Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos. (1. Corintios 15:24-28).
Para entender adecuadamente esa porción de la Escritura que habla sobre Cristo, nunca debemos apartarnos del misterio de la Piedad o de la Voluntad de Dios, que nos enseña que desde la eternidad Dios mismo planeó manifestarse en carne para salvarnos, y que cuando vino Jesucristo, esas profecías fueron cumplidas. Por eso nunca podremos entender ese texto, si primero no hemos aceptado que JESUS ES EMANUEL, DIOS CON NOSOTROS (Mateo 1:23), DIOS MISMO VINIENDO Y SALVANDO (Isaías 35:4) PERO MANIFESTADO EN CARNE COMO UN HOMBRE VERDADERO (1. Timoteo 3:16, Colosenses 2:9).
Dios el Padre, utilizó un velo de carne, o un Templo de Carne, para manifestarse en medio de la humanidad perdida y por eso Cristo Jesús dijo que el Padre mora en Él. (Juan 14:10). Aún más dijo "…Para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí y yo en Él" (Juan 10:38). Esto es, porque no hay distinción entre Jesús y el Padre, sino que en Jesús, la humanidad y la divinidad se fundieron perfecta e indisolublemente porque Jesús es Dios manifestado en carne.
Con este conocimiento previo, aceptando el misterio de la voluntad de Dios o el misterio de la piedad, podemos entonces pasar a encarar la interpretación de esa porción de la Escritura.
Para interpretar cualquier texto bíblico, lo primero que se debe hacer, es identificar el tema principal de lo que se está hablando, para no desligar el texto de su contexto, haciendo interpretaciones que nada tienen que ver con lo allí tratado.
El tema principal de 1. Corintios 15, es que Cristo como el varón perfecto y sin pecado, ha resucitado y ha obtenido poder sobre la muerte para resucitar y glorificar a los que creen en Él. Así que nuestra seguridad de la resurreción victoriosa (y por ende de nuestra salvación) ha sido lograda por el Hijo de Dios, que según Efesios 4:13 es también llamado el Varón Perfecto (Nota: El Hijo es el Varón Perfecto, el Hombre Perfecto; pero nunca es llamado un semidiós o una segunda persona divina, pues esas son ideas extrañas a la Biblia).
Al haber identificado el tema principal, entonces podemos pasar a la porción particular que se desea entender. Para mayor comprensión la interpretaremos paso a paso:
Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia (v. 24)
Cuando Jesús, en su papel de Hijo o de humano perfecto, haya destruído a todos los enemigos de Dios, vendrá el fin de este siglo (mundo) y empezará el reino eterno donde morarán los santos.
Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies (v. 25)
Note que el Hijo fue una manifestación de Dios, que Él proveyó a nuestro favor para poder salvarnos. Para el tiempo de la Gracia, Dios está operando salvación por medio de su obra en el calvario, y por eso en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo (Hebreos 1:1-2). Aún su obra en el calvario sigue siendo predicada y continúa siendo eficaz para dar salvación a los hombres. Por eso la manifestación de Dios en carne, está rescatando a los perdidos hasta que los enemigos de Dios sean desechos.
Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte (v. 26)
La muerte es opositora al propósito de Dios relacionado con el ser humano, porque Dios no creó al hombre para que muriera, sino para que viviera para siempre. La muerte será el último enemigo vencido, porque los santos entrarán al Reino Eterno donde no hay muerte, sino vida en abundancia.
Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas (v. 27)
Dios sometió todo dominio al Hijo de Dios, al Varón Perfecto, hasta que este varón destruya a todos los enemigos de Dios. Es en esta función de Varón perfecto, que Dios está derrotando a sus enemigos (a los enemigos de su propósito inicial para con la humanidad).
La humanidad de Jesús está sometida a su Divinidad, pero nunca su Divinidad está sometida a su humanidad. Por eso podemos decir que el Hijo está sometido al Padre, pero no podemos decir que el Padre está sometido al Hijo. Note usted que ninguna parte del texto dice que el Hijo sea uno y que el Padre sea otro, porque el Padre está en el Hijo y el Hijo está en el Padre (Juan 10:38).
Dios no está sometido a Cristo, porque Dios continúa siendo Dios Todopoderoso, aún sin necesidad de su manifestación en carne como el Cristo.
Sin embargo, Cristo sí está sometido a Dios, porque Cristo es una manifestación que Dios asumió en un determinado momento y que cumplirá su objetivo primordial cuando los enemigos que han afectado el propósito de Dios para con el hombre sean vencidos.
Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos (v.28)
Cuando todo lo que afectó el propósito de Dios para con el hombre esté sometido al Hijo (el Varón u Hombre Perfecto), entonces el Hijo mismo se sujetará al Padre. La manifestación como Hijo habrá alcanzado su propósito máximo y la obra de Dios será consumada por completo, así que el Hijo habrá logrado su propósito trayendo la gloria sobre los que aceptaron su obra en la cruz, y Dios podrá ser TODO en todos los que vencieron haciéndolos entrar en el Reino Eterno.
Esto no significa que el cuerpo humano y glorificado de Cristo se disolverá o desaparecerá, sino que seguirá siendo usado por Dios para manifestarse a su pueblo en medio de la Nueva Jerusalén.
La Biblia habla de un solo trono para Dios el Padre y el Cordero (Apocalipsis 3:21, 4:2, 22:3-4), porque el Padre y el Hijo constituyen un "Él" y no un "ellos". Se dice que aquel que se sienta sobre el trono tiene un rostro que podrá ser visto y un nombre que será conocido, porque Jesús es la manifestación visible del Padre, y Jesús es el nombre del Padre (Apocalipsis 22:4). Ya que Jesús dijo que Él está sentado con su Padre en el trono, la respuesta ahora debe ser evidente. Cuando Cristo, el templo visible del Padre, se sienta sobre el trono, Dios el Padre también está allí, porque Él vive y reside en el Cuerpo de Cristo. "El Padre que mora en mí, Él hace las obras" (Juan 14:10). El Hijo puede ser visto, pero el Padre invisible también está ahí, encarnado en Cristo. Esto constituye una prueba irrefutable en el libro de Apocalipsis, de que Dios está en Cristo. El apóstol Juan no dijo: "He visto al Padre, quien es una Persona, y al Hijo, que es otra persona, sentados en el trono"; Juan habló sólo de uno.
Para más información de que Jesús es a la vez el Padre y el Hijo, el Dios manifestado en carne, lea el artículo titulado JESUS ES EL PADRE, dando clic en este enlace: