En su libro: “Creación Versus Evolución: Consideraciones Científicas y Religiosas”, el Doctor en Ciencias Arlo Moehlenpah, presenta diez razones por las que debemos creer en la creación en vez de creer en la teoría de la evolución de las especies. Esta información es útil para todo aquel que desee hallar la verdad, y para los cristianos se convierte en un excelente material para consolidar en Dios y en su Palabra nuestro sistema de creencias. El presente artículo es una panorámica del libro del Dr. Moehlenpah [1] Este tema es muy importante. Jesús se refirió a Moisés (aquel que registró la creación en el libro del Génesis), cuando dijo:
«Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?» (Juan 5:46-47). En otras palabras, ¿cómo podrá una persona creer que Jesús es el camino, la verdad y la vida, si no puede creer en el relato de la creación? El cerebro de la gente ha sido lavado, para hacerles creer que la teoría de la evolución cuenta con el apoyo de pruebas científicas. En la mayoría de los consejos escolares y en los tribunales, se ha considerado el debate Creación Versus Evolución, como una cuestión entre Religión Contra Ciencia. Se ha argumentado que la creación no se debe enseñar en las escuelas públicas, ya que es religión, pero que la evolución puede ser enseñada porque es ciencia. Consideremos lo siguiente: 1. La teoría de la evolución no es ciencia
Es importante que sepamos qué es la ciencia y que seamos capaces de distinguir entre la ciencia y lo que es la falsamente llamada ciencia. Usted puede ver la definición de ciencia en varios diccionarios, y encontrará que las palabras claves son «observación», «experimentación», «verificable», «comprobable» y «repetible». En otras palabras, si no podemos observar, repetir, verificar o someter a experimentación, entonces no estamos hablando de ciencia. La teoría de la evolución de las especies nunca se ha observado, repetido o verificado por medio de algún experimento. Por lo tanto, la evolución no es científica. 2. La teoría de la evolución contradice las siguientes leyes científicas A. La ley de la biogénesis
La ley de la biogénesis declara que la vida sólo puede venir de otra vida. La vida no surge de objetos inanimados. Esto es lo que observamos y lo que enseña la Biblia en Génesis 1, donde las diversas formas de vida fueron creadas para reproducirse. Tal vez el problema más difícil que enfrentan los evolucionistas, es el de ser incompetentes para presentar sistemas auto-replicantes que puedan formar vida desde la no-vida. Nunca se ha observado,
repetido o verificado que alguna vida haya provenido de la no-vida, y por lo tanto esa idea no es científica. B. La ley de tipos o de clases
La ley de tipos o de clases, muestra que la vida se reproduce según su propia especie. La frase «según su especie», se utiliza por lo menos diez veces en el relato de la creación (Génesis 1:11, 12, 21, 24, 25). Esto se aplica a los reinos vegetal y animal. Específicamente se mencionan hierbas, árboles, peces, aves, bestias y reptiles. Lo que esto significa, es que los árboles de pera producen peras y no plátanos ni micos. Las vacas tienen terneros y los caballos engendran potros. En otras palabras, «lo semejante produce lo semejante.» La teoría de la evolución contradice la ley de clases, al decir que una clase de animal evoluciona hasta convertirse en otra clase. C. La segunda ley de la termodinámica
La segunda ley de la termodinámica, demuestra que los sistemas dejados en libertad, y al propio curso espontáneo de sus manifestaciones particulares, probabilística y aleatoriamente tienden hacia un estado de mayor desorden. Esto contradice la teoría de la evolución, la cual supone que desde una serie de trastornos ocurridos en el mundo, las partículas evolucionaron con el tiempo a una forma de vida ordenada. La segunda ley de la termodinámica, también contradice la idea de que una gran explosión o Big Bang, podría haber producido por sí sola un universo ordenado. Para que un modelo ordenado sea producido, debe haber un diseñador y energía. El orden del universo y la complejidad de los organismos vivos, confirma la obra de un Creador Divino. 3. La evolución de la vida es matemáticamente improbable
Una de las evidencias más fuertes de la creación especial, es la imposibilidad matemática de que los sistemas altamente complejos en el universo, puedan haber surgido por casualidad. Las probabilidades matemáticas se pueden calcular con precisión. Por ejemplo, la probabilidad de organizar de manera aleatoria tres cartas en una secuencia predeterminada, es de 1 en 6 (3 x 2 x 1). La probabilidad de organizar diez cartas en un orden predeterminado, es de 1 en 3.628.800, mientras que la posibilidad de organizar 100 cartas en un orden predeterminado es 1 en 10158. (10158 es un 1, seguido de 158 ceros). Así, a medida que aumenta la complejidad de lo esperado, es mucho más probable que el azar conduzca al desorden que a un sistema ordenado. Una célula viva es mucho más compleja que la organización ordenada de 100 cartas.
Se ha estimado que la probabilidad matemática de que los átomos espontáneamente formen una sola célula viva, es de 1 en 1040.000. Por lo tanto, matemáticamente es improbable que la vida se produzca por casualidad. Incluso, la probabilidad de que las células vivas más simples puedan formarse por el tiempo y el azar, es mucho menor que la probabilidad de que una explosión en una imprenta pueda producir un diccionario. Cada vez que uno ve cualquier complejidad real ordenada en la naturaleza, en particular la que se encuentra en los sistemas vivos, uno puede estar seguro de que esta complejidad fue diseñada y que no se dio por casualidad. Sin un Dios vivo para crear la vida, esta nunca podría haber llegado a existir, como lo demuestran sin lugar a dudas las probabilidades matemáticas. 4. El registro fósil no muestra evidencia de la evolución
Los fósiles son los restos endurecidos o rastros de plantas y animales en la corteza terrestre. Miles de millones de fósiles han sido descubiertos por todo el mundo. Para que una criatura adquiera la forma de un fósil, tiene que ser sepultada rápidamente a fin de que los carroñeros no puedan llegar hasta ella, y la sepultura debe ser lo suficientemente profunda para que la acción del oxigeno y de las bacterias queden excluidas. El diluvio universal descrito en la Biblia, ofrece la mejor explicación para esta rápida sepultura por los sedimentos. El registro fósil es una memoria de destrucción en masa, muerte y sepultura por la acción del agua con la acumulación de sus sedimentos.
El registro fósil no muestra una secuencia ininterrumpida de evoluciones graduales partiendo desde las simples partículas hasta llegar al hombre, tal como se propone por la teoría de la evolución de las especies. Simplemente, diferentes tipos de criaturas aparecen en las rocas sin ningún tipo de pruebas que demuestren una transición paso a paso entre ellas. La falta de formas transicionales en el registro fósil, trae una vergüenza real para todo aquel que crea en la teoría de la evolución. El registro fósil muestra que cada tipo es independiente, diferenciando muy bien a una especie de otra, y no da ninguna evidencia de evolución de una especie a otra. El registro fósil confirma
el relato bíblico de la creación. 5. No hubo primates-homínidos
Adán fue el primer hombre (I Corintios 15:45), y Eva fue la madre de todos los vivientes (Génesis 3:20). Adán fue hecho a la imagen de Dios y la imagen de Dios era Jesús. Prácticamente, cada historia evolutiva que anteriormente se enseñó en las escuelas, ahora se ha desmentido. Tal es el caso de las historias de «los hombres prehistóricos». Por ejemplo, » El Hombre de Nebraska», que fue presentado como la primera evidencia de los primeros hombres en el hemisferio occidental, cuyo registro fósil era un diente, que luego fue identificado como el diente de un cerdo salvaje. La evidencia fósil de «El Hombre de Piltdown», fue un cráneo roto y una mandíbula, de los cuales se comprobó posteriormente que no se correspondían el uno al otro (es decir que no pertenecían al mismo ser vivo). Dichos huesos fueron químicamente tratados para hacerlos parecer antiguos y los dientes fueron limados para
darles un aspecto desgastado ¡Todo se trató de una broma pesada!
Aunque se hayan gastado millones de dólares, todos los huesos que supuestamente vinculan al mono con el hombre, pueden ser colocados sobre una sola mesa. A partir de estos fragmentos de huesos o de dientes, no se puede determinar la forma de la nariz, de los ojos, de los labios o de las orejas, o la cantidad de pelo. Así que las reconstrucciones sobre «el origen del hombre», que comúnmente se presentan en libros y museos, se basan en muy poca evidencia y mucha imaginación, y todo se trata de trabajos artísticos en lugar de ciencia. Al asumir que la evolución es verdad, los artistas dibujaron y esculpieron las supuestas expresiones y características primitivas. Luego, ellos presentaron estas reconstrucciones, producto de su imaginación, como evidencia de la evolución. 6. Los fósiles de dinosaurios confirman nuestra fe en la Biblia
Los cementerios de dinosaurios hallados por todo el mundo, dan pruebas de un diluvio universal. Los restos dinosaurios hallados en Alaska, declaran que antes del diluvio existía en el mundo un clima cálido y uniforme. Además, los fósiles de dinosaurios dan crédito y confirmación de los dragones, de los gigantes y de los leviatanes mencionados en la Biblia. 7. Dios formó la tierra para ser habitada (Isaías 45:18)
La tierra, con todas sus características únicas, es el único planeta donde la vida ha sido encontrada. La inclinación de la tierra, la rotación, la traslación alrededor del sol, el aire, el agua y la vegetación, no son productos del tiempo y del azar. Sin esta inclinación, los enormes continentes de hielo y nieve no se acumularían en las regiones polares, convirtiendo a la mayor parte de la tierra en un seco desierto, que no sería capaz de sostener la vida. Si la tierra girara más lentamente, los días y las noches serían más largos y la vida se quemaría durante el día o se moriría de frío por la noche. Sin el aire y el agua, no puede haber vida de plantas o animales sobre la tierra.
La composición del aire es perfecta para la vida. Si la atmósfera fuera mucho más delgada, muchos de los millones de meteoritos que ahora se queman en la parte alta de la atmósfera, llegarían a la superficie de la tierra causando muerte, destrucción e incendios. Ningún otro planeta tiene agua. El agua tiene propiedades inusuales tales como su dilatación al congelarse, lo que impide que los lagos se congelen por completo, evitando la muerte de todos los peces. Así como una casa es diseñada para vivir en ella, la tierra no fue producida por el azar, sino que fue diseñada como un lugar para que la gente viva en ella. 8. Todo el universo muestra diseño y propósito
- sol suministra la luz del día y proporciona la energía para la continuidad de la vida sobre la tierra. La fuerza gravitacional de la luna sobre la tierra, causa las mareas regulares lo que limpia los litorales. «Los cielos cuentan la gloria de Dios» (Salmo 19:1). El cielo fue hecho para que la humanidad disfrutara de su belleza, pero la tierra fue hecha para ser habitada. La creación atestigua muy claramente acerca de su Creador, de modo que los incrédulos
no tienen excusa (Romanos 1:20). 9. El cuerpo humano da testimonio de nuestro Creador
Los evolucionistas no tienen ningún mecanismo para explicar cómo podrían haber evolucionado los sistemas o los órganos del cuerpo, como los ojos, los oídos y los pulmones. Dios diseñó los ojos para ver, los oídos para escuchar y los pulmones para respirar. Hay una gran diferencia entre «el 5% de un ojo» y «un 5% de visión”. Para que el ojo funcione, debe tener a todas sus partes complejas trabajando juntas. Un ojo parcialmente desarrollado sería completamente inútil. La cámara fotográfica siguió el modelo del ojo, y se ha llamado «un ojo hecho por el hombre» Si la cámara fotográfica fue diseñada, ¿no parece razonable creer también en que el ojo tuvo un diseñador? Cuanto más se estudia el cuerpo humano, más se aprecia la declaración de David, «Te alabaré, porque formidables, maravillosas son tus obras» (Salmo 139:14). Esto es cierto si uno estudia la célula humana, los órganos individuales, los diversos sistemas del cuerpo, o el cuerpo como un todo. 10. La creación y la evolución son puntos de vista religiosos
El problema no es de religión contra ciencia, sino de religión contra religión. Cualquier concepto con respecto a los orígenes (el génesis) no es científico, dado que los orígenes no fueron observados por los hombres y actualmente no se pueden observar, repetir o verificar. Los científicos sólo pueden hacer frente a la evidencia actual. La elección de aceptar la teoría de la evolución se convierte en una cuestión de fe, pues aceptar algo sin pruebas requiere de fe. Hebreos 11:1-3, dice: «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve… Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.» Los cristianos creemos que Dios creó el universo, la vida y el hombre, mientras que los evolucionistas creen que el universo, la vida y el hombre de alguna manera evolucionaron sin dirección sobrenatural. La evolución no puede ser probada o demostrada, sólo puede ser creída. Teniendo en cuenta la majestuosidad, la belleza y la complejidad de la tierra y el universo, es relativamente fácil creer en la creación.
Pero para creer que la materia muerta puede crear vida, y sin tener alguna evidencia absoluta, se requiere fe de otro orden. Algunos creen que un huevo cósmico de energía, explotó para formar los elementos químicos, las estrellas, las galaxias y finalmente a las personas. Algunos incluso tienen fe para creer que la vida fue plantada en la tierra por una civilización desconocida proveniente del espacio exterior. Dado que la evolución no puede ser observada, repetida o verificada, no es más científica ni menos religiosa que la creación. Una persona fue cuestionada: «¿Por qué usted no es un evolucionista?» Su respuesta fue: «No tengo la suficiente fe para creer que las partículas se dispusieron por azar en una forma tan ordenada que conllevara a la vida.» Notas: [1] Arlo Moehlenpah, es ingeniero químico y doctor en ciencias.
Ha enseñado en varios institutos bíblicos de la Iglesia Pentecostal Unida Internacional. Las referencias académicas no fueron incluidas en este artículo, pero dichas referencias pueden ser encontradas en el libro del Doctor Moehlenpah,“Creation versus Evolution: Scientific and Religious Considerations”, Doing Good Ministries, 217 Bayview Way, Chula Vista, CA, 91910. www.doinggood.org