Por Julio César Clavijo Sierra
Pregunta:
Proverbios 22:6, dice: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Entonces si un niño nace en un hogar cristiano, pero cuando crece y tiene uso de razón toma un camino contrario a la fe, menospreciando a la verdadera y única Iglesia del Señor Jesucristo, ¿ha sido por que los padres no han instruido al niño en el camino de Dios, para que cuando fuere viejo no se aparte de este camino?
Respuesta:
Estimado hermano, el Señor Jesús lo bendiga.
Algunas veces es culpa de los padres cristianos que sus hijos se pierdan y otras veces no. Todo padre creyente tiene la responsabilidad moral y espiritual de criar a sus hijos dentro de la fe apostólica, pero si ha cumplido fielmente con su responsabilidad, no puede ser culpable de que un hijo desobediente tome el camino equivocado. Sin embargo, si el padre fue permisivo y fue protagonista de una mala educación, sí puede ser hallado culpable y tiene responsabilidad en el extravío de su hijo. No obstante, esto no libra al hijo desobediente de su propia responsabilidad, pues Ezequiel 18:20 lo aclara diciendo: “El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él”.
Proverbios 22:6, no puede tomarse para concluir que un niño instruido en el camino del evangelio nunca se podrá apartar del camino, como si no tuviera la capacidad para decidir si lo sigue o no. Tampoco puede tomarse para dar por sentado de que toda persona que recibió educación cristiana cuando niño, pero que en su adolescencia o juventud se extravió del camino de Dios, tiene que volver irrebatiblemente al camino algún día porque esa es una promesa absoluta de Dios.
Para poner en su justa medida a Proverbios 22:6, le comparto la siguiente lectura, que nos ayuda a adquirir una comprensión sobre los consejos que se encuentran en el libro de Proverbios.
“Cualquiera puede encontrar excepciones a las generalizaciones de Proverbios. Por ejemplo, Proverbios 28:19 proclama que «El que labra su tierra se saciará de pan; mas el que sigue a los ociosos se llenará de pobreza». Sin embargo, hay agricultores que trabajan duramente y que sin embargo llegan a pasar hambre a causa de la sequía, y también hay ocasiones en que el ocioso llega a ser rico.
Proverbios simplemente dice cómo funciona la vida en términos generales. Usted puede preocuparse acerca de las excepciones después de haber aprendido la regla. Pero trate de vivir siguiendo las excepciones y estará cortejando el desastre.
La regla es que los piadosos, los virtuosos, los laboriosos y los sabios lograrán muchas recompensas. Quienes aprenden la sabiduría práctica y virtuosa de Proverbios, no solo duermen mejor, sino que tienen éxito y están en condiciones de ayudar a sus familiares y amigos. Los necios y burladores, aunque parezcan ser exitosos, pagarán el costo de su estilo de vida.
Gran parte de los consejos prácticos no mencionan a Dios, y su preocupación por el éxito puede, por consiguiente, parecer muy secular, pero si uno toma el libro en su totalidad, se hace evidente que el estilo de vida que Proverbios propone, depende de un respeto saludable por Dios (1:7) que debe afectar todo aspecto de la vida (3:5-7). Proverbios reconoce con franqueza que el camino de la sabiduría no será elegido por muchos: Es más fácil vivir descuidadamente y sin Dios. Pero quienes escogen vivir según Proverbios, tendrán éxito y seguridad, y más: Llegarán a conocer al mismo Dios. «Entonces entenderás el temor de Jehová y hallarás el conocimiento de Dios» (2:5)”.[1] (Subrayados fuera de texto).
En conclusión, existe una gran bendición cuando los padres siguen el consejo de instruir a sus hijos en el camino de Dios, pero la decisión de seguir al Señor es una decisión personal que los hijos deben tomar cuando tengan la capacidad para ello. Si se sigue el consejo de Proverbios 22:6, podemos esperar con mayor probabilidad de que nuestros hijos sigan y no se aparten del camino de la fe. No obstante, si no instruímos a los niños en el camino del Señor, nada nos asegura que ellos puedan llegar a amar a Dios y seguir el evangelio.
Referencias
[1] La Biblia Devocional de Estudio. Pág. 560. © 1991 La Liga Bíblica. Tercera Impresión 1995.