Por G. Jorge Medina
En la búsqueda de argumentos en contra de la existencia de Dios, los ateos parecen haberse quedado con las manos vacías. El único argumento que parecía por algún tiempo tener mérito es el problema del mal en el mundo.
El argumento es expuesto de la siguiente manera:
1. Se afirma que Dios es bueno y todopoderoso.
2. Si Dios fuera bueno, desearía erradicar el mal.
3. Si fuera todopoderoso, podría erradicarlo.
4. Pero el mal existe todavía.
5. Por lo tanto Dios no es todopoderoso o no es bueno.
6. Si Dios no es todopoderoso o bueno, deja de ser Dios.
7. Por lo tanto Dios no existe.
Pero como habíamos indicado en otra ocasión, el ateo no tiene un standard para hacer tal juicio. El mal sólo puede existir en un mundo cristiano, ya que en un mundo sin Dios ¿quién tiene la autoridad para decir lo que es malo y es bueno? ¿Y quién le da el derecho a tal persona de forzar su punto de vista sobre los demás?
Apelar a una decisión de la mayoría de la sociedad convierte en inmoral todo intento de cambiar lo que la sociedad ha aprobado. Es decir, si la sociedad por voto de la mayoría decide que la esclavitud es algo bueno, todo aquel que se oponga a ello está violando la ley moral de la sociedad, es decir, está haciendo mal.
Bajo tal punto de vista no puede haber reformas sociales, y los que las intenten son hombre malvados. Martin Luther King, Jr., Gandhi, Madre Teresa, William Wilberforce y otros que han expuesto la inmoralidad de la sociedad serían inmorales de acuerdo al punto de vista moral que el ateismo debe abrazar.
La realidad es que no importa cuántos consideren un pecado como algo bueno, sigue siendo pecado. Aunque la mayoría de los alemanes hayan pensado que el Holocausto era algo bueno y provechoso para la sociedad, ciertamente hay muy pocos hoy en día que aprueben el asesinato de 6 millones de judíos cuyo único pecado fue nacer como parte de esa raza.
El ateo no tiene un fundamento para una buena moralidad. Aunque ellos pueden vivir vidas morales en el sentido humano, no pueden justificar tales actos por medio de su ateismo. Cada vez que un ateo utiliza las palabras "malo" y "bueno" se está prestando capital intelectual del cristianismo.
Siendo esto así, ¿cómo pueden ellos siquiera COMENZAR a argüir que Dios permite el "mal"? Primero necesitan una definición de lo que es el mal y una justificación para tal definición. Esto los ateos no lo pueden hacer y no podrán hasta que reconozcan la ley moral de Legislador Supremo. Cuando lo hagan, ya no serán ateos y el "problema del mal" habrá desaparecido de sus mentes, ya que Cristo morará en sus corazones.
Dios Responde al Problema del Mal
Habiamos dicho que el argumento del incrédulo es:
1. Se afirma que Dios es bueno y todopoderoso.
2. Si Dios fuera bueno, desearía erradicar el mal.
3. Si fuera todopoderoso, podría erradicarlo.
4. Pero el mal existe todavía.
5. Por lo tanto Dios no es todopoderoso o no es bueno.
6. Si Dios no es todopoderoso o bueno, deja de ser Dios.
7. Por lo tanto Dios no existe.
Analicemos esto y veamos si desde el punto de vista cristiano esto puede solucionarse.
1. Dios es bueno y todopoderoso.
2. Dios quiere erradicar el mal.
3. Siendo todopoderoso, Dios puede erradicar el mal.
4. Aunque el mal todavía existe, Dios ya hizo algo al respecto.
5. El mal dejará de existir para siempre.
Dios ha respondido al problema del mal en la cruz del Calvario. El problema del mal es tan importante para Dios que Él mismo se manifestó en carne para la salvación del hombre y la restauración de todas las cosas.
Cuando el ateo afirma que el mal no debería existir ahora está imponiendo su límite de tiempo a la obra de un Dios eterno. Dios ya ha pagado el precio por la restauración de la creación y la erradicación del mal. Hoy la iglesia está predicando las buenas nuevas para que la gente pueda ser salva. Durante el establecimiento del reino eterno de Dios se deshará de todo aquello que es malo. Compare 1 Corintios 15:24-28 y Apocalipsis 21.
El problema del mal es temporal y sus días están contados. Al comparar este tiempo con la eternidad estamos comparando una gota de agua con el oceano; es decir, no hay comparación. La luz, verdad y bien divinos serán nuestros para disfrutarlos por la eternidad.
De hecho, el cristianismo es el único sistema que tiene una solución real y permanente al problema del mal. Ninguna religión ni sistema filosófico puede siquiera dar esperanza al respecto.