La Teología

Por Julio César Clavijo Sierra



El vocablo teología es una expresión válida en nuestro idioma español para referirnos a las cosas de Dios.



Desde el sentido más elemental, teología se puede definir como la ciencia de Dios (Teos = Dios; Logos = Palabra, Razón, Tratado, Ciencia).



El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, define teología así:



“Ciencia que trata de Dios y de sus atributos y perfecciones”


En términos cristianos, teología se puede definir como la exposición metódica y estructurada del contenido de la fe cristiana, es decir de la doctrina revelada. Cuando estudiamos o explicamos de manera ordenada una doctrina bíblica estamos haciendo teología.



Teología es aquella actividad por la que el cristiano que ha aceptado por la fe la revelación divina, se esfuerza mediante el estudio y el análisis racional en comprender y explicar a profundidad la verdad creída, haciendo un ejercicio intelectual respecto a las creencias de la revelación.



La Santa Escritura dice que la ciencia de Dios está llena de riqueza y de sabiduría: 

!!Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! !!Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! (Romanos 11:33)



También nos dice que “el temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia” (Proverbios 9:10).



La Teología Debe Basarse por Completo en la Santa Escritura


El ejercicio de una sana teología debe estar acorde con la Santa Escritura, ajustándose por completo al Plan Eterno de Dios para con el hombre, que es la Palabra Eterna (Logos, Verbo) de Dios, que estuvo con Dios desde el principio como su plan relacionado para con el hombre (Salmo 119:89, Juan 1:1, 1. Pedro 1:25, Hechos 15:7, Apocalipsis 14:6), y que Él nos reveló de una manera progresiva (1 Pedro 1:12). Para un cristiano verdadero la única norma de fe es la Biblia, que es la Palabra (o Verbo) Escrita, así que añadiduras no valen.



“No añadiréis a la palabra que yo os mando ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová, vuestro Dios, que yo os ordeno” (Deuteronomio 4:2).


“Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás” (Deuteronomio 12:32).


“Toda palabra de Dios es limpia; Él es escudo a los que en Él esperan. No añadas a sus Palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso” (Proverbios 30:5-6).


“Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro” (Apocalipsis 22:18-19).


Algunas personas enseñan como teología sus propias tradiciones humanas, pero Jesucristo enseñó que cualquier tradición humana que contradiga e invalide la Palabra (Verbo) de Dios, debe ser desechada.



“Respondiendo Él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres… Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición” (Marcos 7:6-9).



Dado que la fe cristiana debe basarse en la enseñanza completa de la Santa Escritura, la doctrina apostólica no consiste únicamente en la enseñanza de la Unicidad de Dios (como piensan algunos), sino que la doctrina apostólica es el conjunto de las doctrinas bíblicas que Dios reveló para nuestro beneficio. Sin embargo, no debemos ignorar que la fe apostólica se basa en la verdad de que Dios fue manifestado en carne, y por eso toda la fe depende del entender y obedecer el principal mandamiento: Que sólo hay un Dios al que debemos amar con toda el alma (Marcos 12:29-30), y que Jesucristo (Dios mismo manifestado en la carne como un hombre), es el fundamento de la fe de los apóstoles y de los profetas, sobre el cual se basa la verdadera fe cristiana (Efesios 2:20). 





Términos y Expresiones Utilizados en la Teología.



Los términos y expresiones utilizadas para explicar la verdad de la Escritura, deben ser preferiblemente los mismos términos bíblicos, o de otra forma, terminología que sea equivalente con la terminología bíblica. Cualquier terminología extrabíblica, que conduzca a maneras extrabíblicas de pensar y por consiguiente a doctrinas antibíblicas, debe ser rechazada. Lo importante es que las expresiones que utilicemos no atenten contra la revelación (Verbo) de Dios.



“Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes. Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2. Timoteo 2:13-15). 




Los Límites de la Teología


En la Santa Escritura encontramos al Dios que ha querido revelarse a nosotros, pero no por completo, sino en la medida en la que Él dispuso revelarse al hombre conforme a su Palabra (Logos, Verbo) o Plan Eterno. Así que nunca podremos pretender que la teología pueda explicar totalmente a Dios, pues hay muchas cosas que el Padre quiso mantener ocultas en su conocimiento propio y sólo le pertenecen a Él (Deuteronomio 24:24, Hechos 1:7), pero las cosas reveladas son para nosotros a fin de que cumplamos los mandamientos de Dios (Deuteronomio 29:29).



La Palabra (Logos, Verbo) de Dios, es Dios manifestado, revelado, declarado, expresado y dándose a conocer, por el plan eterno que por su grande piedad (amor, misericordia), quiso dar a entender a la humanidad (1. Timoteo 3:16). Dios es trascendente y va más allá de nuestra razón; pero la Palabra (Logos, Verbo) de Dios, es Dios manifestado satisfaciendo la razón del ser humano. La Palabra (Verbo, Logos) es Dios dándose a conocer al hombre. Por eso la Palabra (Logos, Verbo), nunca jamás podrá ser la suma completa (la totalidad) de Dios; porque Dios es absolutamente formidable y su conocimiento o la totalidad de su Ser, no hay quien lo alcance (Isaías 40:28). Dios es mucho más que su acción reveladora, pero sólo podemos conocer de Dios por su acción reveladora, ya que la Biblia sólo habla de Dios en su acción reveladora.



Desde luego, cuando comprendemos la enseñanza bíblica sobre la Palabra (Logos, Verbo) de Dios, nos vemos forzados a admitir francamente que la Palabra (Logos, Verbo) de Dios, no es la suma completa de Dios, pero sí es Dios mismo auto-revelándose a la humanidad. La Palabra Eterna es Dios, en la medida como Él decidió desde la eternidad, manifestarse o darse a conocer a la humanidad, en su plan perfecto que ha llevado a cabo según el designio de su propia voluntad (Efesios 1:11). 





El Lenguaje Humano Es Suficiente Para Explicar la Revelación de Dios



Debido a que Dios es un ser racional y posee una mente inteligente, Él tiene pensamientos (Salmo 40:5, Jeremías 30:24). Sus pensamientos son muy profundos (Salmo 92:4-5) y muy preciosos para los que le aman (Salmo 139:17, Jeremías 29:11). Por el contrario, la gente que no ha aceptado a Dios, no conoce los pensamientos de Dios ni ha atendido a sus consejos (Miqueas 4:12).



Dios, el cual hizo al hombre a su imagen, usó el lenguaje como medio para comunicar su revelación a los hombres, y por eso el lenguaje humano es suficiente para comprender la revelación de Dios. Por medio del lenguaje, Dios ha sido capaz de decirnos acerca de Él mismo lo que se propuso revelarnos, y por medio del lenguaje, nosotros estamos capacitados para entender lo que Él nos ha comunicado. Así, Dios ha utilizado en su Santa Escritura el lenguaje humano, sin violentar el lenguaje y la lógica humanos, por lo cual estos se constituyen en una conexión adecuada entre la mente de Dios y la mente humana.



En el lenguaje humano, pensar es la facultad que tienen los seres inteligentes de considerar, razonar o reflexionar, ordenando ideas en la mente para llegar a conclusiones. De la misma manera, Dios nos ha revelado en su Santa Palabra, que por ser Él un Ser inteligente, posee la cualidad de razonar y por lo tanto tiene pensamientos. Aunque Dios piensa y los hombres piensan, sin embargo, la Biblia establece la gigantesca diferencia entre la manera de pensar que tienen Dios y el hombre. Sólo Dios es omnisciente (Job 42:2, Salmo 139:1-6), conociendo el pasado, el presente y el futuro (Ezequiel 12:25, Hechos 2.23). Dios no vive en el tiempo ni es limitado por el tiempo como lo somos nosotros. Él conoce con certeza el futuro y puede predestinar un plan con certeza. Entonces, Él puede actuar sobre un evento futuro porque Él sabe qué sucederá. Él puede considerar a las cosas que no existen como si existieran (Romanos 4:17). Los pensamientos y decisiones de Dios, están basadas en su justicia y santidad eternas y por ende en su naturaleza inmutable, que contrastan con la limitación y restricción (el modo de obrar finito) del pensamiento, deseo y acción de los hombres.



Dios sabe que sus pensamientos y deseos se cumplirán irremediablemente, mientras que el hombre no sabe si sus pensamientos podrán cumplirse y se quedarán solo en su mente. “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9).



Es interesante hacer notar la estrecha relación entre el pensamiento de Dios para con el hombre y la Palabra pronunciada por Dios para con el hombre. Luego de hablar sobre sus pensamientos, Dios continúa diciendo: “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Isaías 55:10-11). Dicho texto se relaciona con la declaración de que Dios “llama las cosas que no son, como si fuesen” (Romanos 4:17) y con la declaración “Porque yo Jehová hablaré, y se cumplirá la palabra que yo hable” (Ezequiel 12:25). El pensamiento de Dios se cumple y se cumplirá, y la Palabra de Dios se cumple y se cumplirá, porque Dios no piensa por pensar, y no se deleita sin ningún propósito. Todo su propósito será cumplido, porque Él es el único Dios Eterno, Invisible, Infinito, Inmutable, Indivisible, Santo, Puro, Perfecto, Sublime, Soberano y Altísimo. Dios siempre piensa basado en realidades eternas, y siempre piensa en un sentido perfecto y concreto.



Dios quiso que su revelación para el hombre fuera comprendida, y lo expresó de una forma tal que el ser humano, con su inteligencia y deseo de aprender, pudiera comprenderla. Dentro de la Palabra (Logos, Verbo) de Dios, hay cosas que son difíciles de entender, pero no imposibles de entender (2. Pedro 3:16). 





La Posición Racionalista Vs. La Revelación Bíblica



Cuando los creyentes del nombre de Jesús decimos teología, estamos hablando de entender de manera lógica y ordenada las doctrinas bíblicas.



Con esto no estamos diciendo que la fuente primaria para hallar la verdad obedece a la razón humana o a la lógica humana. Aquellas corrientes “teológicas” que mezclan verdad con error, parten de una perspectiva puramente lógica, apelando puramente al racionalismo humano. Sin embargo la Santa Escritura dice: “…Antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso…” (Romanos 3:4). Los pensamientos filosóficos humanos, siempre analizarán al hombre desde el punto de vista terreno y natural, dejando de un lado a Dios y a su Palabra (Logos, Verbo), oponiéndose permanentemente a los designios de Dios. En caso de que lleguen a tener en cuenta a la Palabra de Dios, entonces cometen el error de mezclarla astutamente con sus "filosofías", amalgamando el error con la verdad, y por consiguiente, apartándose de la verdad. De manera que toda argumentación que hable de Dios, por más lógica, pragmática o retórica que parezca, pero que deje por fuera a la Palabra de Dios, o que cometa el error de mezclar a la Palabra Santa con filosofías humanas, siempre producirá una argumentación basada puramente en lo especulativo.



Hasta los mismos estudiosos de la lógica, han reconocido que “hay que apresurarse a señalar que la lógica no garantiza que siempre lleguemos a conclusiones verdaderas, ya que algunas veces las creencias de las que partimos son erróneas… Lo que sí garantiza la lógica es que siguiendo los principios de los razonamientos correctos, no surjan otros errores aparte de los derivados de la posible falsedad de los conocimientos que sustancian nuestros razonamientos”. [1] Como dicen los adagios populares: “Solo se puede encontrar la verdad con la lógica, si ya se ha encontrado la verdad sin ella” y “contra la verdad, no hay lógica posible”.



La lógica se ha definido como “el estudio de las reglas y métodos para distinguir el razonamiento válido del inválido. Un razonamiento viene a ser el producto de una inferencia, pues puede ser entendido como un conjunto de proposiciones tal que una de ellas (la conclusión) se afirma que se deriva de las otras (las premisas), las cuales son consideradas como elementos explicativos de la primera”. [2]



Entonces, las premisas son expresiones lingüísticas que afirman o niegan algo y pueden ser verdaderas o falsas. De forma tal, que si vamos a hablar sobre un tema bíblico, la verdad de las proposiciones que sirven como base de nuestro razonamiento, debe ser investigada en la Santa Escritura. Así, si vamos a hablar acerca de Dios, sólo podemos apoyarnos sobre lo que de Él se escribió explícitamente en la Biblia, sin agregar a las declaraciones encontradas en la Escritura, asumiendo cosas sobre Dios que las Escrituras jamás nos enseñan. Una doctrina que procede de Dios se construye plenamente sobre su Palabra (Logos, Verbo).



Por eso es que cuando hablemos de Dios y de la fe, debemos partir siempre de lo que Dios nos ha revelado claramente en su Palabra, evitando argumentos especulativos que no se ajusten a la Palabra de Dios. La Biblia “No es simplemente un libro escrito por hombres, sino un libro escrito por hombres santos. La Biblia consiste en las Escrituras que contienen la misma Palabra de Dios. Las palabras que Dios realmente ha hablado al hombre están registradas en estas páginas. Es a través de estas reales palabras habladas por Dios y a través de las palabras que Dios habló, que nosotros conocemos la mente y la voluntad de Dios para el mundo… Lo que está escrito en la Biblia es nuestra ÚNICA autoridad para la fe y la doctrina. Lo que debemos conocer sobre Dios y enseñar a otros sobre Dios, DEBE proceder de estas Escrituras… Si la Biblia lo enseña, usted debe creerlo… y la Palabra de Dios debe estar sobre todas las demás opiniones, teorías y enseñanzas de hombres”. [3]



El ideal de todo cristiano verdadero, debe ser el de someterse a la Palabra de Dios, de tal forma que si algo no fue enseñado por los profetas o predicado por los apóstoles, es decir, si no está registrado como una enseñanza específica de las Escrituras Veterotestamentarias o Neotestamentarias, no debemos creerlo. “No añadiréis a la Palabra que yo os mando ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová, vuestro Dios, que yo os ordeno” (Deuteronomio 4:2). Como dijo el apóstol Pablo: “…para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito…” (1.Corintios 4:6). El Señor Jesucristo resistió al diablo con el poder de la Palabra, al declarar “Escrito está” (Mateo 4:4, 4:7, 4:10). Dios ha ordenado a los cristianos a creer lo que Él nos ha revelado en su Palabra, no lo que a nosotros nos parezca: “!A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Isaías 8:20).

 

NOTAS

[1] Aprende Lógica. ¿De qué trata la Lógica?
http://www.isftic.mepsyd.es/w3/eos/MaterialesEducativos/mem2003/logica.

[2] Curso: “La Valoración Jurídica de la Prueba” “Capítulo 5. Sistema de la Sana Crítica Racional”
http://www.mailxmail.com/curso/vida/valoracion-juridica-prueba/capitulo5.htm

[3] Cohen Gary Reckart. Consejos Para los Nuevos Creyentes. Ahora que Usted es Salvo
http://www.pentecostalesdelnombre.com/nuevos_creyentes.pdf

 

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