Por Elder Ross Drysdale
Capítulo 9 del Libro "Si Sabéis Estas Cosas" (If Ye Know These Things)
Esta es una respuesta a las críticas que hizo el escritor trinitario Gregory A. Boyd contra la Iglesia del Nombre de Jesús, en su libro "Unicidad Pentecostal y Trinidad" publicado en idioma inglés en el año de 1992.
¿La Biblia se refiere a Cristo como el Espíritu Santo, o esta es una invención de la Unicidad?
Crisis de identidad
Ya se ha establecido que en su naturaleza divina, Jesús es el Padre que mora en nosotros [1]. Queda por descubrir si el Espíritu Santo del que nos hablan las Escrituras, es el mismo al que los trinitarios llaman la "tercera Persona de la Trinidad", o si esa es una idea impostora.
Admisión Neotrinitaria
Todos los neotrinitarios, han expuesto que su teología habla de un solo Espíritu Divino. La idea de "tres Espíritus divinos omnipresentes", es catalogada por Boyd, como "una idea muy equivocada de la Trinidad". Sobre cada "Persona" de la Trinidad, dice que: "El Espíritu de Dios, existe de un modo distinto" (Boyd, p. 64). Siendo esto cierto, entonces ¡el Hijo de Dios, quien es Jesucristo, es el Espíritu que resulta ser el mismo Espíritu Santo! ¡El Hijo y el Espíritu Santo son el mismo Espíritu! Boyd, tampoco puede escapar de esta conclusión, cuando denuncia como incorrecto hablar de mentes, conciencias o incluso de voluntades independientes en Dios, etiquetando esto como un "retrato crudo" (Boyd, 171).
¡Qué dilema! ¡Los neotrinitarios suponen que Jesús y el Espíritu Santo son personas distintas, pero admiten que son el mismo Espíritu, y que tienen la misma mente y la misma conciencia! ¡Esta admisión lo único que hace es derrumbar la Trinidad! Sería más fácil rescatar pieza por pieza al Titanic y ponerlo a navegar nuevamente, que hallarle lógica a esta contradicción expuesta por el neotrinitarismo.
Ilusión Transitoria al Estilo Neotrinitario
Sin embargo, después de esta admisión, el Dr. Boyd dice que la identificación que hace la Unicidad de Jesús siendo el Espíritu, es "muy sospechosa". Sorprendentemente, para confirmar esta "sospecha", nos dice que: "El Espíritu es de hecho la presencia de Cristo mismo" (Boyd. 128).
¿Cómo puede una "persona distinta" ser la presencia de otra "persona distinta"? ¿Puede ser mi presencia, tu misma presencia? ¡Por supuesto que no! La presencia de una persona indica exactamente eso – que la persona está presente, no un sustituto. ¿Por qué el Espíritu Santo tiene que ser "la presencia de Jesús"? De acuerdo con la doctrina trinitaria de la Pericoresis [2], siempre que una "Persona de la Trinidad" esté presente, las otras dos también están plenamente presentes. Pero los neotrinitarios no han entendido que no habría necesidad de una sustitución de presencia, si Cristo mismo está presente. En Juan 14:18, Jesús declaró claramente que Él es el Consolador, el Espíritu Santo, cuando dijo: "no os dejaré huérfanos; vendré a vosotros".
Sin embargo, el Dr. Boyd cambia lo que Cristo declaró, y recurre a una "ilusión transitoria" (a pesar de que a menudo hace acusaciones falsas, diciendo que los defensores de la Unicidad utilizamos ilusiones transitorias). Boyd escribe: "Jesús simplemente dijo: Yo no los voy a dejar como a unos niños abandonados, mi presencia seguirá estando con ustedes (en referencia a la venida de su Espíritu)" (Boyd, 77). ¿Acaso piensa que una persona sensata podría tragarse eso? ¿Podría alguien dejar una habitación y decir: "mi presencia seguirá estando con ustedes"? Esto es más que una ilusión transitoria, ¡es una ilusión maniática! ¿Qué otra cosa podría estar más lejos de lo que Cristo quiso decir? Lo que Boyd nos pide que creamos, es que la expresión: "vendré a vosotros", lo que realmente significa es: "alguien más vendrá a vosotros".
Hay que tener en cuenta que en el griego, cuando Jesús dijo: "vendré a vosotros", Él hizo uso del pronombre personal "yo" para identificarse como el Espíritu Santo Consolador, eliminando así la posibilidad de una "distinción personal" entre Él y el Espíritu. Esto es el equivalente de decir: "Yo vendré a vosotros" porque "Yo soy el Espíritu Santo". Y sin embargo se nos acusa diciendo, que identificar a Jesús como el Espíritu Santo es atribuirle una identidad que Él nunca se imputó, por lo cual sería como una "identidad secreta". Pero acaso, ¿en dónde está el secreto?
Cristo es el Espíritu de Verdad
En Juan 14:17, Cristo se identificó como el Consolador, el Espíritu Santo, cuando dijo: “el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y estará en vosotros”
El Espíritu de Verdad es un "Él", que ya era conocido por los discípulos y había sido visto por ellos, porque moraba en medio de ellos y vivía con ellos ya en ese momento. ¿A quién se refiere sino al mismo Jesús a quién ellos ya conocían, con quién vivían y compartían? Para evitar cualquier malentendido, añadió la siguiente declaración: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros” (Juan 14:18)
Sin embargo, Boyd dice que este análisis que hemos hecho, es: "Sólo una forma de exégesis forzada de estos pasajes, para dar ese sentido de que Cristo y el Espíritu Santo son en todos los aspectos uno y el mismo" (Boyd, p. 129). Pero contrario a Boyd, aquí ninguna exégesis es necesaria, mucho menos una exégesis forzada. Todo lo que uno tiene que hacer es hacer una simple lectura del pasaje ¡Es evidente!
El Dr. Boyd dice que Cristo y el Espíritu Santo "no son uno y el mismo" en todos los aspectos. ¿En serio? ¿Entonces por qué los neotrinitarios enseñan que Cristo y el Espíritu Santo son un mismo Espíritu, con la misma mente, la misma conciencia, la misma voluntad, la misma presencia, totalmente indivisibles y con la misma sustancia? ¿Dónde está la distinción? Lo único que los neotrinitarios explican, es que el Espíritu Santo es Dios, pero en una "manera personalmente distinta". Lo que sea que se supone que significa eso, nunca lo han explicado.
¿Jesús es el Espíritu? – ¿Podemos Probarlo?
Una vez más, las exigencias que los trinitarios nunca demandan para sí mismos son puestas sobre nosotros, ya que nos piden en consecuencia, que demostremos en qué lugar la Biblia dice que "Jesús es el Espíritu Santo" (Boyd, 125). Mientras tanto, ellos no se preocupan por demostrar en qué lugar la Biblia dice que "el Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Trinidad", que es “una manera personalmente distinta en que Dios existe", o por lo menos como ellos dicen, un "aspecto", una "manera" o un "modo de ser". Como los fariseos de la antigüedad, cargan a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero ellos ni aun con un dedo las tocan (Lucas 11:46).
Al igual que cuando ellos nos solicitan un versículo que llame a Jesús el Padre, y respondemos felizmente ante esa demanda [3], también tenemos lo que nos piden en este caso, porque cuando se trata de probar que Jesús es el Espíritu Santo, nuestra carga es ligera.
2 Corintios 3:17
El apóstol Pablo escribe en 2. Corintios 3:17: “Porque el Señor es el Espíritu”
¿Qué podría ser más directo? ¡Sólo hay un Señor! ¿Hay Algún Señor que no sea Cristo? ¡Por supuesto que no! UN SEÑOR, UNA FE, UN BAUTISMO (Efesios 4:5). Y si uno se pregunta quién es este Señor al que hace referencia 2. Corintios 3:17, Pablo despeja cualquier duda en el capítulo siguiente, cuando escribe: “Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor” (2. Corintios 4:5).
Ahora ellos tienen lo que nos han exigido: ¡Jesucristo es el Espíritu! Así la Trinidad es derribada y ellos deben admitirlo, pero no lo hacen así. Por el contario se ponen furiosos y hacen todos los esfuerzos para intentar desviar el efecto demoledor de este versículo contra su débil teoría.
La primera cosa con la que empiezan es con una gran contradicción, diciendo: "En primer lugar, hay que señalar que el verso no dice textualmente: Jesús es el Espíritu "(Boyd, p. 125). La única manera en que los trinitarios pueden sustentar esta posición, es negando que Jesús es el Señor, y por increíble que parezca, esto es lo que hacen. Por ejemplo, Boyd afirma que “La interpretación de la Unicidad, simplemente asume que la referencia a 'el Señor' es aquí una referencia a Jesucristo" (Boyd, 125). Como se aprecia, se nos inculpa de suponer que ¡Jesucristo es el Señor! Siendo así, estamos encantados de ser "culpables" de este cargo, pues “nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo” (1. Corintios 12:3).
Luego el Dr. Boyd comienza a especular sobre "muchos Señores y muchos Dioses", cuando dice: “Debemos señalar que en el contexto de este pasaje, Pablo usa 'Señor' en dos sentidos". Y otra vez, Boyd dice: "vemos claramente que Pablo está haciendo una distinción entre 'el Señor' y ' el Espíritu del Señor' que también es 'el Señor'" (Boyd, 125). En resumen, según Boyd, el apóstol Pablo está haciendo una distinción entre 'Señor' y 'Señor'. Si se me permite tomar prestada una frase del Dr. Boyd, todo este lenguaje no es más que una ilusión, pero aún más, es manifiestamente absurdo.
A mí no me gustaría tener que emprender la tarea de probar mi doctrina, teniendo que establecer la existencia de dos Señores diferentes. Pero ¿qué otra opción tienen los trinitarios? Lo que hallamos luego en el libro de Boyd (y que es difícil de seguir) es una discusión en la que habla de la Ley, del Antiguo Pacto, del rostro de Moisés, del velo, de los ojos de los israelitas, de la salvación, de la gloria, de la autoridad jurídica externa, del corazón, de los convenios y símbolos. Esperanzado supongo, Boyd vuelve de nuevo al texto del apóstol Pablo con el que comenzó y al mismo punto que estamos analizando, diciendo: “…el Señor a quién Moisés se volvió, es el mismo Señor, el mismo Espíritu a quien los creyentes se vuelven hoy, para que el velo les sea quitado" (Boyd, 126).
¿Y quién es el Señor, sino el Señor Jesucristo, quien es el mismo Espíritu, el Espíritu Santo? Él es el Señor que le dio a Moisés la Ley, Él es la Roca que los seguía en el desierto (1. Corintios 10:4,9; Hebreos 12:24-26), y "el Señor es el Espíritu".
Romanos 8:9-11
Utilizando mucha palabrería, Boyd dice que "sólo en dos pasajes es posible argumentar que el Espíritu es, en cierto sentido identificado con Cristo" (Boyd, p. 117). Una vez más, se nos presenta como una religión de dos versículos. Veo que el Dr. Boyd ignora todos los demás pasajes donde Cristo se identifica como el Espíritu, ya que sólo menciona el pasaje de 2. Corintios 3:17 que acabamos de considerar y el de Romanos 8:9-11 que vamos a considerar.
“Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el Espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:9-11)
Aquellos que no pueden ver la Unicidad en este pasaje, son miopes espirituales. Aquella porción contiene más de lo que los trinitarios podrían esperar, y es como si los creyentes de la Unicidad del día de hoy hubiéramos escrito ese pasaje. Si usted es trinitario, usted cree que los creyentes viven en el Espíritu (la supuesta "Tercera Persona"), pero también debe notar que este Espíritu es definido como el Espíritu de Dios (o sea como también el Espíritu de la supuesta "primera persona" y de la supuesta "segunda persona"). Finalmente, para evitar toda turbación, el apóstol Pablo cierra el círculo muy bien, al identificar a Cristo como el Espíritu. Así que los términos "Espíritu", "Espíritu de Dios", "Espíritu de Cristo" y "Cristo", no sólo se utilizan indistintamente, sino que lo más importante, y que es lo que el Dr. Boyd nunca mencionó, se utilizan para definir cada uno a los otros términos. Ya que el apóstol Pablo enseñó que sólo hay un Espíritu (Efesios 4:4) (algo en lo que los neotrinitarios dicen estar de acuerdo), entonces ¿dónde queda el espacio para la doctrina de las identidades diferentes propuestas por el trinitarismo? ¡Todos los términos se refieren a un mismo Espíritu, que es Cristo!
Colosenses 1:27
En Colosenses 1:27 Pablo habla de "Cristo en vosotros, la esperanza de gloria", igualando a Cristo con el único Espíritu en nosotros. Ya que el Espíritu que está en nosotros es llamado Cristo, entonces Cristo es el Espíritu en nosotros; o en otras palabras, Jesús es el Espíritu Santo. Si el lenguaje significa algo, esto es lo que quiere decir; de otra manera no podríamos hablar de la bondad de las palabras.
El Dr. Boyd ni siquiera cita Colosenses 1:27 – "Cristo en vosotros" – aunque esta porción es una de las pruebas principales de la identidad de Cristo como el Espíritu Santo. La elección es simple, los cristianos tienen a tres espíritus divinos diferentes en ellos, o Cristo es el Espíritu Santo que habita en ellos. No hay otra alternativa.
¿Pablo fue Confundido?
El último argumento "asombroso" con el que Boyd intenta refutar que Jesús es el Espíritu, es el siguiente:
"No se puede calificar legítimamente que en el versículo anterior (Romanos 8:9-10-ed.), Pablo se refiera al Espíritu de Cristo como 'Cristo'. En este entorno previo a la polémica, el uso informal de la lengua no tiene más importancia que simplemente revelar cómo Pablo asocia estrechamente al Espíritu con Jesús" (Boyd, 128).
Con esto, el Dr. Boyd da a entender que no se puede usar legítimamente este versículo de la Escritura, aunque haya sido inspirado por el Espíritu Santo, porque fue escrito antes de la "polémica" de Nicea, de Constantinopla, de Éfeso, etc., y porque fue escrito antes de las controversias, de los enfrentamientos y de los asesinatos que “aclararon la verdad” para nosotros. Por eso según Boyd, no hay que apresurarse para tomar la inspiración de Pablo demasiado en serio, ya que aún los Padres Capadocios y Agustín no habían “aclarado” esto para nosotros. Para él, estos escritos de Pablo no tienen la mayor importancia, pues simplemente revelan “cómo Pablo asocia estrechamente al Espíritu con Jesús". Pero ¿acaso no es revelación lo que estamos buscando? ¡Sólo negando la inspiración divina de los Escritos de Pablo, es que este argumento de Boyd podría tener peso! Los trinitarios están dispuestos a balancearse hasta el borde de ese punto de vista modernista con relación a la Escritura, para escapar de esta asociación tan cercana que hace Pablo de Cristo con el Espíritu, asociación tan cercana que muestra que Cristo es el Espíritu ¡No es simplemente la asociación – es la identificación! Estoy seguro de que si Pablo se hubiera referido al Espíritu Santo como uno de los "modos personalmente distintos” de Dios, o como un "aspecto" o "tercera Persona", su uso le resultaría muy legítimo a los trinitarios, para el tiempo de antes o después de la polémica.
Referencias del Nuevo Testamento
El Nuevo Testamento está lleno de referencias que identifican a Cristo como el Espíritu Santo, pero el Dr. Boyd ha hecho caso omiso de la mayoría.
En 1. Corintios 15:45, Pablo se refiere a Jesús como el Dador de Vida o el Espíritu Vivificante, al decir: “…el postrer Adán [Cristo], espíritu vivificante”. ¿Cuándo ocurrió esto? Cuando ascendió, porque: “El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo” (Efesios 4:10). Por eso se declara: “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo…” (Hechos 2:4). El Cristo ascendido, es el Espíritu Santo que lo llena todo. “La plenitud de Aquel [Cristo] que todo lo llena en todo” (Efesios 1:23).
En Juan 14:28, Jesús se refirió a su ascenso y aclaró que Él es el Espíritu Vivificante, al decir: “Voy, y vengo a vosotros”. Este sería un motivo de regocijo para los discípulos, pues Jesús dijo: “os habríais regocijado” ¿Por qué? “porque he dicho que voy al Padre”. Es decir, regresaría en Espíritu, ilimitado y sin restricciones, porque la esencia original del Padre es la de Espíritu Omnipresente (Juan 4:24).
El Hijo dijo: “porque el Padre mayor es que yo” (Juan 14:28). Así que Jesús viene a morar dentro de sus hijos en Espíritu (o como el Padre), y el Espíritu es mayor que su presencia física que estuvo con ellos en la carne como el Hijo.
2. Corintios 5:16, dice: “y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así". Esto nunca quiere decir que Jesús no tenga un cuerpo glorioso en el cielo. ¡Por supuesto que no! El cuerpo que tiene ahora es un cuerpo espiritual, pues “se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual” (1 Corintios 15:44). Él tiene un cuerpo, pero ahora tiene un cuerpo espiritual. Cristo primero tenía un cuerpo natural, pero ahora tiene un cuerpo espiritual (1 Corintios 15:46). El cuerpo espiritual no está limitado, restringido u obstaculizado en ninguna manera. Su omnipresencia espiritual está ahora sin las trabas de la carne, por lo tanto Él puede decir: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20), o “he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).
Esta es la gloriosa verdad del Nuevo Testamento, que enseña que Cristo es el Espíritu Santo. Esta es la explicación del otro Consolador que está con nosotros para siempre (Juan 14:16). No se trata de una persona diferente, sino de Cristo en el Espíritu, en lugar de Cristo en la carne. Por eso Jesús dijo "no os dejaré huérfanos, vendré a vosotros" (Juan 14:18). Cristo es el Espíritu de Verdad, que procede del Padre (la naturaleza divina de Cristo) como una fuente, por lo que es verdaderamente el Espíritu del Padre y del Hijo (Juan 15:26). La venida del Espíritu a morar en los creyentes, es llamada la manifestación de Cristo, porque Él dijo: “yo le amaré, y me manifestaré a él” (Juan 14:21). Sin embargo, es también la venida del Padre y del Hijo a vivir en sus hijos y llenar a sus hijos, como se explica en Juan 14:23. No hay contradicción – El Espíritu del Hijo es el Padre, quien también es conocido como el Espíritu Santo.
Cuerpo Espiritual
No hay que pensar que porque Cristo es el "Espíritu Vivificante" (1 Corintios 15:45), que entonces nunca seremos capaces de verlo. El siguiente extracto del libro de Clarence Larkin, "El Mundo de los Espíritus", explica perfectamente la naturaleza del cuerpo espiritual que Cristo tiene ahora. Está libre de todas las limitaciones de la carne, pero todavía es capaz de tener apariencia. El señor Larkin escribe:
"El cuerpo resucitado está dotado de la capacidad de transformarse a voluntad en un cuerpo físico y de nuevo en un cuerpo espiritual.
Esta es la única solución para las apariciones milagrosas de Jesús a sus discípulos durante los 40 días que transcurrieron entre su Resurrección y su Ascensión. Tomemos su cuarta aparición ante Cleofás y su compañero en el camino de Emaús. Jesús asumió un cuerpo físico para caminar con ellos dos y hablarles, pero ellos no lo conocieron porque sus ojos estaban velados. Pero cuando se sentó a comer con ellos, lo conocieron al partir el pan, ya sea porque reconocieron su cuerpo físico, probablemente por sus manos perforadas o por su voz, y al instante desapareció de su vista. Así cambió de nuevo su 'cuerpo físico' en su 'cuerpo espiritual' y desapareció de la visión humana.
Tomemos la quinta aparición de Jesús, cuando entró en la habitación cerrada en Jerusalén. Entró en ella en su 'cuerpo espiritual'. Por eso los discípulos fueron espantados y atemorizados y supusieron que habían visto un espíritu (Lucas 24:37-43). Pero mientras hablaba les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Entonces asumió su cuerpo físico, y como prueba les pidió que contemplaran su manos y sus pies (que habían sido traspasados), y les dijo que un "un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo". Como una prueba más de que era su cuerpo físico lo que veían, pidió algo para comer, y cuando se lo llevaron, Él comió delante de ellos. Un rato después de haber hablado con ellos, “sopló, y les dijo: RECIBÍD EL ESPÍRITU SANTO” (Juan 20:22). Luego desapareció tan de repente y tan misteriosamente como había venido" (Clarence Larkin, El Mundo de los Espíritus, p. 122).
Notable Testimonio de Oral Roberts
Oral Roberts, líder pentecostal trinitario, evangelista y fundador de la Universidad Oral Roberts, es un distinguido erudito en su propio derecho. Él ha producido una definición del Espíritu Santo, que teológicamente va años luz por delante de la comprensión de sus otros compañeros trinitarios. Roberts es digno de elogio por su honestidad intelectual, al haber puesto esta definición por impreso. Aunque el Dr. Roberts es considerado un trinitario, la definición que da sobre el Espíritu Santo está en perfecto acuerdo con la teología de la Unicidad. Roberts es otro ejemplo de los muchos que son etiquetados como "trinitarios", pero en su “corazón de corazones" (para utilizar uno de los términos del Dr. Boyd) son de la Unicidad. El Dr. Roberts escribe lo siguiente:
¿Quién es el Espíritu Santo? El Espíritu Santo es el otro Consolador (Juan 14:16). Él es el que Cristo dijo que enviaría en su propia forma invisible, ilimitada, para estar (viviendo) 'en' nosotros y morar 'con' nosotros para siempre (Juan 14:16, 17). ¿Ya ves? Dios es un Dios. "Oye Israel: el Señor nuestro Dios, es el único Señor” (Deuteronomio 6:4). Cuando lo llamamos Padre, Hijo, y Espíritu Santo… no estamos diciendo que sea tres dioses. Él es simplemente Dios… Dios se manifiesta a sí mismo como el Padre con un trabajo específico que hacer, como el Hijo y con un trabajo específico que hacer, y como el Espíritu Santo con un trabajo específico que hacer. Como ejemplo, vamos a tomar el agua. Esta puede manifestarse de tres formas: como líquido, como hielo o en forma de vapor, pero sigue siendo agua. Lo mismo es verdad en Dios. Así como Dios nos ama, Él vino a la tierra como el Hijo nacido de mujer, para convertirse en un ser humano para mostrarnos lo que Él (Dios) quiere de nosotros… Después de que Cristo se despojó de las limitaciones de su cuerpo humano al ser levantado de entre los muertos y ascendido al cielo, oró al Padre para que enviara el Espíritu Santo. Así que el Padre se manifestó como el Espíritu Santo… Así que el Espíritu Santo es Dios mismo, sin las limitaciones del cuerpo humano de Jesús, que se limitó al tiempo, al espacio, y hasta la muerte, como cada uno de nosotros. Al haberse despojado de estas limitaciones, ahora es invisible (y habita en nosotros), donde nunca más se podrá crucificar. También es ilimitado, así que el tiempo, el espacio o la muerte, nunca podrán alcanzarlo de nuevo. Por lo tanto, el Espíritu Santo en nosotros es invisible, Él es ilimitado. El te da el milagro de la vida. Él hace que todo sea posible para ti (Mateo 17:20). Por medio de la morada del Espíritu Santo, quien es Cristo que ha vuelto en su forma invisible, sin límite en ti, estás en la posición de entrar en el milagro de la vida" (Oral Roberts, Tres Pasos muy Importantes para Mejorar tu Salud y el Milagro de Vivir, p. 54-56).
El Espíritu Santo es También el Padre
Algunos pueden cuestionar la afirmación de que el Espíritu Santo es el Padre, pero al hacerlo desafían el registro bíblico, pues el ángel le dijo a José: "…no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es" (Mateo 1:20).
Jesús fue engendrado por el Espíritu Santo. Esto hace que el Espíritu Santo sea el Padre de Cristo. Por lo tanto el Espíritu Santo es el Padre, que es el único Espíritu (Juan 4:24). El ángel le dijo lo mismo a María: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1:35).
Debido a que el Espíritu Santo hizo sombra sobre María, Cristo es el Hijo de Dios. El Espíritu Santo es el Padre del "Santo Ser" – "Cristo el Señor". El Espíritu es el Padre en Mateo 10:20, y es el Espíritu Santo en Marcos 13:11.
El Espíritu en el Apocalipsis
En el libro del Apocalipsis (libro que como ya hemos visto, revela que Jesús es el Padre) [4], Cristo afirma su identidad como el Espíritu durante siete veces en dos capítulos (Apocalipsis 2:7, 11, 17, 29 y Apocalipsis 3:6, 13, 22). Cristo es el que habla exclusivamente a través de estos dos capítulos, y sin embargo Él dice: "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias". Cristo es el Espíritu que habla a las iglesias.
Comparaciones que Demuestran que Cristo es el Espíritu Santo
Cristo dijo que Él proporcionaría a los creyentes palabra y sabiduría en tiempos de persecución. “Porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan” (Lucas 21:15). Sin embargo el pasaje paralelo de Marcos 13:11 dice que el Espíritu Santo es quien lo hará. “Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo” (Marcos 13:11).
Cristo es el Espíritu, pues de lo contrario los cristianos estarían provistos de dos abogados distintos para su defensa. Pero ¿para qué se necesitarían dos? Romanos 8:26 nos muestra que el Espíritu es nuestro intercesor. “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Sin embargo, Hebreos 7:25 dice respeto a Cristo: “…viviendo siempre para interceder por ellos”. Necesitamos sólo un intercesor y lo tenemos en Cristo, quien ha venido a nosotros en su naturaleza espiritual para interceder por nosotros con "gemidos indecibles".
La Biblia dice en Juan, que Cristo será quien resucite a los creyentes. “De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán… porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz” (Juan 5:25-28). Jesús también dijo: “Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:25). No hay duda de que Jesús tiene el poder para resucitar. Sin embargo, la Biblia dice que el Espíritu Santo es quien resucitará o dará vida al cuerpo de los creyentes: “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:11). Los trinitarios están cada vez más confundidos, de si será la segunda o la tercera "persona divina" la que traerá resurrección de entre los muertos, pero la Biblia enseña que Cristo es el Espíritu Santo, ya que “el postrer Adán (Cristo), [fue hecho] espíritu vivificante” (1. Corintios 15:45). Así que Jesucristo es por naturaleza el Espíritu que nos dará vida.
Lo mismo vale para la santificación. La Biblia dice que somos santificados por el Espíritu Santo. “ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo” (Romanos 15:16). Y Judas nos dice en su epístola: “a los llamados, santificados en Dios Padre”. Esto es fácilmente reconciliable cuando nos damos cuenta que la naturaleza divina de Cristo es el Espíritu Santo, que también es llamado el Padre. Sólo hay un Espíritu que ha podido venir a nosotros para santificarnos desde que Cristo obtuvo su cuerpo glorificado. Los trinitarios enseñan que las tres supuestas “personas divinas" vienen a santificarnos. ¿Por qué necesitaríamos a tres, sobre todo cuando la santificación significa "apartado para el uso de Dios"? ¿Fuimos puestos aparte, y a continuación fuimos otra vez puestos aparte, y luego otra vez volvimos a ser puestos aparte? Hebreos 2:11 destruye la teoría de “los tres santificadores" cuando dice: “Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos”.
Dos Trinitarios Hablan
¿Qué más se necesita? Lo mismo se aprecia una y otra vez en el Nuevo Testamento. El Espíritu Santo siempre se remonta a Cristo, quien es el Padre que viene a morar en nosotros como el Consolador. Yo no creo que nadie podría haberlo expresado mejor que William Phillips Hall, un erudito trinitario, en su libro Notable Descubrimiento Bíblico:
"Al parecer, a la luz de los hechos bíblicamente revelados, el resucitado y ascendido cuerpo glorificado del Señor Jesucristo – templo del Dios invisible que es el Padre Celestial… desde allí procede o fluye (Juan 15:26) por todo el universo, el Espíritu de Dios en Cristo, que es el Espíritu Santo…" (William Phillips Hall, Notable Descubrimiento Bíblico, p. 30).
Esta bella y bíblica descripción de Cristo glorificado en su cuerpo resucitado y con el Espíritu Santo que emana de Él, contrasta con una doctrina extraña promovida por el trinitario Barry Wood, quien es graduado del Seminario Teológico Bautista del Sureste. En su libro, "Preguntas que no se Hacen los Cristianos de Hoy", dice esto en la página 38 acerca del cuerpo resucitado de Cristo:
"Este cuerpo es temporal. Fue acomodado a nuestros sentidos humanos como prueba de que Jesús fue verdaderamente resucitado de entre los muertos. ¿Y ahora qué le pasó a su cuerpo espiritual en la Ascensión? Fue cambiado… Jesús como Dios, no tiene ningún cuerpo distinto y separado ahora. Él es Dios en la forma prehistórica de Dios – 'absorbida' por así decirlo, como era antes en la Deidad".
¡Qué tan lejos son capaces de llegar los hombres – hablando de “forma prehistórica”, “absorción de Cristo”, “sin cuerpo”, etc.! Pero todo esto lo hacen para evitar el mensaje de las Escrituras sobre la Unicidad, de que Dios estaba en Cristo y en toda su plenitud (1 Timoteo 3:16, Colosenses 2:9). De su plenitud tomamos todos (Juan 1:16) y eso querido lector, ¡se refiere al Espíritu Santo!
Resumen
La Biblia expone de manera clara y sencilla, que la plenitud de la Deidad (el Padre) está en Cristo (el Hijo) y que nosotros hemos recibido de su plenitud (el Espíritu Santo). Jesús incluso dio una lección notable después de su resurrección, para probar que su Espíritu es el Espíritu Santo, y que Él es el único que lo puede dar. “Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo” (Juan 20:22)
Su aliento es el Espíritu Santo. Tanto en el hebreo del Antiguo Testamento (ruwach), como en el griego del Nuevo Testamento (pneuma), la palabra "espíritu" significa lo mismo que "aliento". El aliento de Jesús es su Espíritu, el Espíritu Santo. ¿Caeremos en el error de los trinitarios que intentan hacer una "distinción personal" entre un hombre y su aliento? Cuando entendemos esto, no se nos hace extraño que el Espíritu Santo sea llamado el Cristo (Colosenses 1:27), el Espíritu de Cristo (1 Pedro 1:11), el Espíritu de Jesucristo (Filipenses 1:19) y el Espíritu del Hijo (Gálatas 4:6).
Hemos demostrado por la Biblia, que Jesús es el Padre que mora (en su naturaleza divina) en el Hijo unigénito (su humanidad), y que es el Espíritu Santo por emanación.
Como lo dijera por la radio el Obispo SC Johnson de Filadelfia: “Jesús es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Junto a Él no hay Dios y condeno todo lo demás”.
Notas
[1] Para mayor información lea el artículo Jesús es el Padre, tomado del capítulo 8 del Libro “Si Sabéis Estas Cosas”, escrito por Elder Ross Drysdale.
http://trinitarismo.blogspot.com/2010/02/jesus-es-el-padre.html
[2] La doctrina trinitaria de la pericoresis, es también conocida como la interpenetración de las personas divinas. Según esa falsa doctrina, las supuestas personas de la trinidad forman una comunidad de ser, de manera que la separación de una persona de la trinidad de otra es virtualmente imposible en virtud de que comparten la misma esencia o el mismo ser. Así, sostiene que cada persona de la trinidad, conservando su identidad distintiva, penetra las otras y es penetrada por ellas, al punto que todas tienen una sola voluntad.
[3] Para mayor información lea el artículo Jesús es el Padre, tomado del capítulo 8 del Libro “Si Sabéis Estas Cosas”, escrito por Elder Ross Drysdale.
http://trinitarismo.blogspot.com/2010/02/jesus-es-el-padre.html