Taylor fundó escuelas en Chile, y trajo por cuenta propia como profesores a misioneros y misioneras pertenecientes al Movimiento de Santidad, quienes lo apoyaron y finalmente se establecieron en Coquimbo.
La idea original era que estas escuelas serian el inicio de la obra, para luego establecer misiones que pudieran sostenerse a sí mismas. Entre 1892 y 1893, la obra metodista de Chile fue integrada a la recién creada Conferencia de América del sur, lo que implicó posteriormente, colocar las misiones de Taylor bajo el control de la junta misionera.
La iglesia metodista de los Estados Unidos, debido al crecimiento y reconocimiento alcanzado, contaba con una nueva generación de misioneros metodistas que al llegar a Chile, eran ahora predicadores “del progreso y la modernización”, produciendo un cambio importante en la orientación de la obra Metodista en Chile, asumiendo un estilo muy cercano a la misión presbiteriana. El cisma de 1910, que dio origen al Movimiento Pentecostal de Chile, se produjo en el contexto de la tensión entre el proyecto original de Taylor y la orientación modernizante de los nuevos misioneros en control de la obra metodista en Chile.
En 1907 el pastor Willis Hoover, líder del avivamiento en Valparaíso, tuvo contacto con la doctrina pentecostal cuando llegó a sus manos un folleto escrito por Miss Minnie Abrams, colaboradora de Ramabai y excompañera de estudios de Hoover. El folleto narraba la historia de “una obra maravillosa del Espíritu Santo, acompañada por fuego”, que tuvo lugar en la India en los asilos de niñas; contaba también de un bautismo claro y definitivo con el Espíritu Santo, como algo adicional a la justificación y a la santificación, cosas que hasta entonces se creía que comprendían el total de la experiencia cristiana. Fue así como Hoover y su iglesia, iniciaron la búsqueda del Espíritu Santo que no tardó en manifestarse, y recibieron el bautismo con la evidencia de hablar en otras lenguas.
Como se mencionó anteriormente, la gran mayoría de los primeros pentecostales seguían sintiéndose miembros de las iglesias de donde procedían y no tenían la menor intención de abandonar las congregaciones donde nacieron o se habían criado; lo que anhelaban era llevar el avivamiento a sus iglesias. Pero también es cierto que hubo un grupo de aquellos pioneros pentecostales que rompieron con sus iglesias tradicionales y comenzaron a reunirse para la adoración en casas y en carpas; rechazaban abiertamente la idea de constituirse en una “denominación más”; por lo que se oponían a cualquier tipo de posible organización. A esto se sumaba que los líderes del Movimiento Pentecostal trabajaban con la convicción de que “ese mover del Espíritu barrería, alcanzaría y abrazaría a todas las diferentes creencias” [146] y como consecuencia se hallaron así mismos fuera de todo denominacionalismo y organización eclesiástica. Cuando alguien hablaba en lenguas no estaba obligado a afiliarse a cierta iglesia o denominación y todos los pentecostales se visitaban unos a otros y predicaban en cualquier pulpito que se les facilitara.
A pesar de que “El Movimiento de las Lenguas” era públicamente rechazado y atacado por la mayoría de las denominaciones cristianas tradicionales y aun por muchas Iglesias de Santidad; no obstante su efecto en el cristianismo no pudo evitarse, por lo que se presentaron dos situaciones. Una de ellas fue que el mensaje pentecostal lo aceptaron y acogieron congregaciones enteras, algunas de corte tradicional y otras de la santidad, lo que ocasionó que fueran privadas de toda comunión con sus organizaciones originarias por causa de su nueva fe, y solo confraternizaban entre sí con otros grupos pentecostales.
La otra situación fue la discriminación y marginación que sufrieron cuando algunos miembros de iglesias tradicionalistas abrazaron la fe pentecostal, llegando algunos a sufrir excomunión. A nivel ministerial también surgió una dificultad; no había un grupo organizado que diera reconocimiento a los ministros pentecostales y les permitiera trabajar con libertad.
La primera estructura organizacional surge de manera involuntaria e improvisada. A nivel local se van formando pequeños grupos de creyentes y predicadores pentecostales que se reúnen en sus casas para adorar y predicar el mensaje; estos van creciendo hasta que se establecen como congregaciones donde se reconocían a algunos ancianos como ministros y se identificaban con un nombre de corte pentecostal.
De acuerdo a la necesidad, cada grupo establecía su estructura organizacional y un reglamento no escrito. Los ministros más jóvenes se agrupaban alrededor de los más veteranos buscando su consejo, ejemplo y compañerismo, y establecían relaciones de fraternidad entre ellos. Así que surgieron una buena cantidad de iglesias independientes, misiones, pequeños grupos de creyentes, y algunas fraternidades de iglesias pentecostales, alrededor de Estados Unidos y Canadá.
Solo se conocía de organizaciones locales independientes que confraternizaban de cuando en cuando pero de manera improvisada. No existía una organización regional o nacional que dirigiera o administrara.
Algunas de las características del ambiente que reinaba en estas organizaciones locales, generando confusión y serias dificultades en el desarrollo de la obra pentecostal, fueron las siguientes:
– Se desechaba la supervisión humana, ya que según ellos el Espíritu los dirigía.
– Cada líder local se consideraba una autoridad en sí mismo, guiando al pueblo generalmente por inclinaciones personales que rayaban generalmente en el fanatismo.
– Los líderes, con el argumento de la revelación espiritual, establecían sus doctrinas con conceptos místicos, pues no había autoridad superior que los regulara.
– Ministros y líderes hacían mal uso de las finanzas locales.
– Constantes divisiones en las congregaciones.
– Los que iban al campo misionero tenían que hacerlo sin respaldo institucional, espiritual y económico. [147]
Todas estas circunstancias negativas que se gestaban dentro de los grupos pentecostales, obligaron a los líderes a dejar de lado su aversión a la organización y emprender entonces el camino a establecer una estructura organizacional más fuerte que permitiera:
– Tener un sistema de autoridad que supervisara y ayudara en la administración de las iglesias.
– Definir una posición doctrinal equilibrada, sin excesos ni fanatismo.
– Dar reconocimiento a los ministros logrando que los creyentes pudieran reconocer su legitimidad.
– Realizar programas regionales y nacionales de mayor impacto.
Adicionalmente, una circunstancia positiva que obligaba a las iglesias pentecostales a formalizar la estructura administrativa, fue que Iglesias no pentecostales pero con procesos organizacionales más maduros, estaban ahora reconociendo la doctrina pentecostal. Un ejemplo claro lo constituyó la “Iglesia de Dios” de Cleveland, Tennessee, que se originó al igual que otros grupos de Santidad, por el descontento con el formalismo de sus iglesias. Ellos se “apartaron” de su denominación tradicional en 1886, para buscar un acercamiento mas real a los principios bíblicos, se organizaron eclesiásticamente, y posteriormente se extendieron por su territorio formando pequeños grupos locales de creyentes bajo su sistema administrativo. Para 1908, de manera oficial abrazaron la doctrina pentecostal.
Poco a poco se fueron limando asperezas y salvando obstáculos, generando un proceso que fue llevando a las iglesias pentecostales a organizaciones más fuertes a nivel regional y nacional permitiéndoles alcanzar cierto estatus y reconocimiento.
“La Iglesia de Santidad Bautizada en Fuego”, surgió en Carolina del Norte, EE.UU., por 1880. Su fundador Benjamín Hardin Irwin, testificó que había tenido una experiencia superior a la salvación y la santificación, a la que llamó el bautismo de fuego. Este bautismo era manifestado a través de demostraciones físicas fuertemente emocionales. En 1906, J. H. King, nuevo líder de la Iglesia, oyó hablar del avivamiento de Azusa cuando realizaba una gira por Canadá y descubrió que los principios que los fundamentaban eran similares, y que la única diferencia con los pentecostales era la evidencia del bautismo, que para ellos era la demostración física y para los pentecostales era el hablar en lenguas. A su regreso King fue bautizado con la evidencia de las lenguas, y en 1907 de forma oficial se acogieron al pentecostalismo.
“La Iglesia de Santidad Pentecostal” fue fundada en 1898 y se levantaron como fuertes críticos del “bautismo de fuego” que predicaba Irwin al que consideraron un hereje; pero en 1908 aceptaron la doctrina pentecostal que ahora predicaba la ya conocida Iglesia de Santidad bautizada en Fuego. Estos dos grupos se unieron en 1911 como iglesias pentecostales, y en 1915 se les unió la “Iglesia el Tabernáculo Presbiteriana”, luego de aceptar el bautismo pentecostal.
Manson y Jones eran miembros de los grupos bautistas de color en Arkansas, pero hacia 1887 fueron rechazados por estos, junto con la congregación que lideraban, porque dichos grupos consideraron que Manson y Jones hacían un énfasis anormal en la santidad. Así que la “Iglesia de Dios en Cristo” fue fundada como resultado del este rechazo y de ser bautista pasó a ser del Movimiento de Santidad. Esta iglesia del Movimiento de Santidad adoptó la doctrina pentecostal por 1906; dicha decisión causó una división, y los que no estaban de acuerdo con la nueva fe dejaron la iglesia con J. P. Jones a la cabeza. Manson quedó como ministro de aquella nueva iglesia pentecostal, a la cual llevó bajo su ministerio, a un florecimiento espiritual.
Por otro lado, el pionero pentecostal Charles Parham, comenzó a celebrar por 1905 una serie de campañas anuales que generaron un sentido de identidad y de pertenencia entre los creyentes del movimiento. Parham había denominado su movimiento como la “Misión de la Fe Apostólica”, nombre que William Seymour en la costa oeste y Florence Crawford en Portland, también adoptaron para sus propias agrupaciones, sin que tuvieran ningún nexo de tipo organizacional entre sí, pero reconocían a Parham como líder principal con tal autoridad, que empezó a otorgar licencias de ministros a los predicadores pentecostales entre ellos a Seymour.
Los líderes del Movimiento Pentecostal en el Estado Texas y los Estados de alrededor, comenzaron al igual que Parham a celebrar campañas anuales, lo cual trajo gran armonía al movimiento. Con el deseo de una unión más fuerte, A. Goos, uno de los líderes texanos, acudió a C. H. Manson, ministro de la “Iglesia de Dios en Cristo” para que le otorgara autoridad de expedir credenciales ministeriales en nombre de dicha Iglesia a los pastores que él lideraba, lo que efectivamente fue aceptado por Manson, ampliando así la cobertura organizacional pentecostal a varios Estados americanos. Poco después, en 1912 se unió a ellos la “Iglesia de Dios” de Portland, Alabama, que era un organización pentecostal desde 1909, liderada por H. G. Rodgers. Esta nueva incorporación amplió significativamente la organización que conservó el nombre de “Iglesia de Dios en Cristo”, la cual era vista por sus líderes como una asociación de ministros que tenía como base un “convenio entre caballeros con el entendimiento de retirar de la confraternidad a aquellos que no fuesen dignos de confianza”. [148]
En noviembre de 1913, prominentes líderes pentecostales llegaron al acuerdo de convocar una conferencia de ministros que se realizaría del 2 al 12 de Abril de 1914, en Hot Springs, Arkansas. Para el efecto se publicó dicha convocatoria en el periódico “Palabra y Testimonio” e iba dirigida a todos los ministros pentecostales de todas las procedencias y tendencias doctrinales y organizacionales.
“A todas las iglesias de Dios en Cristo, a todas las asambleas pentecostales o de la fe apostólica, que deseen con un propósito unido cooperar en amor y paz para promover los intereses del reino de Dios en todas partes. Esto es sin embargo, solo para santos que creen en el bautismo con el Espíritu Santo con las señales que le siguen”. [149]
Según el Dr. Gaxiola, el propósito de dicha convocatoria se resumía en los siguientes puntos:
• “Buscar la unidad de la doctrina.
• Preservar la obra ‘para construir y no para destruir’.
• Asegurarse de que se tendría un programa misionero más efectivo.
• Obtener un status legal más seguro para las iglesias locales.
• Establecer algún sistema de preparación bíblica y un departamento de literatura
• Facilitar la afiliación de los ministros pentecostales a una denominación que les asegurara descuentos en los ferrocarriles y la exención del servicio militar.” [150]
Para el día inicial de la conferencia, llegaron unos 300 líderes, ministros y ancianos pentecostales de veinte Estados norteamericanos, de Canadá y de otros dos países, de los cuales 120 se registraron como delegados de diversas organizaciones e iglesias locales. Durante tres días y cuatro noches de confraternidad, muchos tuvieron la oportunidad de testificar acerca “del crecimiento de la obra y las maravillas y milagros obrados por el Espíritu Santo”, lo que generó un sentido de unidad entre los allí congregados. Foster comenta respecto a las negociaciones emprendidas al finalizar esa primera parte:
“La convención tuvo por delante dos problemas muy difíciles, y estos eran el establecimiento de un sistema aceptable de organización, y la formulación de una declaración doctrinal, la cual los delegados podrían firmar y aceptar. Lo que hacía que este fuera un problema colosal, era el hecho que estos delegados provenían de muchas diferentes denominaciones, con grandes diferencias en sus antecedentes, teología y gobierno. Los dos problemas fueron resueltos por la naturaleza general de la legislación que fue pasada”. [151]
En organización se adoptó un sistema que no afectara la soberanía de la iglesia local; pero que reconocía la existencia de una organización supralocal a cuya autoridad se acogían voluntariamente. En lo doctrinal la declaración constitucional no prescribió ningún credo específico. Solo decía “que las Santas Escrituras Inspiradas por Dios, eran la regla final para la fe y la práctica”. El documento final que sería firmado por los delegados, en el que se expresaba que “los allí presentes eran parte de la Asamblea General de Dios”, contenía la siguiente declaración:
Se resuelve que nos reconocemos como CONCILIO GENERAL de santos pentecostales (bautizados en el Espíritu) de iglesias de Dios en Cristo locales, Asambleas de Dios, y varias misiones e iglesias de la Fe Apostólica, y misiones pentecostales del evangelio completo y asambleas de la misma fe en los Estados Unidos de América, Canadá y tierras extranjeras, cuyo propósito no es estatuir leyes de gobierno, ni usurpar la autoridad sobre las varias Asambleas de Dios, ni privarlas de sus derechos y privilegios escriturales locales, sino reconocer los métodos Escriturales y el orden para el culto, unidad y fraternidad, trabajo y negocios de Dios, y reprobar todos los métodos, doctrinas y conductas no Escriturales, tratando de conservar la unidad del Espíritu en el vinculo de la paz, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, y caminar de acuerdo con Efesios 4:17-32 y considerar los cinco propósitos anunciados en la convocatoria…” [153]
Ocho hombres integraron la mesa directiva de la recién fundada “Iglesia Asambleas de Dios”, los cuales podrían actuar como representantes oficiales entre tanto llegaba la otra conferencia. Eudorus N. Bell fue elegido como presidente, J. Rosswell Flower como secretario general y Howard Goos fue nombrado como “presbítero ejecutivo” y miembro del comité de credenciales junto con T. K. Leonard, entre otros.
El primer Prebisterio Ejecutivo de las Asambleas de Dios, Hot Springs, Arkansas, Abril 1914. Sentados (de Izquierda a Dercha): T.K. Leonard, E.N. Bell, Cyrus Fockler. De pie (de Izquierda a Derecha): J.W. Welch, J. Roswell Flower, D.C.O. Opperman, Howard A. Goss, y M.M. Pinson.
Como puede verse, originalmente la organización de las Asambleas de Dios en 1914, se dio como un esfuerzo que buscaba cohesionar en una sola denominación a todos los creyentes pentecostales del mundo, sin importar sus posturas doctrinales y sus formas de administración. Así que las Asambleas de Dios no era una denominación pentecostal trinitaria, sino que en su seno se habían reunido tanto los unos como los otros. Sin embargo Foster dice:
“Sería bueno aclarar, que no todos los Ministros del Nombre de Jesús pertenecían a la Iglesia Asambleas de Dios, ya que muchos nunca se habían unido a esa organización”, [154] como fue el caso de Frank J Ewart y Harry Van Loon, los cuales sí tenían mucha relación de compañerismo y fraternidad con los grupos de la Unicidad de las Asambleas de Dios.
Los Pentecostales Unicitarios
El material hasta aquí expuesto, no pretende demostrar que desde los tiempos apostólicos ha existido una “iglesia-denominación” compuesta de creyentes de la Unicidad Pentecostal con todas las características de lo que hoy se concibe como “iglesia”, porque sería violentar el contexto histórico. Lo que se busca es dejar por sentado el hecho de que la doctrina de las iglesias Uni-pentecostales, en cuanto a Dios, bautismo y glosolalia, está fundamentada en la iglesia primitiva apostólica, y aunque dicha doctrina fuera declarada herética en las decisiones conciliares de los siglos IV y V, nunca desapareció totalmente de los anales de la Iglesia Cristiana.
Este tipo de aclaraciones no deben desanimar al pentecostal del nombre de Jesús, al punto de creer que entonces en alguna época de la historia del cristianismo no había Iglesia. La iglesia sí estaba ahí como una corriente viva, pero con características muy propias de su momento histórico.
Al interior del Movimiento Pentecostal en sus comienzos, se van consolidando dos tendencias doctrinales diversas: los que creían y sostenían la tradición trinitaria y los que tenían la fe de la Unicidad de Dios. Muchos de los pentecostales que tradicionalmente habían aceptado la trinidad como dogma indiscutible, fueron inquietados y animados por el Espíritu Santo y por los creyentes en la Unicidad, a ir más allá en la búsqueda de las raíces de la fe cristiana, y al hacerlo terminaron abrazando la doctrina de la Unicidad y el bautismo en el nombre de Jesús. De muchos que por años habían guardado el depósito de la Unicidad y otros que en el fragor del Movimiento Pentecostal recibieron “la revelación del nombre y la Unicidad”, es que surgen y se consolidan lo que se ha llamado las iglesias Pentecostales Unicitarias (o uni-pentecostales).
Muchos conocían la doctrina de la Unicidad y a otros les fue revelada en esas primeras décadas del siglo XX. La fuerza arrolladora de la doctrina de la Unicidad y el bautismo en el nombre de Jesús, generó inquietud al interior del movimiento pentecostal. Esta situación hizo que se comenzaran a tomar posiciones doctrinales tanto de un lado como del otro. El trinitarianismo pentecostal enfiló baterías contra los unicitarios, al punto que se generó una vez más el repudio por su doctrina, y ellos al ser expulsados de las asambleas pentecostales de las que eran miembros, debieron pensar en organizarse en un ente que agrupara a todos los que tenían esa misma fe de la Unicidad.
Así que volviendo al orden histórico, el Movimiento Pentecostal de comienzos del siglo XX, tenía la característica de ser supradenominacional y por consiguiente albergaba diversas posturas doctrinales y administrativas en su interior. Muchas iglesias pentecostales contaban entre sus líderes y su membrecía con creyentes trinitarios y unicitarios al mismo tiempo. Pero se hacía notable que el movimiento pentecostal era el ambiente ideal para impulsar fuertemente el crecimiento de la doctrina de la Unicidad en muchos nuevos lugares y asimismo fortalecerla en otros.
Existía a su interior una fuerte tradición trinitaria; pero también había un grupo notable de líderes, pastores y creyentes que abrazaban la doctrina de la Unicidad y bautizaban en el Nombre de Jesús; otros bautizaban en el nombre de Jesús pero permanecían trinitarios en cuanto a su teología, y aun más, existían grupos unicitarios y trinitarios que guardaban el sábado y se abstenían de ciertos tipos de alimentos por razones religiosas.
Las insipientes organizaciones pentecostales tenían esa característica mixta respecto al asunto doctrinal; pero imbuidos por el poder del Espíritu Santo que los había llenado a todos por igual, no lograban percatarse de dicha situación o la ignoraron voluntariamente, y el resultado fue comunión, tolerancia y convivencia con todos los que a su alrededor estaban hablando en otras lenguas y amor por aquellos que los rechazaban. Lo verdaderamente valioso para ellos era el “principio pentecostal” que los había cobijado en un solo cuerpo, donde por un instante se desvanecieron las eternas controversias teológicas y cristológicas que han caracterizado a la historia del cristianismo; pero solo sería por un breve momento, pues llegaría el tiempo en que se debería definir la formula bautismal con sus implicaciones teológicas y cristológicas, y de seguro que llegó.
La mayor controversia surgida en los años de 1913 a 1916 dentro del movimiento, fue dada por el desacuerdo en la formula bautismal, que tenía implicaciones profundas en cuanto a la doctrina de Dios y de Cristo. Según Mateo 28:19; la formula que Cristo dio fue “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”; en los Hechos de los Apóstoles la Escritura declara que es “en el nombre de Jesucristo” (Hechos 2:38); en Hechos 8:16 “en el nombre de Jesús” y en el capitulo10:48 y 19:5 del mismo del mismo libro, dice que “en el nombre del Señor Jesús”.
Ya desde 1902, Parham bautizaba en el Nombre de Jesús, pero permanecía trinitario en su teología. Luego unos años después, se decidió que para mantener la unidad, el nuevo movimiento debería usar la fórmula tradicional trinitaria. Esto fue fácil para quienes permanecían trinitarios, pero se convirtió en una situación difícil para quienes creían en la Unicidad, con cuyas convicciones concordaba el bautismo en el nombre de Jesucristo.
Se acepta prácticamente en todos los círculos religiosos pentecostales, que el inicio de la polémica bautismal tuvo lugar en Arroyo Seco; una comunidad entre los Ángeles y Pasadena (California), donde el 15 de abril de 1913 dio principio el “campamento mundial de la fe apostólica”.
Este campamento despertó la curiosidad y la atención de muchos por la visita y consecuentes sermones de Mary Woodworth Etter (prominente predicadora de la sanidad divina y otros dones); sin embargo, este campamento sería recordado por la controversia doctrinal que allí se generó.
Llegado el momento de celebrar una serie de bautismos de nuevos conversos, en el púlpito se encontraba un evangelista canadiense llamado Robert E. Mc Alister, encargado de presentar una meditación bíblica.
Entre muchas cosas, habló de las clases de bautismo en agua, pero enfatizó en la forma de bautizar de la iglesia primitiva; concluyendo con la declaración de que “el bautismo en los tiempos apostólicos; invariablemente se efectúo en el nombre de Jesucristo y nunca se usaron las palabras Padre, Hijo y Espíritu Santo”.
El mensaje causó alteración entre los oyentes y aún en los mismos que ocupaban la plataforma.
Entre los que oyeron la predicación de Mc. Alister, hubo un predicador que irrumpió subiéndose a la plataforma y llamándolo a un lado le dijo que no predicara esa doctrina; pero el mensaje ya había llegado a los oyentes y en algunos el efecto era muy fuerte. Mc. Alister intentó tranquilizar a los oyentes diciendo que sus palabras no implicaban que el bautismo trinitario que habían practicado hasta ahora fuera erróneo.
Un australiano llamado Frank J. Ewart (1876-1947), que inició su ministerio en una iglesia bautista de su país natal, pero que emigró a los Ángeles, California, para trabajar como asistente del pastor William H. Durham, estuvo en el campamento mencionado y después de oír el mensaje de Mc. Alister, lo invitó a su hogar para hablar de esa nueva enseñanza. A Frank le parecieron muy sensatas las explicaciones de Mc. Alister y creía firmemente que era necesario obedecer las Escrituras sin importar las adversidades que eso acarreara o el precio que debiera pagarse.
Pasada la campaña, ellos dos dialogaban con frecuencia, al punto que a sus charlas se unió un prestigioso evangelista llamado Glen A. Cook, quien más tarde y junto a sus ayudantes, extenderían esta enseñanza bíblica.
Tiempo después Ewart y Mc. Alister buscaron un lugar adecuado para realizar servicios, pero al no encontrarlo, aceptaron la invitación del pastor Warren Fisher y se unieron a él en su obra. Esto dio comienzo a un gran avivamiento donde Ewart podía predicar “la nueva doctrina” pero con ciertas restricciones. Ewart dijo: “Nosotros podíamos hacer muchas cosas en el nombre de Jesús, pero no podíamos hacer todas las cosas en ese nombre”. [155] Entonces decidió obedecer lo que sabía que era verdad y dar pasos hacia fuera con el mensaje completo y sin restricciones.
El predicador Mc. Clain lo describió así:
“En ese mismo año de 1914, cuando la organización de las Asambleas de Dios fue establecida, Frank J. Ewart de los Ángeles California, por medio de buscar mucho a Dios en oración, le había sido revelado por medio de la Palabra de Dios una gran verdad referente al Plan de Salvación: Que Dios estaba en su Hijo reconciliando al mundo consigo mismo (2 Corintios 5:19) y que el plan de salvación había sido trazado y simplificado por el apóstol Pedro en Hechos 2:38, “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. Además que Jesús es la única puerta de salvación y que “no hay otro nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Y aun, le fue revelado que toda la plenitud de la Deidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) habita corporalmente en Jesús (Colosenses 2:9). Así que todos los apóstoles entendiendo cabalmente y sin lugar a dudas las palabras de Jesucristo en Mateo 28:19, bautizaron a todo candidato en el nombre de Jesús’. Él vio que el mandamiento apostólico es: ‘y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús…” (Colosenses 3:17)”. [156]
Una característica de este extraordinario avivamiento, era que la mayoría de las personas bautizadas en agua en el nombre de Jesús, eran bautizados con el Espíritu Santo inmediatamente salían del agua, y si tenían enfermedades eran sanados. Se entiende que esto ocurría por obedecer al mandato de bautizar en el nombre de Jesús.
El periódico “Meat in due Season” (Alimento a su tiempo), que era editado por Ewart, fue un medio para extender la enseñanza del nombre de Jesús por toda la nación y por los campos misioneros en el exterior.
Cook, quien aún trabajaba con Ewart, efectuó una gira evangelística por Missouri, Indiana, Kansas y algunos de los Estados del sureste llevando la nueva revelación de Dios en Cristo y el bautismo en el majestuoso nombre de Jesús; la gira fue todo un éxito. Esta revelación se extendió rápidamente y fue aceptada como doctrina por grandes líderes, pastores y evangelistas, entre ellos el pastor G. T. Haywood (afro-americano), quien era líder de una iglesia numerosa e influyente; éste fue posteriormente defensor del Movimiento de la Unicidad Pentecostal. La influencia de Haywood en Indianápolis fue mucha, logrando una intensa receptividad de quienes le oyeron y posteriormente le siguieron.
Algunos líderes trinitarios de la recién organizada Iglesia Asambleas de Dios, al ver la intensa actividad de los unicitarios por dar a conocer su mensaje, y la manera arrolladora como este se iba propagando y pasando de iglesia en iglesia al punto que parecía como si toda la iglesia Asambleas de Dios habría de ser absorbida por dicha doctrina, comenzaron a preocuparse, oponerse y atacar lo que ellos consideraban era un error doctrinal. Así que acordaron oficialmente desde la mesa directiva de las Asambleas de Dios, detener el progreso de dicho mensaje, y a partir de 1915 comenzaron a convocar conferencias de ministros jóvenes, conferencias generales, y a hacer publicaciones en periódicos para advertir en contra de ese movimiento. E. N. Bell y Goos, prominentes líderes pentecostales y miembros de la mesa directiva de Asambleas de Dios eran los que más insistían en acabar con el Movimiento de la Unicidad, que según ellos comenzaría pronto su declinación. El 11 de mayo de 1915, la iglesia Asambleas de Dios reunió a sus presbíteros para tomar decisiones sobre un plan a seguir, el cual detuviera la continuación de ese problema, y publicaron en su periódico oficial una declaración en contra de la Unicidad.
Pero unos pocos meses después, sucedió que Eudorus N. Bell, que en un principio fue acérrimo opositor de esta “nueva controversia” (Así era llamada la doctrina de la Unicidad Pentecostal en ese momento), se convirtió a la doctrina de la Unicidad y llegó a ser uno de sus representantes más influyentes.
En el verano de 1915, las Asambleas de Dios iniciaban su tercera concentración estatal en Tennesse. El pastor H. G. Rodgers era el anfitrión y Bell era el que iba a dirigirla. En esa campaña sucedió algo extraordinario; los dos fueron bautizados en el nombre de Jesús y comenzó un poderoso mover pentecostal y un gran avivamiento en Tennesse y en lugares circunvecinos.
El bautismo de E. N. Bell (naturalmente por ser un gran líder), atrajo mucho la atención, y fue divulgado por toda la nación y campos misioneros. Lo mismo sucedió con hombres como John Dye, el evangelista Charles Smith, el pastor George Joiner (en Zion, Illinois), S. C. Mc Clain (predicador quien aceptó la revelación del nombre y continuó extendiéndola gracias a su liderato), Howard A. Goss (uno de los directores del Presbiterio), R.G. Cook (famoso predicador de la iglesia Asambleas de Dios y líder – miembro del presbiterio ejecutivo de las Asambleas de Dios) quien fue bautizado por Parham años atrás. Oliver F. Fauss, Harvey Sheared (pastor de la iglesia de Cadwell en Texas) y B. F. Lawrence.
El escritor Foster explica en su texto que:
“En 1915, durante la tremenda ola hacía la doctrina del nombre de Jesús, un concilio general de las Asambleas de Dios, tuvo lugar en la sala Turner en St Louis, empezando desde el primero de octubre. La formula apropiada para bautizar y la controversia de la Deidad de Jesús, fueron los temas centrales de discusión. El martes cinco de octubre, fue dado completamente a este tema. Dos oradores fueron seleccionados para defender cada punto de esta controversia con Bell y Haywood representando la formula de Hechos 2:38, y A. C. Collins y Jacob Miller la formula de Mateo 28:19. Cada orador hizo un gran esfuerzo para establecer sus sentimientos personales en el asunto. Cada cual se esforzó para convencer y hacer seguidores a los delegados que tan profundamente se interesaron en esta conferencia. Después de toda la exposición, el sentimiento general de la gran mayoría fue el de no decidir nada en ese momento. Ellos esperarían un año, y los posibles resultados que vendrían después, determinarían una línea de acción”. [157]
El año que siguió fue de gran conflicto; cada uno sentaba su posición y quería ganar al otro. Los del lado trinitario fueron muy agresivos y se propusieron poner fin a lo que ellos llamaron “Herejía Sabelianita” echando mano de todo lo que estuviera a su alcance. Muchas presiones fueron ejercidas y “profundos sentimientos” fueron manifestados por ambos lados de esta controversia.
La nueva mesa directiva de las Asambleas comenzó a presionar para que se estableciera de forma definitiva una declaración de fe y empezaron a desprestigiar el mensaje del Nombre de Jesús, amenazando a los que propagaban dicho mensaje con desvincularlos de la organización. Entre tanto, los predicadores del Nombre de Jesús estaban bien ocupados en su tarea de evangelización, bajo carpas, en iglesias, en misiones, y donde quiera que se les diera la oportunidad de hacerlo. Entre ellos no existía la idea de abandonar la organización de las Asambleas, sino que deseaban continuar en su fraternidad, pues tenían claro que esta no se había fundado para defender una u otra doctrina, sino para congregar en un cuerpo a todos los que eran parte del Movimiento Pentecostal.
Para el concilio que se celebró en “Bethel Chapel” de San Luis, Missouri, en Octubre de 1916, la mayoría de los que defendían la posición de la Unicidad, habían sido eliminados del liderazgo de las Asambleas de Dios. En dicho Concilio se redactó una resolución de verdades fundamentales que favorecía fuertemente las ideas trinitarias. Los de la Unicidad reportaron su descontento, pero “se encontraron con una lucha altamente ofensiva”. “Voces de ambos lados se levantaron en protesta y pasaron varios minutos antes de que las cosas se aquietaran y la lectura del reporte continuara”. A partir de ese momento, los que defendían la Unicidad casi no tomaron parte en las discusiones pues habían llegado a la conclusión de que oponerse sería inútil. La aprobación de aquellas verdades fundamentales de la organización de Asambleas de Dios, marco el fin del entrañable compañerismo que había distinguido al Movimiento Pentecostal. Entonces los Hnos. del Nombre de Jesús se retiraron al frente del lugar de reunión para estudiar las decisiones que tomarían a partir de ese momento, entre tanto en el auditorio cantaban “Santo, santo, santo, Señor omnipotente, bendita trinidad”. 156 ministros del nombre de Jesucristo (casi la cuarta parte de los afiliados a las Asambleas de Dios), y numerosas asambleas locales fueron forzadas a propagar su mensaje desde fuera de las Asambleas de Dios. “La lista de los ministros ordenados bajó de 585 a 429 y las ofrendas misioneras disminuyeron proporcionalmente”. [159] Este definitivo rompimiento provocó amarguras, distanciamiento y conflictos, al igual que una ardua y larga reorganización de los que abandonaron el concilio, puesto que de ese momento en adelante, debían decidir qué curso seguir.
La Propagación del Mensaje Hacia Canadá
El mensaje del Nombre de Jesús seguía extendiéndose, y tal parecía que entre más oposición se presentaba; su desarrollo y difusión crecía. Es así como este mensaje tocó a Canadá.
Se cree que uno de los primeros mensajes sobre el bautismo en agua hecho exclusivamente en el nombre de Jesús, fue predicado en la “Convención Pentecostal Anual”, celebrada en Winnipeg, Canadá, en Noviembre de 1913, por el pastor Robert Mc. Alister.
El ambiente para esta convención había sido preparado con antelación mediante un fuerte avivamiento y un mover del hablar en lenguas iniciado en Toronto, en una pequeña misión en la calle Queen East, en 1906. Después ‘saltó’ a otros lugares en Ontario y a Ottawa (Canadá), al igual que en la misma Winnipeg.
En los días que se celebró la convención anual, no era considerada una violación de la cortesía ministerial, el que algún orador invitado enseñara sobre alguna nueva verdad bíblica revelada. Además, toda nueva revelación era respaldada por la fuerte receptividad que poseían las personas en ese momento histórico.
Esa misma noche de la convención, le correspondía a Frank Small oficiar los bautismos y procedió a bautizar a 30 personas usando el nombre de Jesucristo, aunque Mc. Alister y Small todavía no habían sido bautizados en el nombre de Jesús. L. C. Hall y George A. Chamber, se asociaron con el fin de iniciar unas campañas en Toronto en 1915. Aunque hubo persecución, muchas personas querían conocer el mensaje del Dios Todopoderoso revelado en Jesucristo. En la primera campaña fueron bautizados ochenta y cuatro personas, entre las que se encontraban algunos ministros. Entre ellos estaba T. H. Gilbert, un pastor de Toronto.
Las campañas continuaron en Berlín, Ontario, y fueron bautizados trescientos más en el poderoso nombre de Jesús. Para el mismo tiempo, G. T. Haywood, quien bautizó a Mc. Alister, estaba predicando en Ottawa, y 112 fueron bautizados.
Organización de los Pentecostales Unicitarias (Uni-pentecostales) en Norte América
Los ministros de la Unicidad que fueron rechazados por las Asambleas de Dios, quedaron sin una estructura organizacional que les permitiera otorgar credenciales y unir sus esfuerzos en pro de las misiones, así que de inmediato comenzaron a tomar decisiones en el sentido de iniciar una organización que agrupara e identificara a los creyentes del Nombre de Jesús. También se iniciaron acercamientos con grupos Pentecostales Unicitarios que nunca se quisieron unir a las Asambleas de Dios.
Entre esos grupos de Pentecostales Unicitarios independientes, estaban las Asambleas Pentecostales del Mundo, que fue organizada a finales de 1914 por el Rvdo. Frazier y tenía sus oficinas en Portland, Oregon. Ellos habían logrado adquirir el reconocimiento adecuado del gobierno para sus ministros de edad militar.
A raíz del rechazo de las Asambleas de Dios, los ministros unicitarios fundaron el 2 de enero de 1917 la Asamblea General de las Asambleas Apostólicas, la cual comenzó a otorgar credenciales, pero se dieron cuenta de que su organización era tardía para lograr los beneficios que excluyeran a sus ministros del servicio militar. Se pusieron en contacto con las Asambleas Pentecostales del Mundo, que sí contaban con dicho beneficio e iniciaron las negociaciones, lo que permitió la unión de estos dos grupos a finales de 1917. La nueva organización compuesta por negros y blancos, decidió continuar denominándose Asambleas Pentecostales del Mundo. Mantuvieron gran fraternidad por varios años hasta que las diferencias raciales provocaron la escisión de dicha organización en varios grupos. A finales de 1924, las Asambleas Pentecostales del Mundo fueron abandonadas por la mayoría de ministros blancos, quedando a cargo de ella los Hnos. de color.
Como consecuencia de lo anterior y después de un tiempo de negociaciones entre ministros unicitarios blancos, en febrero de 1925, en Jackson, Tennessee, se fundó La Alianza Pentecostal de Ministros, por iniciativa del pionero A. D. Urshan.
Unos meses después, por descontentos con dicha organización y buscando definir una posición doctrinal más sólida, ministros de los Estados de Oklahoma, Louisiana y Texas, citaron a una conferencia en Houston, en octubre de 1925, donde decidieron separarse de la Alianza Pentecostal de Ministros, y fundaron La Iglesia Emanuel en Jesucristo.
Por ese mismo tiempo en St. Louis, Missouri, el pastor W. H. Whittington y Ben Pemberton, en un esfuerzo organizacional, empezaron la Iglesia Apostólica de Jesucristo.
Hacia 1927, por desacuerdos de opinión, un buen grupo de ministros de Louisiana y Texas abandonaron la Iglesia Emanuel en Jesucristo y regresaron a La Alianza Pentecostal de Ministros. Estas dos denominaciones del Nombre levantaron iglesias tanto en Estados Unidos como en Canadá, pero trabajaban con un cierto sentido de competencia.
Desde 1927, la Iglesia Emanuel en Jesucristo y las Iglesia Apostólica de Jesucristo, iniciaron acercamientos con la idea de una posible unión la cual se consolidó en octubre de 1928, y ya unidas continuaron usando el nombre de Iglesias Apostólicas de Jesucristo.
Este proceso organizacional de los Pentecostales de la Unicidad, se venía dando tanto en Estados Unidos como en Canadá, ya que estas denominaciones tenían afiliados ministros y asambleas que residían en los dos países.
Las Asambleas Pentecostales del Mundo, que desde 1924 estaba conformada eminentemente por Hnos. de color, y Las Iglesias Apostólicas de Jesucristo, se unieron en noviembre de 1931 y tomaron el nombre de Asambleas Pentecostales de Jesucristo, que serían liderados por una directiva de presbíteros tanto estadounidenses como canadienses. El secretario misionero por el presbiterio canadiense fue el Rvdo. Wynn T Stairs, un hombre muy inquieto por las misiones en Sur América. La nueva organización emprendió una serie de campañas evangelísticas a principios de 1932 en Canadá, y el Rvdo. Stairs que regresaba de Estados Unidos llevó como predicador a Charles Berchtold, un pentecostal americano que tenía visión misionera por Colombia, el cual visitó las iglesias y recibió el apoyo económico que necesitaba para viajar al país de su llamamiento.
Sin embargo, en los Estados Unidos no todos estaban de acuerdo con la unión, como fue el caso del líder de color Bishop Grimes, que abandonó la conferencia y renovó la carta de las Asambleas Pentecostales del Mundo antes de su vencimiento. Otros que como él estaban en desacuerdo por cuestiones raciales se le unieron, y continuaron en dicha organización.
La Alianza Pentecostal de Ministros que había sido fundada desde 1925, y que inicialmente no pretendía “ser una organización general de iglesias, sino una alianza de ministros que buscaba únicamente llenar las necesidades del ministerio, y que cada iglesia local juntamente con su pastor habría de ser un gobierno soberano sobre sí mismo”, [160] hacia 1932, en conferencia general, estableció una legislación para lograr más cohesión administrativa e incluyeron las iglesias locales como una parte integral de la organización, y asumieron el nombre de Iglesia Pentecostal Incorporada. A partir de entonces, sus esfuerzos unidos contribuyeron en alcanzar metas que de otra manera no hubieran podido lograrse.
Las dificultades internas continuaban en las Asambleas Pentecostales de Jesucristo, sobre todo en los Estados Unidos, ya que Canadá no tenía ese tipo de problemas raciales, al punto que para 1937 la mayoría de ministros americanos de color habían regresado otra vez a las Asambleas Pentecostales del Mundo.
Fue precisamente ese año de 1937, cuando Las Asambleas Pentecostales de Jesucristo con sede en Canadá, enviaron a Colombia al Misionero Aksel V. Larsen.
Para la conferencia anual de ministros de 1938, las Asambleas Pentecostales de Jesucristo decidieron que la organización volvería a tener un presidente general en vez de presbíteros. Eso mejoró las cosas y la iglesia inició una marcha progresiva. El superintendente general elegido fue W. T. Witherspoon, el secretario Misionero fue Stanley R. Hanby, y Wynn T. Stairs continuó en misiones.
La Iglesia Pentecostal Unida
Por 1939, en Houston, Texas, terminada una campaña en su iglesia, O. F. Fauss llevaba a la estación del ferrocarril al Rvdo. W. T. Witherspoon, superintendente general de las Asambleas Pentecostales de Jesucristo que había sido el predicador en dicho evento, pero mientras iba de camino, recordó que en Houston se encontraban las oficinas generales de la Iglesia Pentecostal Incorporada, así que decidió pasar por allí e invitó al Hno. Goss, superintendente general de la Iglesia Pentecostal Incorporada para que lo acompañara a despedir al Rvdo. Witherspoon. Mientras iban a la estación, en el asiento de atrás los dos prominentes líderes pentecostales de la Unicidad absorbidos en su conversación, cimentaban fuertes lasos de amistad y al mismo tiempo acercaban a sus dos diferentes iglesias. Durante varios años soplaron vientos de una posible unión entre estas dos organizaciones del nombre, pero se veían muchas dificultades de por medio.
A finales de septiembre de 1944, las Asambleas Pentecostales de Jesucristo celebraban su Conferencia General de Ministros en St. Louis, Missouri. Allí llegó Harry Branding, uno de los líderes de la Iglesia Pentecostal Incorporada, que pastoreaba una congregación en dicha ciudad, y acercándose al Rvdo. Fauss, que era muy influyente en las Asambleas, le dijo:
-¿”Porqué no nos unimos?
Y le propuso a Fauss que pasaran una resolución con ese propósito, y que si se lograba alguna decisión favorable él haría lo mismo en la próxima conferencia de las Iglesia Pentecostal Incorporada que se celebraría en un mes. Fauss de inmediato se puso en contacto con otros líderes de Las Asambleas y pusieron las cosas en marcha, logrando la aprobación de invitar a los oficiales de la Iglesia Pentecostal Incorporada a una reunión con los oficiales de las Asambleas Pentecostales de Jesucristo, donde discutirían ese asunto.
La Iglesia Pentecostal Incorporada, el 27 de octubre de 1944, aprobó en su conferencia general la resolución que aceptaba la invitación de las Asambleas para reunirse y discutir las condiciones del convenio, lo cual hicieron en una sesión exploratoria.
Entre los ministros más antiguos de la Iglesia Pentecostal Incorporada, resurgieron sentimientos por la forma como tuvieron que salir 20 años atrás de las Asambleas Pentecostales del Mundo, que ahora era parte de las Asambleas Pentecostales de Jesucristo. Salió a flote lo racial, las diferencias sobre el papel del bautismo en el nuevo nacimiento, el concepto de iglesia, [161] las normas de santidad en cuanto a los placeres mundanos y el vestir.
“Estos temas importantes tenían que ser enfrentados… cada organización comenzó a escudriñar acerca de la otra. Fue descubierto por la mayoría, lo que otros por algún tiempo ya sabían y habían visto: que había gente dentro de su propio grupo con creencias comparables a aquellos que pertenecían al otro grupo. Ahora, si podían tener compañerismo con los que estaban en su propio grupo, aun cuando había diferencias, ¿por qué no podían mostrar el mismo amor fraternal a los que pertenecían al otro grupo? Si los aceptaban en su organización aunque diferían en sus creencias… ¿por qué no hacer lo mismo con los hermanos del otro grupo?… Todos estaban de acuerdo de que el mensaje de Hechos 2:38 tenía que ser propagado hasta los fines de la tierra. Todos sabían que esto se podría lograr más fácilmente con el esfuerzo unido de las dos iglesias”. [162]
Hubo muchos puntos de acuerdo y el deseo de la unión prevaleció, así que se cito a una reunión de los oficiales de ambas organizaciones para la primavera de 1945, donde se retomaría el asunto de dicha alianza. Llegado el plazo pertinente, la reunión fue celebrada en la cuidad de St. Louis en el Hotel Milner. Estaban representando la Iglesia Asambleas Pentecostales de Jesucristo los Hnos. W. T. Witherspoon, superintendente general, Stanley R. Hanby, el secretario tesorero y Wynn T., Stairs secretario misionero; por la Iglesia pentecostal incorporada estaban, Howard A. Goss superintendente general, Oscar Vouga secretario tesorero y el Rvdo. B. H. Hite, entre otros. Ya determinado el acuerdo de unión, se procedió a establecer una declaración de doctrina fundamental para la organización, que entre otras cosas, según Foster, decía:
“La doctrina básica y fundamental de esta organización será toda la enseñanza bíblica de salvación, la cual es arrepentimiento, bautismo en agua por inmersión en el nombre de Jesucristo, y el bautismo del Espíritu Santo con la evidencia inicial de hablar en otras lenguas según el Espíritu de que hablen… Nos esforzaremos en mantener la unidad del Espíritu, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe, y al mismo tiempo exhortaremos a los hermanos a que no contiendan por sus diferentes puntos de vista para que el cuerpo no sea dividido”. [163]
Varios nombres fueron presentados para la nueva organización, pero considerados cuidadosamente parecían no llenar las expectativas de todos. Se decidió entonces que la palabra “pentecostal” debía seguir siendo parte del nombre.
“entonces alguien mencionó la palabra: ‘unida’, y dijo que todo lo que se habían esforzado por lograr quedaba envuelto en esa palabra… de repente, Hite se levantó y temblando empezó a hablar. Él estaba sobrecogido por la emoción… él no podía contener sus lágrimas, y con las lágrimas rodando sobre sus mejillas, su gran mano lentamente se elevaba y descendía, mientras una y otra vez repetía esa palabra mágica: ‘Unida, unida, unida’, todos los que estaban en ese cuarto fueron contagiados del espíritu de esta frase” [164]
Llorando abiertamente, decidieron que ellos recomendarían que la nueva organización se llamara “Iglesia Pentecostal Unida”.
Se decidió que se convocaría a los ministros de las dos organizaciones de manera simultánea para el mes de septiembre de 1945, en St. Louis. Ellos se reunirían en lugares separados para ratificar las condiciones del acuerdo de unión, y luego se unirían en un solo auditorio para tener la primera sesión, juntos como un “cuerpo unido”. El lugar escogido fue el auditorio Kiel. Ya ratificados los puntos de unión por las dos iglesias y armonizados los artículos de fe y la constitución que regiría la nueva organización, los ministros de la Iglesia Pentecostal Incorporada esperaban ansiosos la llegada de los ministros de las Asambleas Pentecostales de Jesucristo al auditorio Kiel donde ellos se encontraban sesionando. El martes 25 de septiembre de 1945, se celebró la primera sesión de negocios de la Iglesia Pentecostal Unida, en la cual se eligieron lo nuevos oficiales: Howard A. Goss fue elegido superintendente general, W. T. Witherspoon como asistente al superintendente general, Stanley W Chambers como secretario tesorero general, T. R. Dungan como asistente al secretario tesorero general, y Wynn T. Stairs como secretario de misiones extranjeras. En esa reunión había aproximadamente 1800 ministros y unas 900 iglesias representadas. Las oficinas principales de la Iglesia Pentecostal Unida se ubicaron en St. Louis, Missouri. La sede canadiense fue ubicada en St. Stephen, New Brunswick.
Primera Junta Administradora de la Iglesia Pentecostal Unida. Sentados (de Izquierda a Dercha): D. C. Gurley, del distrito sur; Wynn T. Stairs, secretario de misiones extrajeras; Stanley W. Chambers, secretario-tesorero general; Howard a. Goss, el superintendente general; W. T. Witherspoon, asistente del superintendente general; B. H. Hite, Missouri; G. B. Rowe, Indiana; G. H. Brown, -Arkansas. De pie (de Izquierda a Derecha): J. A. Johnson, distrito occidental; Jack Scott, centro occidente; L. J. Hosch, Texas; Ellis Scism, del noroeste; Ralph G. Cook, Ohio; Mack D. Abgot, Texico; M. W. Howard, Oklahoma; S. G. Norris, norte central; W. A. Sherrill, del sudeste; M. J. Wolff, Illinois. No aparecen en la fotografía: S. L. Wise, Louisiana y T. R. Dungan, asistente del secretario-tesorero general.
Referencias
[89] Hechos de los Apóstoles 8:26-40, 9:10-17, 10, 13:1-3, 16:6-10, 23:11; Gálatas 1:11-12, Apocalipsis 1:10
[90] Hechos de los Apóstoles 2:4-12
[91] Las ideas aquí expresadas son una relectura y adaptación del esquema histórico propuesto para el estudio del fenómeno de las lenguas por HINSON, E. Gleen. The Significanse of Tongues in the History of Christianity en Speaking in Tongues: Let`s Talk About It.
[92] GAXIOLA, Manuel J. La Serpiente y La Paloma. Opc. Cit., p. 73
[93] Hechos de los Apóstoles 2:4-11, 10:46, 19:6, 1. Corintios 12:10, 12:28, 12:30, 13:1-8, 14:2-39, Marcos 16:17.
[94] GAXIOLA, Manuel J. Opc. Cit., p. 77
[95] ORÍGENES. Contra Celso. Citado por GAXIOLA, Manuel J. Opc. Cit., p. 77
[96] GAXIOLA, Manuel J. Opc. Cit., p. 75
[97] GAXIOLA, Manuel J. Opc. Cit., p. 74-75
[98] GAXIOLA, Manuel J. Opc. Cit., p. 78
[99] GAXIOLA, Manuel J. Opc. Cit., p. 77
[100] TUGWELL, Simon, Did you Receive the Spirit? Londres: Darton, Longman & Todd. 1972 p. 73. Citado por GAXIOLA, Manuel J. Opc. Cit., p. 24
[101] GAXIOLA, Manuel J. Opc. Cit., p. 80
[102] GAXIOLA, Manuel J. Opc. Cit., p. 81
[103] Edward Irving (1792-1834) creció y fue ordenado en la Iglesia Reformada de Escocia, pero antes de pastorear ejerció la docencia en varios lugares.
[104] GAXIOLA, Manuel J. Opc. Cit., p. 90
[105] FOSTER, Fred J. Su Historia. Los Pentecostales del Siglo Veinte. Hazelwood, Word Aflame Press. 1965. p. 34-35
[106] BAYD, Roberto. Moody Sankey en Gran Bretaña. 1875. Citado por FOSTER, Fred J. Su Historia: Los Pentecostales del Siglo Veinte. Hazelwood, Word Aflame Press. 1965. p. 35
[107] BRUMBARK, Carl. Suddenly From Heaven. P. 13. Citado por FOSTER, Fred J. Su Historia: Los Pentecostales del Siglo Veinte. Hazelwood, Word Aflame Press. 1965. p. 35
[108] DAMBORIENA, Prudencio. Tongues as of Fire: Pentecostalism in Contemporary Christianity. Washington D.C. Corpus Books. 1969. P. 101. Citado por GAXIOLA, Manuel J. Opc. Cit., p. 17
[109] GAXIOLA, Opc. Cit., p. 91-92
[110] GAXIOLA, Opc. Cit., p. 85
[111] Ibídem
[112] Opc. Cit., p. 93
[113] GAXIOLA, Opc. Cit., p. 94-98
[114] LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p. 137
[115] PARHAM, Sarah E. Opc. Cit., p. 48. Citado por FOSTER, Fred J. Su Historia… Opc. Cit., p. 41.
[116] Ibídem
[117] LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p. 139-140
[118] PARHAM, Charles. The Life of Charles F. Parham. Birmigan, AL: Commercial Printing Company. 1930. p. 52-53. Citado por LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p. 141.
[119] PARHAM, Sarah E. Opc. Cit., p. 51. Citado por FOSTER, Fred J. Su Historia… Opc. Cit., p. 42.
[120] BARTLEMAN, Frank. Azusa Street. El Despertar Pentecostal de Principios del Siglo Veinte. Argentina. Editorial Peniel. Edición Nº 1. 1997. p. 2
[121] PARHAM, Charles. The Life of Charles F. Parham. Birmigan, AL: Commercial Printing Company. 1930. p. 54. Citado por LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p. 142.
[122] PARHAM, Sarah E. Opc. Cit., p. 54-55. Citado por FOSTER, Fred J. Su Historia… Opc. Cit., p. 44.
[123] Ku Klux Klan, organización terrorista secreta creada en los estados sureños de Estados Unidos durante el periodo de la Reconstrucción que siguió a la Guerra Civil Estadounidense y que se extendió geográficamente en el siglo XX. El Klan original fue fundado en Pulaski (Tennessee) el 24 de diciembre de 1865, por seis antiguos oficiales del Ejército Confederado que dieron a su sociedad un nombre adaptado de la palabra griega kuklos (‘círculo’). Aunque la organización tuvo en sus comienzos un carácter social de tipo lúdico, sus actividades pronto se dirigieron contra los gobiernos republicanos de la reconstrucción. Los miembros del Ku Klux Klan y sus filiales creen en la superioridad de la raza blanca y luchan contra el progreso de los negros, católicos, judíos y otros colectivos. Sus militantes llevan túnicas y capuchones cuando se manifiestan públicamente.
[124] LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p. 170
[125] LAKE, John G. Adventures in God. Tulsa, Oklahoma. Harrison House, Inc. 1981. p. 18-19. Citado por LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p. 181
[126] SEPÚLVEDA, Juan. ‘El Principio Pentecostal’. Reflexiones a partir de los orígenes del Pentecostalismo en Chile. En Voces del Pentecostalismo Latinoamericano. Identidad, Teología e Historia. Editores Daniel Chiquete y Luís Orellana. Talcahuano, Chile. 2003. p. 15
[127] BARTLEMAN, Frank. Azusa Street. Opc. Cit., p. 118-119
[128] Se creía que el Espíritu iba y venía, por lo que había que sentarse durante días a esperarlo y muchos por esperar abandonaban sus responsabilidades de todo tipo.
[129] PARHAM, Charles. The Life of Charles F. Parham. Birmigan, AL: Commercial Printing Company. 1930. p. 163-170. Citado por LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p. 185-186
[130] SEPÚLVEDA, Juan. ‘El Principio Pentecostal’. Reflexiones a partir de los orígenes del Pentecostalismo en Chile. En Voces del Pentecostalismo Latinoamericano. Identidad, Teología e Historia. Editores Daniel Chiquete y Luís Orellana. Talcahuano, Chile. 2003. p. 15
[131] LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p. 184
[132] ROBECK, Cecil M. William J. Seymour and the Bible Evidence. En McGEE, Gary B. (editor). Initial Evidence: Historical and Biblical Perspectives on the Pentecostal Doctrine of Spirit Baptism. Peabody. MA: Hendrickson Publishers. 1991. p. 80. Citado por SEPÚLVEDA, Juan. ‘El Principio Pentecostal’. Reflexiones a partir de los orígenes del Pentecostalismo en Chile. En Voces del Pentecostalismo Latinoamericano. Identidad, Teología e Historia. Editores Daniel Chiquete y Luís Orellana. Talcahuano, Chile. 2003. p. 16
[133] PARHAM, Charles. The Life of Charles F. Parham. Birmigan, AL: Commercial Printing Company. 1930. p. 163-170. Citado por LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p. 185
[134] SEPÚLVEDA, Juan. ‘El Principio Pentecostal’. Reflexiones a partir de los orígenes del Pentecostalismo en Chile. En Voces del Pentecostalismo Latinoamericano. Identidad, Teología e Historia. Editores Daniel Chiquete y Luís Orellana. Talcahuano, Chile. 2003. p. 16
[135] LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p. 193
[136] LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p. 96
[137] LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p. 97
[138] LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p. 99
[139] LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p.
[140] LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p.
[141] LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p.
[142] LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p. 169
[143] LIARDON, Roberts. Opc. Cit., p. 51
[144] PELEUBET´S Bible Dictionary. p. 704. Citado por FOSTER, Fred J. Su Historia… Opc. Cit., p. 34
[145] William Taylor fue criado en el seno de una familia de clase obrera en el estado de Virginia, con escasa educación formal en una escuela uni-docente, ingresó al ministerio metodista en el año de 1842, [a la edad de 21 años]. En 1845 se hizo miembro de la Conferencia Metodista de Baltimore, desarrollando su ministerio pastoral en Georgetown y North Baltimore. Por esos años recibió una fuerte influencia teológica y espiritual de Phoebe Palmer, que lo transformó para toda su vida en un activo militante del Movimiento de Santidad. En 1870 fue enviado a la India por la junta misionera metodista, donde después de serios conflictos con esta, decidió iniciar un trabajo misionero independiente, procurando establecer entre los convertidos por su predicación iglesias que se autofinanciaran desde el comienzo.
[146] FOSTER, Opc. Cit., p. 76
[147] Algunos misioneros debían regresar ya que los gobiernos exigían documentación avalada por una organización reconocida.
[148] FOSTER, Opc. Cit., p. 83
[149] GAXIOLA, Opc. Cit., p. 128
[150] Opc. Cit., p. 129
[151] FOSTER, Opc. Cit., p. 85
[152] FOSTER, Opc. Cit., p. 86
[153] Citado por GAXIOLA, Opc. Cit., p. 129
[154] FOSTER, Opc. Cit., p. 126
[155] FOSTER, Opc. Cit., p. 91
[156] Ibídem
[157] FOSTER, Opc. Cit., p. 112
[158] FOSTER, Opc. Cit., p. 117
[159] FOSTER, Opc. Cit., p. 118
[160] FOSTER, Opc. Cit., p. 135
[161] Unos creían que solo los que habían pasado por el plan completo de Hechos 2:38 eran la iglesia y solo ellos se irían en el arrebatamiento, los otros creían que lo esencial era el bautismo del Espíritu Santo y que toda la gente ya fuera del nombre o no, si habían recibido esa experiencia se irían en el arrebatamiento.
[162] FOSTER, Opc. Cit., p. 149
[163] FOSTER, Opc. Cit., p. 151-152
[164] FOSTER, Opc. Cit., p. 153
[165] FOSTER, Opc. Cit., p. 155-156