambiaran sus caminos (Lucas 16:19-31); pero recordemos que todo decreto dado por Dios está sujeto a su divina voluntad.



Por ejemplo, cuando Jesús está en el monte de la transfiguración, se le aparece Moisés para hablar con él. Moisés llevaba siglos de estar muerto (Mateo 17:1-4) pero es visto por los Apóstoles y conversa con Jesús.



Otro ejemplo, la Biblia dice que «está establecido para el hombre que muera una sola vez» (Hebreos 9:27), pero contrario a esta Escritura, Elías y Enoc no murieron. Esto nos enseña que el Soberano puede causar excepciones de acuerdo a su plan y propósito. Tales excepciones son generalmente conocidas como «milagros».



Dios usó a Samuel una última vez para decretar las razones detrás del rechazo de Saúl como rey, y el juicio final para su reinado.



Algo importante de notar es que la palabra «demonio» no aparece en todo este pasaje bíblico. Aducir que la aparición de Samuel fue en verdad la aparición de un demonio, es ir mucho más allá de lo escrito. Entendemos las razones por la cuales se hace tal cosa pero nunca es aconsejable añadir a la Biblia lo que no dice.



Ahora, tal vez el mejor argumento es consultar el «comentario inspirado» que describimos en un estudio anterior. Como ya notamos, no fue la adivina la que identificó positivamente a Samuel, es más, ella dijo que «dioses» subían de la tierra y que vió a un «anciano» cubierto de un manto.



Saúl entendió que era Samuel, pero no lo identificó como tal. El único que identifica a Samuel como tal, es el escritor que describe los eventos. Es decir, la Biblia misma dice que fue Samuel. Note lo escrito:



«Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz» (verso 12).

«Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir?» (v. 15)

«Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, si Jehová se ha apartado de ti y es tu enemigo?» (v. 16)

«…y tuvo gran temor por las palabras de Samuel» (v. 20)



Si la Biblia misma dice que fue Samuel el que apareció y el que habló, deberíamos aceptarlo sin dudar. Tal vez no podamos discernir cada detalle del plan de Dios para tal evento, pero esto no quiere decir que Dios no tenía un propósito o que Él no está en control de todo.

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